China conmemora el 88º aniversario de la resistencia de toda la nación contra la agresión japonesa (Global Times)

China conmemora el 88º aniversario de la resistencia de toda la nación contra la agresión japonesa (Global Times) Por los periodistas de GT ...

¿Otra vez cuotas en la UNAM?



Del 20 de abril de 1999 al 6 de febrero de 2000, el movimiento estudiantil desarrolló en la UNAM una huelga para defender la gratuidad de la educación superior. La lucha no terminó ese día en que el gobierno de Ernesto Zedillo y el entonces rector Juan Ramón de la Fuente, rompieron la huelga con la fuerza militar y detuvieron a casi 1000 estudiantes, la mayoría de los cuales se encontraban en una asamblea plenaria de su Consejo General de Huelga (CGH) y en las guardias de las escuelas y facultades de Ciudad Universitaria. La batalla continuó en los días y meses posteriores hasta lograr la libertad de todos los presos políticos y la derrota total de la política que pretendía reducir la Universidad Nacional a una pequeña escuelita de paga, exclusiva para aquellos que cuenten con recursos para financiar sus estudios.
Aquella lucha estuvo marcada de principio a fin por la decisión de miles de estudiantes de bajos recursos de poner en juego todo, incluso la libertad o la vida, por defender la posibilidad de estudiar de los que venían atrás, en las generaciones posteriores. No pelearon por un beneficio para ellos mismos; defendieron el derecho a la educación de los que menos tienen y la concepción de que la universidad pública debe ser un instrumento para hacer más capaces a todos los jóvenes, y no sólo a los que puedan pagar por ello.
Hoy que asistimos al 16 aniversario de la histórica batalla del CGH, nos encontramos con la evidencia de que las autoridades han logrado fuertes avances en una nueva intentona por tratar de imponer la misma política que aquella huelga derrotó. Pero esta vez están siguiendo una estrategia diferente. En lugar de imponer una modificación al reglamento general de pagos que afecte a los estudiantes de todas las escuelas y facultades al mismo tiempo y de un solo golpe, ahora han ido imponiendo cobros ilegales en aquellos centros de estudio en los que la correlación de fuerzas se los ha permitido.
En algunas prepas cobran uniformes deportivos y credenciales, en varias facultades cobran el recursamiento de materias y todo tipo de trámites, en otras se han atrevido a cobrar incluso el uso de salones de cómputo y de laboratorios. Uno de los casos más alarmantes es el de los ilegales cobros en el posgrado de la UNAM.

¿Qué está pasando en el posgrado de la UNAM?

La asamblea general de posgrado, que surgió en la lucha por la presentación con vida de los 43 estudiantes de Ayotzinapa y la expulsión de Peña Nieto de la presidencia, empezó a recibir denuncias sobre fuertes cobros de inscripción en varios posgrados. Esto dio lugar a que se iniciara una investigación que permitió descubrir una situación alarmante.
En la información que se resume en el recuadro anexo, se muestra la enorme desigualdad que priva en las cuotas de inscripción a los diversos programas de posgrado, que van desde $100 hasta $6000 semestrales. Esta desigualdad es inexplicable. Hay posgrados en los que la cuota es simbólica a pesar de que los alumnos hacen uso de aparatos con tecnología de punta, como el posgrado de física. Hay posgrados como el de odontología en los que se cobran fuertes cuotas de inscripción a pesar de que todo el material que se usa se lo cobran a los pacientes. Hay otros en donde no se requiere ni material, ni tecnología de punta, como el de Trabajo Social o el de Derecho, en los que las cuotas de inscripción se cuentan por miles.
Incluso existen posgrados en los que se han fijado cuotas de inscripción en dólares para los estudiantes extranjeros, como si esperaran recibir a los egresados de Stanford, Yale o Cambridge.  Quienes vienen a estudiar a nuestra UNAM son fundamentalmente latinoamericanos de Centro y Sudamérica, a quienes los estudiantes mexicanos recibimos con los brazos abiertos.
Cada coordinador de un programa de posgrado, actúa como un señor feudal, imponiendo arbitrariamente cobros por los conceptos que se le ocurran y sin rendir cuentas a nadie. El rector Narro, quien a una pregunta de la prensa sobre estos cobros respondió que iba a investigar, ha permitido que en el posgrado de la UNAM proliferen “cajas chicas” donde las autoridades cobran y gastan con total impunidad y descontrol, al amparo de la opacidad y la permisividad. Por suerte, aún cuando está tácitamente permitido por rectoría, no todos los coordinadores caen en la tentación de lucrar con los posgrados que dirigen.
Pero más allá de lo absurdo de las cuotas diferenciadas y de la absoluta carencia de fundamento para ello, el problema principal es que todas las cuotas de inscripción son ilegales. La huelga de 99-2000 ganó que permaneciera vigente el reglamento de pagos de 1966 que establece cuotas de 150 y 200 viejos pesos, es decir, 15 y 20 centavos actuales y de ningún modo faculta a los funcionarios del posgrado a establcer cuotas a placer.
Los estudiantes del posgrado encontraron también que en algunos programas se les cobra a los estudiantes el examen de admisión o los cursos propedéticos (en montos que varían de los 500 a  los 9000 pesos). Tanto los examenes como los cursos se llevan a cabo por la UNAM en instalaciones de la UNAM, así que tampoco se fundamentan este tipo de cobros.
¿Qué se hace con esas cuotas? Nos pueden decir lo que quieran, lo que se les ocurra inventar en el momento, porque como esos ingresos no están regulados, lo que se haga con ellos es absolutamente obscuro y nadie tiene forma de corroborarlo. Esto parece depender del coordinador en turno de cada programa de posgrado. Ha llegado información incluso de que no todos estos pagos ilegales se hacen en cajas de la UNAM o de bancos contratados por esta institución, algunos estudiantes han debido ir a pagar a cubículos de instalaciones universitarias.
Pero aunque realmente se usaran para mejorar las condiciones de estudio de los alumnos, aquí el problema es la defensa de la gratuidad. Cuando era candidato a la rectoría de la UNAM, José Narro declaró: “La universidad es irrenunciablemente gratuita”, y calificó de “ideas trasnochadas” las propuestas relativas a aumentar las cuotas en esta casa de estudios. En castellano, gratuidad significa no cobrar, gratuidad significa que los gastos se cubren con el presupuesto de la UNAM, gratuidad significa que ningún estudiante deba sacar de su bolsillo ni un centavo para pagar la educación que recibe.

¿Por qué debemos responder todos a esta agresión?

