Hemos estado todo el tiempo, y seguiremos estando con la digna lucha del SME.
Pero nunca estaremos a favor de ofrecer el voto de los electricistas al PRI -o de apoyar a la Gordillo- a cambio de sus favores.
Desde hace 2 años hemos apoyado la lucha de los trabajadores electricistas, porque es una lucha absolutamente justa; porque se les echó a la calle cerrando su fuente de trabajo (la Compañía de Luz y Fuerza), sobre la base de puras mentiras, afectando a la población en general con las altas tarifas, y buscando el beneficio de las grandes trasnacionales.
Hemos respaldado y seguiremos respaldando la resistencia incansable de más de 16 mil almas que, en dos años de crisis, de aumento de la pobreza y del militarismo en todo el país, se sostienen firmes pese a todo, sin empleo, sin ingresos, sin servicios médicos; permanentemente acosados por los medios masivos de comunicación; permanentemente amenazados, asediados por la represión; soportando ahora el injusto encarcelamiento de 12 trabajadores.
Hemos apoyado y seguiremos apoyando esta pelea, porque es parte de la lucha de nuestro pueblo contra los dueños del dinero. Pero no podemos dejar de señalar nuestro absoluto desacuerdo con una línea que, con la peregrina ilusión de ganar simpatías a la justa causa de los trabajadores por recuperar su empleo, su contrato y su sindicato, esté dispuesta a entregar su alma al diablo ofreciendo su apoyo a Enrique Peña Nieto, que entre otras muchas cosas, tiene manchadas las manos con la sangre del pueblo de San Salvador Atenco; y, sobre todo, que encarna la posibilidad del regreso del PRI al gobierno del país, a contrapelo de más de 70 años de luchas obreras, campesinas, indígenas, magisteriales, estudiantiles y populares en nuestro país.
La oferta de votos hecha a Enrique Peña Nieto durante el mitin del SME en el Palacio de Gobierno de Toluca el 5 de febrero pasado, por parte de un miembro del Comité Central, nos resultó sorprendente: "...Venimos a pedirle a este gobernador que ponga su postura, o es el PAN o son los trabajadores electricistas, y si es así contará con el apoyo de miles y miles de trabajadores electricistas, camaradas...”. Hay de hecho varias ocasiones en que se hicieron alusiones como ésta en aquél mitin a las puertas de las oficinas de Peña Nieto (http://www.youtube.com/watch?v=JqhKdhV9YEU). Y resulta preocupante la actitud general que ha sostenido a este respecto el Comité Central desde aquél entonces.
De igual manera, la carta de apoyo a Elba Esther Gordillo del 7 de julio, aparecida en la página electrónica del SME en la sección de "Comunicados Oficiales", (http://www.sme1914.org/2011/07/07/boletin-de-prensa-huelga-nacional-contra-la-reforma-laboral-sme/), y que a la letra dice: “El Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), condena las agresiones orquestadas por el gobierno federal, a través del ex director del ISSSTE, Miguel Ángel Yunes Linares, en contra de la presidenta del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo Morales... Nuestra organización se solidariza por ello con la profesora Gordillo...” nos dejó también atónitos. ¿A qué le sabría a los electricistas rebeldes si un día la CNTE, “por táctica”, publicara un comunicado de apoyo al traidor Alejandro Muñoz? Debe reflexionarse lo que este comunicado del SME, en apoyo a Gordillo, significa para los movimientos populares, y en particular para los miles y miles de maestros de la CNTE del país.
¿De qué se trata? ¿No importan los principios y convicciones? ¿No importa que nos coloquemos del lado de los opresores-represores y le demos la espalda a la lucha de años y años de nuestro pueblo -y a nuestra propia historia-, a cambio de que "nos apoyen" ellos a nosotros? ¿El fin justifica los medios?
Queremos expresar con franqueza nuestro desacuerdo con esta línea, compañeros electricistas. Se los decimos desde la misma trinchera, con un sentimiento de que cuidar al SME como organización rebelde y democrática es obligación de todo el movimiento social; con la preocupación de que no ocurra que, por la desesperación, el SME acabe cargando sobre sus espaldas la mancha de haber puesto su grano de arena en el regreso del PRI al gobierno del país, cosa que sería imperdonable para quienes ofrendaron todo su esfuerzo, su libertad y su vida en las luchas de todos estos años, y para quienes a futuro tuvieran que llevar la carga de sacar de nueva cuenta del poder a esta banda de hampones que podría haberse contribuido a encumbrar.
Por supuesto, pensamos que debe cuidarse al máximo la unidad (tanto la interna, como la del movimiento con el sindicato). Estamos convencidos de que se deben cerrar filas cada vez que el gobierno trate de meter cizaña. No hay que perder de vista que el SME se encuentra en una situación sumamente difícil (por más que una y otra vez el Comité Central repita que "ahora sí, camaradas, ya estamos a punto de ganar"(sic)). Se está en medio de una verdadera guerra, y la división le vendría de perlas al gobierno. Es mejor partir de que los errores son resultado de la desesperación por no ver salidas al conflicto, que imaginar traiciones o acuerdos oscuros. Pero ante cuestiones de este calibre, es importante que, discutiendo como compañeros, todo el movimiento exprese abiertamente sus críticas para ayudar a enderezar el rumbo, pues no hacerlo podría tener un costo mucho mayor a futuro.
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