Lo que hoy está en riesgo es la gratuidad que ganaron los estudiantes del 99-2000.  El hecho de que, por ahora, no en todas las escuelas y facultades se estén haciendo cobros de miles de pesos, no hace ninguna diferencia. Es la misma política que enfrentó el CGH.
Seguramente volveremos a oír las cantaletas de siempre:
a) La Universidad cuesta y no es posible que los estudiantes tengan todo gratis.
b) Lo que cuestan los estudios es mucho mayor a las cuotas que se cobran.
c) Si se cobran cuotas, será posible mejorar las instalaciones, dar becas, etcétera.
Volveremos a responder como lo hicieron los cegeacheros:
a) No estamos diciendo que los estudios no representen un costo, lo que estamos diciendo es que en las universidades públicas, es el Estado quien debe pagar lo que valen los estudios de la población, como lo establece la fracción cuarta del artículo tercero constitucional: “Toda la educación que el estado imparta, será gratuita”.
 b) La imposición de cuotas no puede empezar tratando de cobrar todo el costo de los estudios que realizamos, es cierto, pero hacia allá irán las cosas si permitimos que esto siga avanzando. La tendencia es hacer pagar a las familias de los estudiantes el costo íntegro de la educación que se recibe, excluyendo a todos aquellos que no puedan pagarlo.
c) Cada centavo que las autoridades consigan de los bolsillos de los estudiantes, será un centavo que el Estado se ahorre del presupuesto público de la UNAM. Un centavo que nosotros paguemos será un centavo que irá a parar a otro lado, a donde Peña Nieto decida, y no a mejorar las condiciones de estudio en nuestra universidad. Por lo demás, los cobros que se realizan en el posgrado no son parte del presupuesto que la UNAM ejerce como “recursos autogenerados”, sino que se queda a disposición de las autoridades de cada posgrado, sin que sea claro hasta ahora en qué lo gastan.
El riesgo es grande y más nos vale enfrentar esta situación ahora. No esperemos a que avancen estas medidas que le cierran las puertas de la educación superior a un segmento de la población: los que menos tienen. Cerremos filas con los estudiantes de posgrado en la defensa de la gratuidad.
Asiste al diálogo público el miércoles 29 de abril a las 12 horas en el auditorio de la Unidad de Posgrado (casi sobre insurgentes, a un lado del hospital de pediatría).

Los brigadistas.
Abril de 2015.


Hasta siempre compañero Ascencio Flores ¡Tocuila NO se vende!

El día de hoy falleció en Tocuila uno de nuestros viejos guardianes de la Tierra: Ascencio Flores.
"Los exhorto a que alcemos la voz, a que no nos quedemos callados. Mi condición física no me ayuda, pero no importa, estoy con mi Pueblo porque no soy traidor" (Ascencio Flores, Tocuila, 8 de noviembre de 2014)

Don Chencho: 

Tu ejemplo y tu voz seguirán guiando el camino de la resistencia porque como tú nos lo dices: La Tierra no es para hacerse ricos, pero si nos da de comer y sirve para darle educación a nuestros hijos.

En el video a continuación se presenta la participación de Don Chencho en el Foro informativo sobre las afectaciones del Proyecto de nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México realizado en Tocuila, el 8 de noviembre de 2014.


¡Don Chencho VIVE VIVE! ¡La lucha SIGUE, SIGUE!

¡La decisión está tomada, el aeropuerto a la chingada!

¡LA TIERRA NO SE VENDE, SE AMA Y SE DEFIENDE!



Los precios del petróleo y el recorte presupuestal de Peña Nieto





Los precios del petróleo y el recorte presupuestal de Peña Nieto

¿Por qué han caído los precios del petróleo en el mundo?
En los últimos meses, hemos presenciado una disminución significativa en los precios internacionales del petróleo. De situarse arriba de 100 dólares, el barril llegó a un precio por debajo de los 40 dólares en el mes de enero del 2015, como resultado de una estrategia emprendida por Estados Unidos para golpear económicamente a países con los que se encuentra en franca confrontación, y que reciben importantes recursos de las exportaciones de hidrocarburos. Rusia, Irán y Venezuela son ejemplos de ello.
Arabia Saudita, uno de los principales miembros de la OPEP, y el mayor exportador de crudo a nivel mundial, decidió mantener su nivel de extracción petrolera, a pesar de que eso implica una sobreproducción, pues la demanda de este energético va a la baja a raíz de la crisis económica que azota al mundo. Esta política, evidentemente acordada con Obama, provoca la caída de los precios del crudo, afectando a todos los países exportadores de hidrocarburos, entre los que se encuentra México.
En este contexto internacional, algunos presidentes de países afectados denunciaron esta estrategia de estrangulamiento económico y buscaron (sin éxito) una coordinación mínima para reducir la producción y empujar el precio del barril hacia arriba. Entre ellos, están Maduro de Venezuela, Putin de Rusia y Correa de Ecuador
Peña Nieto no se atrevió a emitir la menor condena a la actuación de Estados Unidos y Arabia Saudita, ni aceptó coordinarse con los otros países productores, mostrando una total y vergonzosa sumisión al imperialismo norteamericano, y aceptando sin más ni menos la disminución de ingresos que conlleva esta situación.
El gobierno mexicano se ha limitado a repetir que la reforma energética entreguista que aprobó a todo vapor el año pasado,  coloca al país en mejores condiciones para enfrentar la situación actual, pero lo real es ya se escuchan voces pidiendo bajarle más y más a las escasas limitaciones establecidas para los inversionistas extranjeros en esa reforma, porque temen que un negocio tan deprimido no atraiga a los capitales que ellos esperaban.
El secretario de hacienda, Luis Videgaray, pasó de asegurar que las finanzas nacionales estaban protegidas por los seguros contratados para situaciones como la que hoy priva en los precios del petróleo, a anunciar un primer recorte del gasto público de este año, supuestamente preventivo, dejando muy claro que esta medida no excluye la posibilidad de nuevos recortes posteriores. Es decir, que después de las elecciones de julio, seguramente vendrán nuevas reducciones presupuestales, muy posiblemente más drásticas que las actuales.
¿De cuánto es el recorte y a quién afecta?
El viernes 30 de enero, Videgaray anunció un recorte al presupuesto de la federación de 124 mil 300 millones de pesos, equivalente al 0.7% del PIB. Además de afirmar que esta reducción presupuestal es la única vía para hacer frente a los “desequilibrios externos”, los funcionarios aseguran que fueron muy cuidadosos al momento de ver en qué rubros aplicar la disminución de ingresos para no afectar demasiado al pueblo de México.
Sin embargo, el mero anuncio del recorte provocó que algunas de las casas medidoras de riesgo, como Moody´s, rebajaran las expectativas de crecimiento de nuestro país, de un de por sí raquítico 3.3%, a un 2.5%. Unos días después, el Banco de México hizo pública una disminución similar en su proyección del crecimiento del PIB nacional. ¿Qué significa esto? Que en el año 2015 habrá menos generación de riqueza, es decir, menos empleos, y que los salarios continuarán perdiendo poder adquisitivo, lo que repercutirá en una fuerte disminución de la compra y venta de bienes de consumo.
Aun cuando Videgaray afirma que la reducción en la inversión productiva, que afecta la situación económica del país, es sólo de  18.1 mil millones de pesos, lo real es que el recorte anunciado nos afecta de muchas más maneras de las que el gobierno reconoce.
El presupuesto de PEMEX se redujo en 62 mil millones de pesos, y ya se anuncia que esta empresa dejará de pagar obligaciones contraídas con otras empresas nacionales y suspenderá proyectos ya calendarizados. Así que además de los empleados de la descapitalizada paraestatal petrolera que serán despedidos a causa de este recorte, también perderán su empleo una cantidad aún indefinida de trabajadores de las empresas que tienen contratos con PEMEX.
Hay que agregar a esta situación que los defensores de la reforma petrolera argumentaban, entre muchas otras falacias, que PEMEX se convertiría en una empresa altamente productiva al competir “en igualdad de condiciones”  con otras empresas petroleras mundiales. Lo real es que la situación actual convierte a PEMEX en una presa aún más fácil de digerir por los grandes consorcios petroleros internacionales, pues no cuenta con recursos para ninguna clase de competencia y la disminución de los precios del barril hace que sus activos pierdan valor cada día.
De esta manera, los grandes consorcios petroleros que logren sortear la situación actual de los precios del crudo, podrán adquirir los bienes nacionales en ese campo a precios irrisorios, y dentro de algunos años, cuando los precios vuelvan a subir, multiplicarán la riqueza de sus dueños a costa de todos nosotros. ¡Vaya negocio que han armado Peña Nieto y sus secuaces!


El panorama no es diferente para CFE. Videgaray le quitó a  esta empresa 10 mil millones de pesos de cara a la licitación de 12 proyectos para que empresas extranjeras desarrollen infraestructura eléctrica y de transportación de gas natural. Hay una agravante: buena parte del dinero recortado provendrá de los subsidios que se le asignaban a la electricidad, encareciéndola aún más, perjudicando directamente en el bolsillo del pueblo.
Los 52 mil millones de pesos restantes saldrán de las demás dependencias y entidades del gobierno,  afectando, de manera especial, a aquellas que tienen que ver con la educación, la  salud pública, apoyos al campo, el agua, el transporte y la investigación.
A la educación le recortan 7 mil 800 millones de pesos. ¡Como si en este país no existieran más de siete millones de jóvenes que ni estudian ni trabajan; como si sobraran profesores, aulas y demás condiciones para educar; como si no hubiera miles de rechazados cada año en el nivel medio superior y superior!
¡Como si el campo mexicano estuviera en condiciones de garantizar la soberanía alimentaria en lugar de obligar a miles y miles de campesinos a abandonar sus tierras y a sus familias para emigrar a Estados Unidos o a sembrar para el narcotráfico, se recortan 7 mil 188 millones de pesos en programas destinados al campo! ¡Como si en este país sobraran médicos y enfermeras para garantizar el derecho de todos a un servicio digno de salud pública, le quitan 3 mil 339 millones de pesos al IMSS y mil 500 millones al ISSSTE!
Al CONACyT le quitan 900 millones y a CONAGUA 6 mil 400 millones de pesos.
¡A la clase política y a los de arriba no se les toca ni un pelo!
Pasan tijera a servicios necesarios para la población, pero en cambio no se toca el dinero destinado al gasto electoral y a los partidos políticos, mismo que este año asciende a 37 mil millones de pesos.
Los exorbitantes sueldos de los políticos se mantienen intactos. Enrique Peña Nieto, no sufrirá una disminución en los 204 mil mensuales que gana, sin contar las casas que le regalan los empresarios beneficiados con sus proyectos, la caja chica de todo presidente y todas las prestaciones de las que goza. No será recortado un centavo de los cientos de miles de pesos mensuales que gana cada uno de los magistrados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, los jueces del Tribunal Electoral o los consejeros del INE. No se tocará ni una sola prestación y ni los lujos de los 500 diputados y senadores que legislan siempre en contra del pueblo.
Los que tienen pactos con los narcotraficantes, los que cuentan con abultadas cuentas secretas en paraísos fiscales como Luis Téllez o Hank Rhon, los de las lujosas y numerosas propiedades en Estados Unidos como los Murat; los que usan dinero público para crear redes de prostitución, como  Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre,  ex líder del PRI en el DF; los que se compran relojes de más de 6 mil dólares, como el comisionado para Michoacán o el dirigente nacional del PRI; toda esta bola de rufianes vividores nos piden ahora un sacrifico mayor y llaman a cerrar filas con el gobierno de Peña Nieto para enfrentar la difícil situación económica que se avecina.
Junto al recorte, también se anunció la cancelación de un par de planes ferroviarios, pero al proyecto del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México no le restan ni un centavo. Este aeropuerto es una obra innecesaria, ostentosa e insultante para la inmensa mayoría de los mexicanos, en la que el gobierno invertirá cuando menos 169 mil millones de pesos. Bastaría con cancelar el aeropuerto para evitar prácticamente todo el recorte presupuestal; pero el gobierno no soltará fácilmente ese negocio que además de ser muy redituable para unos cuantos, le permite cobrar revancha contra los habitantes de Atenco.  
La compra del avión presidencial y la remodelación del hangar de Peña Nieta adjudicada al Grupo Higa  ̶ el mismo de las casas de la Gaviota y Videgaray  ̶  costarán 7 mil 645 millones de pesos. Bastaría este dinero para no disminuir un solo peso al sector educativo. Pero no será así porque esta política económica se diseñó para no perjudicar a los dueños del dinero. Las reiteradas declaraciones de que no se subirán los impuestos, son para que los grandes empresarios sepan que el gobierno no les pasará la factura a ellos, que pueden seguir generando ganancias; que pueden seguir utilizando a la banca internacional para resguardar sus millones de dólares de cualquier pago de impuestos, con la ayuda de banqueros como los ingleses de HSBC  ̶ cuya red de evasión de impuestos a través de cuentas en Suiza acaba de ser evidenciada a nivel mundial ̶ .
Tenemos que hacerlos retroceder
La convulsión económica que dio origen al recorte presupuestal, dista de mejorar en el mediano plazo. De hecho, a finales de este año vence el seguro petrolero, que garantiza un precio de la mezcla mexicana de 79 dólares por barril. Otro elemento que agudizará la crisis es la deuda interna y externa que se encuentra en el punto más alto desde el año 1990. Tan solo en los dos años de Peña como presidente, la deuda ha crecido en más de un billón y medio de pesos (es decir, 1.5 millones de millones de pesos),  lo que significa un incremento de dos mil millones de pesos diarios. Es claro que el gobierno recurrirá a otros ajustes más duros en contra del pueblo, y que no se detendrá hasta que nosotros le pongamos un alto.
Tenemos ante nuestros ojos el abismo económico al que nos han arrastrado las políticas neoliberales, enaltecidas y profundizadas por Peña desde que llegó al poder. La decisión de   evitar la caída que esta situación nos depara, es nuestra.
Los Brigadistas,  UNAM
febrero de 2015
FB: UNAM Pública, Gratuita y en Rebeldía
Twitter: @cghUNAM
unamenrebeldia.blogspot.mx

El caso Ayotzinapa y la transformación profunda que necesitamos


El caso Ayotzinapa y la transformación profunda que necesitamos


El clamor ha ido creciendo, Ayotzinapa representa la gota que derramó el vaso de tantas injusticias, de tantos atropellos, de tanto descontento acumulado. 

Queremos que desapariciones, asesinatos, secuestros, violaciones y extorsión, no vuelvan a ocurrir jamás, queremos un país donde todos tengamos garantizado el derecho a la vida que nos han arrebatado. Y para conseguirlo, no basta con cambios de forma, con pequeñas reformas; requerimos necesariamente de una transformación profunda del país. 

Estar conscientes de ello es muy importante, para ir avanzando y construyendo un movimiento que logre llegar a las raíces de la terrible situación actual, impuesta por las mafias al servicio de los dueños del dinero, sean éstos grandes empresarios o grandes capos. En México, el poder político es indistinguible del poder del narco, y tanto unos como los otros despojan a nuestro pueblo y siembran el terror.

1. El Estado criminal y la imposibilidad de limpiarlo.

El pueblo de México ha sufrido un colapso social, que ha permitido que varios de los territorios que antes fueron de gran producción industrial en el norte del país, hoy sean territorios gobernados por el hampa o pueblos fantasmas por el abandono de los pobladores que se han visto obligados a emigrar. Lugares de gran producción agrícola como Michoacán, el Estado de México y Guerrero, hoy están atormentados por la narcoviolencia, donde la población vive con miedo, los jornaleros se han visto obligados a trabajar para los cárteles de la droga, los maestros y empleados son despojados de sus salarios, y los comerciantes y productores son extorsionados.  

La violencia que actualmente vivimos, y que se ha vuelto un suceso cotidiano, involucra a todo el aparato estatal: jueces que liberan a los delincuentes y les proporcionan amparos; policías al servicio de los dueños de las plazas; militares que asesinan extrajudicialmente a civiles como en Tlatlaya; marinos y soldados que siembran el terror entre la población que se supone que protegen, con violaciones, vejaciones o la muerte; procuradurías de justicia que nunca encuentran a los narcos que deben detener, que no tienen la menor respuesta ante los familiares de los desaparecidos y reciben todo tipo de moches para proteger a quien puede comprar su impunidad; partidos cuyas campañas son financiadas por los narcos y junto con el dinero que éstos les dan, reciben las órdenes que deben cumplir al llegar al poder; empresarios que aumentan su capital a gran velocidad invirtiendo en narconegocios; banqueros que lavan dinero, a los que no les importa pagar multas por ello, porque el lavado es un negocio muy redituable, y que jamás son investigados ni detenidos; gobernantes que intercambian favores con los narcos, cuando no están descaradamente a su servicio; y un largo etcétera.

Son varios los factores que han conducido a esta situación. Entre ellos podemos mencionar nuestra situación geográfica, a un lado del mercado de drogas más grande del mundo, así como la corrupción e impunidad que privan en el sistema político nacional. Pero es indudable que esta situación está estrechamente vinculada, también, a la situación impuesta por el neoliberalismo y la actual crisis general del sistema capitalista.

La pobreza, el arrebato de las pensiones y jubilaciones, la desaparición de muchos derechos laborales de los trabajadores y el colapso de los sistemas de salud pública, han dejado a la población completamente desprotegida y han contribuido al individualismo y la división entre los de abajo, conduciendo a una situación en la que cada quien se rasca con sus propias uñas, como puede. 

La enorme falta de oportunidades de estudio para los jóvenes, así como el desempleo, el subempleo y los pésimos salarios y condiciones laborales de los escasos empleos formales, dejan a millones de jóvenes sin escuela y sin trabajo, a merced de los sicarios.
El abandono del campo mexicano para importar más del 60% de los alimentos que se consumen en el país, favoreciendo a los grandes productores de alimentos de Estados Unidos y otros países, dejan a multitud de los campesinos en condiciones tan precarias, que resultan fácil presa del crimen organizado. Es sabido que muchos productores agrícolas mexicanos, que antes sembraban limón, aguacate, jitomate, maíz, hoy siembran marihuana o amapola, amenazados y hostigados, pero ganando más de lo que obtenían antes.

En resumen, cerrarle a las familias, a los jóvenes e incluso a los niños, toda posibilidad de una vida digna, es sin duda la mejor forma de fortalecer el poder de los narcos. 

Lo que vivimos es la expresión más cruda y más violenta del sistema económico vigente. Tras 30 años de rapiña neoliberal, multitud de capitales experimentan dificultades para la reproducción y la acumulación desenfrenada, a la que son adictos. La economía criminal, ha sido un espacio ad hoc para el incremento de las ganancias de esos capitales y, al mismo tiempo, ha ido involucrando a cada vez más mexicanos, como resultado de la presión y las amenazas violentas o bien como resultado de no tener otra alternativa.

Es necesario cambiar esta situación y no vemos una alternativa en esperar hasta el 2018 para votar en las elecciones por el menos malo. La tarea es construir un país donde el dinero no sea el Dios al que todos veneran, donde no se pueda pagar por delinquir, donde la vida sea más importante que el poder, donde no sea común el robo, la corrupción, el asesinato, el secuestro y la impunidad de los delincuentes.

Para ello, debemos acudir a la mayor unidad del pueblo de México y profundizar la conciencia sobre la necesidad de no esperar que las soluciones vengan desde el propio Estado.

2. Fue el Estado (y su ejército)

El crimen perpetrado en Ayotzinapa los muestra al desnudo. La versión de la PGR sobre el caso se ha ido derrumbando. Según ellos, los estudiantes fueron capturados por la policía de Iguala, quien los entregó al narco bajo órdenes de los Abarca, y el narco trasladó a los jóvenes a un basurero de Cocula donde los asesinó e incineró. Sobre esta versión se han dado muchas objeciones, incluyendo a científicos universitarios, que aseguran que “la hipótesis de que fueron quemados en el basurero de Cocula no tiene ningún sustento en hechos físicos o químicos naturales”. Los propios peritos argentinos que ayudan en la investigación han dicho que ellos pueden confirmar que los restos que les dio el gobierno sí corresponden con el estudiante Alexander Mora, pero que no les consta que esos restos hayan sido levantados donde la PGR dice, desmarcándose de la versión oficial.

El procurador Murillo Karam, afirma que el ejército estaba acuartelado mientras los estudiantes de la normal rural eran emboscados, y que las fuerzas de seguridad federales “no participaron” en los hechos, pero hay evidencia que demuestra lo contrario: El periódico El Sur de Guerrero publicó que la noche de la desaparición forzada, el 27 batallón de infantería tenía “cercada” la ciudad de Iguala. Videos presentados por un equipo de periodistas independientes de la Universidad de Berkeley en California, junto con la Revista Proceso, muestran a elementos de la policía federal disparando contra los normalistas la noche que se les vió por última vez. Al menos 10 declaraciones ministeriales de la investigación del caso Ayotzinapa, afirman que el ejército mexicano sí participó activamente en el ataque y desaparición de los 43 (Aristegui Noticias). El padre de uno de los normalistas desaparecido, asegura que el último punto donde se registró señal del celular de su hijo, fue en el 27 batallón de infantería del ejército (RT noticias y Revista Sin Embargo). Todo ello está documentado y se ha hecho público en diferentes medios. Cada vez pueden ocultarlo menos, cada vez salen más denuncias y testimonios, cada vez más cuarteles militares son señalados, particularmente el de la ciudad de Iguala, por lo que parece un hecho: el ejército y las fuerzas federales de seguridad están directamente implicados en la brutalidad cometida contra los estudiantes normalistas.

3. Cambiar poco significa volver a lo mismo, y no cambiar nada.

El gobierno ha tratado por todos los medios de ocultar la podredumbre de la que hablamos antes, insistiendo en que el crimen del 26 de septiembre es responsabilidad exclusiva de un presidente municipal corrupto, de un puñado de policías de Iguala y Cocula, vendidos al cártel de los Guerreros Unidos. Así que una vez detenidos el presidente municipal, los policías y algunos de los integrantes del cártel mencionado, el asunto está resuelto, y debemos superarlo para seguir con nuestras vidas.

Pero no se puede tapar el sol con un dedo.  La que está podrida es la estructura, y eso nos plantea un reto gigantesco. Si lo único que logramos con el movimiento actual es el encarcelamiento de un puñado de miserables, el cambio de un gobernador y tal vez de algunos otros funcionarios, recursos para las normales rurales y algún otro cambio cosmético, es seguro que Ayotzinapa volverá a repetirse, porque la estructura que permitió que la masacre sucediera, continuaría intacta.

El pueblo y los estudiantes movilizados en las calles, hemos rechazado las ridículas explicaciones del gobierno de Peña Nieto sobre lo ocurrido en Iguala el 26 y 27 de septiembre, y en las marchas, mítines, foros y reuniones de diversos sectores, realizados en México y en muchas ciudades del mundo, se sigue exigiendo justicia.

Los de arriba le apuestan al desgaste y el olvido de los de abajo, pero ese olvido no llega por todo lo que Ayotzinapa representa para quienes hemos levantado la voz.

Si logramos que el movimiento siga creciendo, es de suponer que el gobierno tendrá que ceder un poco más para intentar calmar las aguas, siempre buscando pagar el menor costo político. Sin duda, estaría dispuesto a hacer lo que fuera necesario para lograr mantener intacta la criminal estructura de poder actual. Peña Nieto puede remover a piezas de su tablero, cambiar a algunos funcionarios e incluso, puede detener a algunos de los narcos más visibles. Todo ello representaría pasos adelante del movimiento y, en ese sentido, triunfos parciales.   

Pero ¿qué cambios significarían una transformación real de la situación actual en nuestro país? No se trata de echar a volar la imaginación, sino de entender la situación del movimiento y partir de ella para avanzar. Hay una consigna que crece y se expande por todo el país, que agrupa a diversos sectores de la población, que unifica muchas luchas actuales y anteriores, que se grita con firmeza en cada vez más plazas de México y del mundo: ¡fuera Peña Nieto! Que esa consigna se vaya convirtiendo en una demanda, en la exigencia del movimiento, significaría un salto cualitativo en la consciencia de los distintos sectores movilizados. Asumirla torna real  la posibilidad de un mayor agrupamiento. Levantarla representa una mayor disposición de lucha.

Quienes dicen que “si se va Peña, puede venir un presidente igual o peor”, no ven la dimensión de lo que significaría, en el terreno de la correlación de fuerzas, un suceso de esa envergadura. Lo importante de la consigna, es que abre la puerta a una sacudida del aparato político de enormes dimensiones. Si logramos tumbar al presidente, la correlación de fuerzas puede cambiar considerablemente en favor de las fuerzas populares, lo que hace muy difícil a los de arriba imponer a otro presidente igual o peor que Peña. Todo lo que tendríamos es terreno por ganar, construir poder del pueblo, arraigar las asambleas y las discusiones colectivas, amarrar lazos de solidaridad entre el pueblo para impedir que sigan gobernando los saqueadores y asesinos, para avanzar hasta modificar la estructura política y económica de poder vigente; hasta asegurarnos que no vuelva a gobernar ni un neoliberal más, ni un político coludido con el narco más.

4. El reto es grande, pero asumirlo es imprescindible.

Sabemos que un cambio profundo y real, por más que lo deseemos, no se logra por decreto de un día para otro, ni en unos meses. Hoy, cuando mucha gente sale a las calles, indignada por la desaparición de los normalistas, debemos avanzar lo más posible, sentando las bases para que ese cambio se empiece a producir, haciendo todo lo que podamos para que su avance no se detenga. La voluntad de luchar y construir el anhelado cambio requiere la unidad de amplios sectores de la población, se trata de lograr unir millones de voluntades en la misma dirección.

Claro que el reto es muy grande, pero es realizable, ahí tenemos muchos ejemplos, de pueblos hartos que decidieron cambiar su país y construir un futuro mejor para sus hijos. Bolivia, Ecuador, Argentina, son ejemplos claros de pueblos decididos a luchar, que tumbaron presidentes con base en la movilización social, y hoy tienen mejores condiciones sociales, más derechos, más protección, más seguridad, insertos en mayor o menor medida en un proceso de cambios y de rechazo al modelo neoliberal en el que México va mucho más atrás, siendo un país amarrado a los designios del imperialismo, donde los políticos que han gobernado desde hace décadas son fieles empleados de los intereses del gran capital transnacional, principalmente de Estados Unidos.

Unidos, organizados, discutiendo y luchando, sí podremos avanzar. Usando la inteligencia y la imaginación, en lugar de la desesperación y el individualismo; respetando los acuerdos colectivos, avanzando con paso firme, respetando nuestras instancias de decisión, con acciones de masas y sin el aventurerismo que algunos quieren imponer al movimiento con acciones no decididas por las asambleas (y las instancias de toma de decisiones democrática de cada sector en lucha), que sólo nos restan fuerza y caen en la táctica del gobierno, podremos construir el país que queremos, que necesitamos, y que es posible alcanzar.

Sí, se nos impone un reto grande, pero aquí nos puso la historia y debemos actuar en consecuencia. El 26 de septiembre no se puede convertir en una fecha para “recordar”, y que la indignación por la desaparición de los normalistas se vaya diluyendo, perdiendo en el horizonte; por el contrario, lo que ocurrió debe ser el ariete para la transformación, trabajar para que desapariciones como ésta no vuelvan a ocurrir jamás. Nuestro pueblo merece un mejor futuro, no podemos continuar amarrados al terror y al saqueo. Es momento de cambiar, es hora de agarrar al toro por los cuernos y cerrarle el paso a la mafia que hoy nos gobierna.

Los Brigadistas-UNAM
Enero 2015

#ElAguaEsVidaElPuebloNoLoOlvida Asamblea Solidaria en Coyotepec

En una Asamblea de Solidaridad, convocada el día de hoy por habitantes de Coyotepec, se congregaron organizaciones sociales y pueblos en resistencia del Estado de México y el Distrito Federal.  Refrendaron junto con el pueblo de Coyotepec el compromiso de defender la identidad, el territorio, los recursos y el agua que permiten el desarrollo de una vida plena frente a los intentos de despojo que desde diferentes frentes se opera contra nuestro Pueblo.


1. Tomas Meza, presidente del sistema de aguas, agradece la participación de los habitantes del Municipio en la defensa del derecho de acceso al agua potable en Coyotepec, también agradece la solidaridad de organizaciones y pueblos del Estado de México presentes en la plaza principal.




Además convoca a la ciudadanía a reforzar el movimiento para detener en intento del Presidente Municipal Priísta Alfredo Anguiano por municipalizar el agua de los pozos de agua potable.



Anguiano pretende arrebatarle a la comunidad la administración del agua eliminando la tradicional toma de decisiones por asamblea popular y entregar el consumo del agua a las inmobiliarias y empresas particulares que son afines al proyecto priísta en la zona.


2. El Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra comparte saludo de solidaridad para habitantes de Coyotepec.



"..el pueblo a veces se confunde cuando no se le informa y creo que este acto es en donde el pueblo está presente y se dicen las cosas claras y se pregunta y si no se esta de acuerdo también se respeta... cuando se junta el pueblo es porque algo esta pasando..."  Ignacio del Valle FPDT-Atenco

¡Peña Nieto Miente! El #NuevoAeropuerto es un proyecto de muerte: FPDT


En conferencia de prensa integrantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y especialistas presentaron evidencias respecto al riesgo ambiental y de afectación al patrimonio cultural que implicaría la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, obra que Enrique Peña Nieto responsable del operativo de represión, tortura y muerte del 3 y 4 de mayo impone en el territorio de Atenco y Texcoco para beneficio de las poderosas mafias nacionales e internacionales:


Primera parte: 

Presentación.
Riesgos al patrimonio arqueólogico y paleontológico.
Arqueólogo Luis Morett.(Universidad Autónoma de Chapingo) 



Documento completo: 


Segunda parte: 
Omisiones y deficiencias del Manifiesto de Impacto Ambiental.
Arquitecto. Jesús Flores (Posgrado-UNAM)




Documento completo: 

Tercera parte:
Riesgos ambientales e inviabilidad del proyecto NAICM.
C. Dr. Fernando Córdova Tapia (Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad)

Documento completo:



Científicos desmienten a la PGR


Improbable que normalistas hayan sido cremados en Cocula, dicen científicos

Por Emir Olivares Alonso

mar, 13 ene 2015 15:23

Peritaje en el basurero de Cocula. Foto La Jornada/archivo

De acuerdo con criterios científicos, la posibilidad de que los 43 normalistas de Ayotzinapa que están desaparecidos desde septiembre hayan sido cremados en el basurero de Cocula, Guerrero, como sostiene la principal hipótesis de la PGR sobre el caso, es prácticamente nula.

Un análisis científico realizado por investigadores universitarios asienta que para poder acreditar dicha tesis, en el sitio debieron aparecer restos de alambre de acero, pérdida de vegetación, huellas de que algunos cadáveres pudieron ser arrastrados o sangraron, piedras rotas producto de las altas temperaturas y un terreno prácticamente calcinado.

Jorge Antonio Montemayor Aldrete, especialista del Departamento de Estado Sólido del Instituto de Física de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), ofreció una conferencia donde abonó elementos que confrontan la versión ofrecida por el titular de la PGR, Jesús Murillo Karam, quien el pasado 7 de noviembre dijo que los normalistas fueron incinerados hasta quedar en cenizas por miembros del crimen organizado en el tiradero de Cocula.

El académico de la UNAM --quien es experto en el trabajo de propiedades mecánicas de materiales, doctor en ciencias físicas y ha sido asesor en peritajes para la propia PGR, el Poder Judicial y recientemente apoyó en las investigaciones para conocer las causas de un accidente que sufrió un grupo de jóvenes universitarios en la carretera México-Toluca-- presentó varios elementos con sustento científico para contradecir a la PGR.

Entre estos mostró fotografías recientes del lugar, muchas de ellas aparecidas en noviembre en varios medios de comunicación, en las que se observa que la vegetación del sitio no ha sido dañada. Recordó que de acuerdo con la hipótesis de PGR la presunta cremación (que alcanzó hasta mil 600 grados centígrados) se dio el 27 de septiembre, por lo que en menos de dos meses en ese terreno no puede crecer nueva vegetación y tendría que estar dañado por el nivel de calor que en teoría se alcanzó.

Otro elemento del análisis científico, que realizó en colaboración con Pablo Ugalde Vélez, maestro en ciencias de la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Azacapotzalco, es que debido a que se trata de una barranca, los criminales tuvieron que bajar arrastrando los cuerpos de los normalistas –pues de acuerdo a la versión oficial algunos ya iban muertos—, esto debió causar que en el terreno quedaran restos de ADN.

Y es que los cuerpos pudieron dejar sangre en la tierra, se pudieron golpear con alguna piedra y haber derramamiento incluso masa craneoencefálica, huellas de piel debido a raspones, entre otras. “Si los mataron ahí, debe haber sangre infiltrada en el suelo y para eliminar esa evidencia debieron haber usado una excavadora para levantar entre tres y cuatro metros de terreno. Esas son huellas de ADN y no era necesario mandar los restos a Austria para su identificación, con el análisis del terreno bastaría”.

En las instalaciones del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades del a UNAM, Montemayor Aldrete agregó que para incinerar 43 cuerpos se hubiese necesitado 33 toneladas de leña de al menos 4 pulgadas de diámetro o 995 neumáticos. En caso de haberse usado estos últimos, dijo, en el lugar debieron quedar toneladas de restos de alambre de acero al carbón, material que representa casi 30 por ciento de los elementos con los que se fabrica una llanta. La conferencia fue organizada por el colegio de académicos de esta dependencia universitaria.

En caso de que las condiciones físicas, químicas y de presión atmosférica y gravitacional hubiesen permitido que la hoguera en verdad haya alcanzado mil 600 grados centígrados, el acero se hubiera fundido, por lo que en el lugar debieron haber aparecido rastros de charcos de acero que hubiesen solidificado al disminuir la temperatura.

El investigador universitario comentó que en el espacio de la barranca no pudieron haberse extendido 43 cuerpos para incinerarlos en piras de cremación como las que se usan en India, país donde aún se usa la cremación de cuerpos al aire libre, pues para ello se necesita una extensión casi 10 veces más grande a la del espacio en el basurero de Cocula donde se dice se incineraron los cuerpos de los normalistas.

De acuerdo con la ley de la termodinámica, los cuerpos no pudieron pulverizarse hasta hacerse cenizas, y menos colocándolos unos sobre otros –como se dice en la versión oficial. “Ni siquiera combinando oxígeno con nitrógeno, con lo que se alcanzaría una energía que llega a los 3 mil grados centígrados, alcanzaríamos a cremar los cuerpos todos juntos. Además, es muy difícil destruir los huesos, por algo tras millones de años sabemos que existieron dinosaurios”.

  

http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2015/01/13/improbable-que-43-normalistas-hayan-sido-cremados-en-basurero-de-cocula-cientificos-8683.html

Documento a discusión a todo el movimiento por justicia para Ayotzinapa, y por la caída de Peña Nieto



Sobre la continuidad de nuestro movimiento

De vez en cuando es necesario sacudir el mundo,
para que lo podrido caiga a tierra.
José Martí




Desde el 26 de septiembre nos ha unido el hartazgo y el repudio hacia un Estado corrompido y podrido en toda su estructura, la convicción de que tenemos que ponerle un alto a la situación que se vive en el país, y la exigencia de que nuestros 43 compañeros normalistas de Ayotzinapa sean presentados con vida.


Mantener la unidad del movimiento es, sin duda, uno de los aspectos indispensables para que esta lucha tenga futuro y logre metas que van más allá de lo que inicialmente hizo que miles de estudiantes en todo el país saliéramos a las calles en grandes manifestaciones, y que las brigadas de jóvenes llegaran a multitud de rincones en todo el territorio nacional, además de la resonancia que se ha logrado por medios electrónicos en todo el mundo.


Este movimiento, que hoy por primera vez en muchos años ha alcanzado un nivel verdaderamente nacional, reivindica como lo han hecho siempre los estudiantes conscientes, la discusión política sustentada en argumentos para resolver cualquier discrepancia. Y reivindica también el absoluto respeto a las decisiones democráticas en asambleas públicas, abiertas en las que todos tengan posibilidades de expresar sus opiniones, como la forma de tomar las decisiones que todos acataremos. Las asambleas han sido masivas en la mayoría de las escuelas incorporadas al movimiento y así deben seguir siendo, y todas las decisiones políticas deben tener un amplio respaldo de esas asambleas.


Para contribuir al debate político, queremos poner a discusión del movimiento las siguientes consideraciones acerca de las perspectivas del mismo.


Una consigna unificadora que ayude a incrementar el agrupamiento


Por supuesto, mantendremos la exigencia de presentación con vida de nuestros 43 compañeros normalistas desaparecidos. Pero es necesario ir incorporando otras consignas o demandas capaces de recoger el descontento y la disposición de lucha, al mismo tiempo que hagan posible que el agrupamiento crezca.


Para empezar, no podemos permitir que prospere la maniobra del gobierno que pretende reducir la responsabilidad de lo ocurrido en Iguala a la actuación de los políticos locales de Guerrero y sus policías. Claro que ellos son responsables, son asesinos colocados en el poder por los propios narcos para asegurar su dominio en la zona. Pero no son los únicos. Tenemos que mostrar con muchos argumentos que toda la estructura estatal es parte del mismo aparato que junto con los narcotraficantes, han hecho un infierno de la vida de millones en muchas regiones del país. Que hay un pacto asesino entre el poder político y los narcos. Que este poder se sustenta en los principios del capitalismo: el despojo y la acumulación, el dinero por encima de la justicia, la soberanía e incluso de la vida.


Peña Nieto, que hasta ahora no había encontrado obstáculos serios en su proyecto de remate de todos los recursos del país para dejarlos en manos de la iniciativa privada, en la anulación de todo derecho social o laboral y la legalización del despojo de los pobres en beneficio de los dueños del dinero, ha perdido ese gran impulso que lo llevó a la portada de la revista Time. Apenas pasados los festejos se le ha caído la careta: está más que claro que hay una entramada red de intereses comunes entre los altos funcionarios y los narcos, intereses que él representa y defiende. EPN es la cabeza más visible de esa alianza que objetivamente han formado los diversos grupos de poder que operan en México, unos de grandes empresarios y otros de grandes capos.


Inició su gobierno en medio del repudio de miles de jóvenes agrupados en #Yosoy132, por su papel en el gobierno del Estado de México y en especial por la represión contra los campesinos de Atenco, y por su estrecha vinculación con los consorcios televisivos que lo encumbraron y, de hecho, lo colocaron en el poder. Es el máximo representante de los responsables de la situación que con la despiadada acción en contra de los estudiantes normalistas de Ayotzinapa, derramó el vaso del hartazgo y el descontento popular. Por ello, resulta natural que en las grandes manifestaciones se grite cada vez con más fuerza la consigna ¡Fuera Peña Nieto!


Esta consigna recoge el repudio a todo lo que él representa, tanto en el terreno de la política económica y social contra los más humildes y contra amplios sectores de la clase media, como en el terreno de la violencia estatal y de los narcos que se traduce en asesinatos, secuestros, desapariciones, violaciones y demás vejaciones contra la mayoría de la población a lo largo y ancho del país.


Por ello, exigir la caída de EPN es una consigna que potencia las posibilidades de que se agrupen en esta lucha otros sectores sociales, además de los estudiantes, como todos aquellos campesinos y pobladores de diversas zonas que están enfrentando megaproyectos como el plan Morelos y el nuevo aeropuerto, los que han sido víctimas de la voracidad de las grandes empresas mineras como los familiares de quienes fallecieron en Pasta de Conchos y los que padecen de la contaminación de sus aguas, etcétera. Recoge el descontento de los maestros de la CNTE que han intentado por todos los medios echar atrás la reforma educativa impuesta por Peña y el de los trabajadores de todo el país víctimas de la reforma laboral.


Peña Nieto representa el desprecio y la indiferencia hacia quienes han buscado justicia en este país y han luchado efectivamente contra la delincuencia, desde Ciudad Juárez hasta Michoacán. Simboliza la impunidad que tanto duele en casos como el que hoy vivimos o el de la guardería ABC.


Por ello, nos parece que está creciendo la fuerza de esa consigna al seno del movimiento y sería un gran error no valorar su potencialidad y no recogerla.


No se trata de generar la ingenua esperanza de que basta con cambiar a la cabeza más visible para que cambie el sistema que padecemos. De ningún modo pensamos en abrirle espacio a una opción “menos peor” que busque reestabilizar el sistema por medio de dádivas y un cambio de discurso. Levantar esa consigna tiene que ir acompañado de denunciar que es preciso ir a fondo para lograr un cambio verdadero, no de fachada, no de partido, sino en la estructura misma del poder político y económico. Hay que demostrar que es necesario sacar del poder no sólo al presidente, sino a todos los funcionarios que malgobiernan y a sus padrinos de los partidos políticos (puerta de entrada del narco a la simbiosis con los gobiernos), para encontrar una nueva forma de organizar el sistema político del país.


La caída de Peña Nieto no es un fin en sí mismo, es un peldaño para lograr vencer al Estado criminal y antidemocrático como hoy lo padecemos. Resulta incuestionable que la fuerza que requiere desarrollar un movimiento que aspire a lograr el derrocamiento del presidente, cimbraría el aparato estatal e involucraría la acción de grandes masas de trabajadores, colonos, campesinos, maestros, estudiantes, etcétera.


Todo lo anterior, se vería reflejado en un cambio en la correlación de fuerzas a favor de los intereses de los de abajo. El movimiento tendría que evaluar en todo momento hasta dónde logra avanzar y las posibilidades de ir incluso más allá.



La disyuntiva actual


Así pues, no existe en este país, en este momento, espacio para medias tintas. Nos encontramos en un punto en que una reforma parcial, una solución cosmética, no atacará el problema de fondo. Estamos en la situación en que o logramos un cambio fuerte y profundo en el estado actual de cosas, o no cambiará nada. Transformar a México de raíz, modificar sustancialmente la forma en que se ejerce y organiza el poder, arrebatárselo a quienes lo han detentado en el último siglo. De ese tamaño es nuestra lucha y es necesario asumir que sólo así lograremos detener y revertir la descomposición social a la que nos enfrentamos.


Pero también es necesario asumir que a pesar de todo lo que hemos hechos, a pesar de la incuestionable crisis de legitimidad que padece el Estado, de las grandes movilizaciones en todo el país y de las protestas que no ceden en su afán de superar la coyuntura y enfilarse a una lucha de largo aliento, no hemos logrado aún reunir la fuerza ni la organización suficiente para lograr ese cambio. Este panorama se complica ante la época que se avecina, pues es muy previsible que la movilización baje en diciembre. El reto entonces, a corto plazo, es diseñar una táctica que permita mantener viva la flama de la lucha durante el próximo mes, y que nos deje en las mejores condiciones posibles para retomar la lucha con toda la fuerza posible en cuanto los estudiantes regresen a las escuelas.


En cuanto a la ruta estratégica que nos permita el objetivo último de transformar este país de fondo, que pasa por darle concreción y realidad a la demanda de que caiga Peña Nieto y golpear lo más fuerte posible al sistema político y económico que lo sustenta, la discusión aún está abierta y debemos asumirla con seriedad y madurez política. Sin consignas ni dogmas preconcebidos, más bien atentos a la realidad, al rumbo que van tomando los sucesos, al nivel de conciencia que van adquiriendo las masas en el andar de su lucha y a las acciones que el enemigo emprenda para derrotarnos.


Reivindicamos que la huelga es el arma política más efectiva que tiene el movimiento estudiantil, y en este contexto representaría una fuerza descomunal dado su posible carácter realmente nacional. Es muy posible que sí necesitemos utilizar esta forma de lucha, que sólo es efectiva cuando es asumida por miles de estudiantes que no sólo cierran sus escuelas y se atrincheran en contra del resto de la comunidad, sino cuando las escuelas son tomadas y se convierten en centros de organización, discusión y acción política, que alimenta de creatividad constantemente y el compromiso con los objetivos, que deben ser claros y consensuados entre todos los participantes. Sin embargo, la desesperación o el cliché manualesco que lleva al planteamiento de “paro indefinido ya”, sin que la convicción de dar ese paso esté enraizada en los estudiantes que están en el movimiento, cuando aún no está clara la demanda que asumiría dicha acción y cuando todavía no corresponde a la disposición real de la masa, en lugar de fortalecer la ruta a la huelga, entorpece y obstaculiza ese camino. Estallar paros indefinidos sin fuerza para sostenerlos en la perspectiva de una lucha larga, genera desgaste, aversión de muchos participantes en el movimiento y al final termina debilitando a quienes emprenden esa acción y después no pueden sostenerla. El llamado a parar permanentemente las escuelas “a como sea”, debilita el movimiento y puede conducir a su destrucción sin que siquiera quede manchado el gobierno.


Otra idea táctica apuesta a desangrar al sistema a partir de mil heridas pequeñas. Pugna por el actuar de pequeños grupos aislados que tomen por decisión propia acciones que algunos consideran “contundentes”. Quemar camiones, patrullas o puertas, y “expropiar” comercios en beneficio de unos pocos, no disuelve el poder estatal y sí aísla a quienes las emprenden.


No se trata de estar contra la violencia por principio, ni de omitir la necesidad de las acciones de fuerza para la lucha que se nos presenta; lo que cuestionamos es la efectividad de esa ruta de acción para fortalecer nuestro movimiento en este momento. Esta táctica ya fue puesta en práctica hace unos años: a partir del primero de diciembre de 2012, hubo quienes entendieron que hacer avanzar la lucha implicaba el enfrentamiento constante con la policía, con la idea de que dichos enfrentamientos crearían una ola de acciones radicales que pretendía afectar al gobierno. El resultado fue completamente opuesto. Lo que se ha logrado con esa táctica ha sido el aislmiento, la división interna, la baja en la participación y la represión indiscriminada; el resultado ha sido la detención de quienes emprendieron ese camino, que desgasta y desvía la fuerza del movimiento. Nada indica que de seguir por ese camino llegaremos a un resultado distinto en esta ocasión.


En conclusión


Para enfrentar al sistema y su ejército, se requiere desarrollar al máximo la consciencia social del pueblo, el compromiso y la convicción, saber que otro mundo es posible y haber empezado a construir en los hechos otras reglas del juego. La lucha ideológica es fundamental y nunca descansa.


No basamos toda nuestra propuesta táctica en la creencia de que los trabajadores detendrán el sector productivo (aunque es imprescindible sumarlos a la lucha), no apostamos tampoco a las acciones espectaculares sin contenido político. Para nosotros, la vía para transformar el país pasa por el más amplio agrupamiento de todos los sectores en lucha y por la incorporación de todos aquellos que tienen razones para luchar pero aún no se han organizado para hacerlo.


Partimos de la necesidad de agrupar a quienes han emprendido desde hace años la lucha contra la violencia del Estado, contra las reformas estructurales, contra los megaproyectos de despojo, y por la defensa de sus derechos más elementales. Con el motor de la movilización y la pelea frontal contra el poder como hoy está establecido en México, necesitamos convocar a todas esas fuerzas a resolver el problema con manos propias, sin esperar una solución que venga desde arriba. Nuestra propuesta no es un camino recto y no es sencilla, pero estamos convencidos de que quien la pinta fácil, es porque no entiende la situación real de este movimiento. Para derrocar a Peña Nieto y avanzar en la transformación de raíz del Estado, fortaleciendo que sean los de abajo los que se apropien de este país, pugnamos por un agrupamiento lo más amplio posible, que al calor de la lucha vaya generando los gérmenes de ese otro mundo posible, los inicios de un poder popular que opondremos efectivamente al poder de los de arriba.


No nos cansaremos de repetir que la fuerza del movimiento estriba en el agrupamiento de cada vez más compañeros, en la conciencia que se va adquiriendo, en la unidad reflejada en objetivos comunes y en acciones acordadas democráticamente, en crear las condiciones para que una vez iniciado el andar, ya no se detenga hasta lograr un avance real.


Nadie puede negar que es la acción de masas la que nos pone en perspectiva de desarrollar un movimiento de gran envergadura, tampoco puede negarse que sin esa acción seremos de nuevo pequeños grupos aislados dando cada quien su lucha, por separado.


Es un deber imprescindible de todos los participantes en el movimiento cuidar la unidad, pues sin ella cualquier perspectiva se disolverá. Repudiamos tajantemente las acciones que ponen en riesgo la unidad del movimiento, en particular, de quienes pretenden imponer su visión de la lucha sin haberla ganado en ninguna asamblea estudiantil, que ponen por encima de los intereses y necesidades del movimiento, una idea preconcebida de lo que se debe hacer, y que recurren a la descalificación, la agresión verbal, las amenazas y el acoso para tratar de lograr que todos los demás puntos de vista se subordinen al suyo, o al menos, que la Asamblea Interuniversitaria les brinde un aval irrestricto para hacer lo que les venga en gana, endosando los costos políticos de sus acciones a todo el movimiento estudiantil.


Observar la realidad, procurar el mayor agrupamiento posible, anteponer las necesidades del movimiento en su conjunto por encima de los de un grupo, asumir con responsabilidad una lucha que debe ser masiva y de largo plazo. Ahí vemos las premisas para la continuidad ascendente de nuestro movimiento.



Los brigadistas – UNAM


15 noviembre 2014


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