Dossier 1. Para entender lo que está pasando en Palestina

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¿Por qué Gaza es tan central para la lucha palestina? (Dossier Palestina 1)

¿Por qué Gaza es tan central para la lucha palestina?

Anne Irfan * 04/01/2024

https://www.sinpermiso.info/textos/por-que-gaza-es-tan-central-para-la-lucha-palestina

Más de medio siglo después de comenzar su ocupación de la Franja de Gaza, hay cada vez más señales de que Israel está utilizando su actual ofensiva militar para rehacer el territorio por completo.

El 30 de octubre, +972 publicó un documento oficial del Ministerio de Inteligencia de Israel recomendando la expulsión total de todos los palestinos de Gaza al desierto del Sinaí. Después de informes de que el gobierno israelí presionaba para que Egipto aceptara a una gran parte de la población de Gaza, el Primer Ministro Benjamín Netanyahu confirmó en una reunión del partido Likud que estaba buscando activamente como “transferir” palestinos fuera de la Franja. Los llamamientos a la expulsión masiva, que aumentaban en la derecha israelí incluso antes del 7 de octubre, se han vuelto cada vez más aceptables en el discurso israelí dominante.

Los ataques a la infraestructura y a la población civil de Gaza parecen corroborar esos planes. El Comisionado General de UNRWA, Philippe Lazzarini, ha declarado que por primera vez desde su creación hace 74 años, la agencia no puede cumplir su mandato en Gaza.

Algunos comentaristas sostienen que las acciones de Israel en Gaza ahora incluyen el domicidio: la destrucción deliberada y masiva de viviendas para convertir una zona en inhabitable.

El número de muertos palestinos desde el 7 de octubre ya ha excedido el número total de muertos en todas las operaciones israelíes anteriores en la Franja este siglo. Cuando se escribe este artículo, las fuerzas israelíes han matado ya a más de 21.000 palestinos en Gaza, el 70 por ciento de los cuales son mujeres y niños; más de 51.000 personas han resultado heridas; y casi 1,9 millones, la gran mayoría de la población de la Franja, han sido desplazados.

Mientras defiende sus acciones en Gaza como necesarias y niega las acusaciones de crímenes de guerra, el gobierno israelí describe su guerra en términos existenciales. La incursión de Hamas el 7 de octubre fue uno de los ataques más mortíferos contra Israel en la historia del estado. Por primera vez desde 1948, las fuerzas israelíes perdieron temporalmente el control del territorio dentro de la Línea Verde, y Hamás mató a más de 1.200 israelíes, hirió a más de 5.000 y secuestró a unas 240 personas, la mayoría de ellas civiles. El impacto en la psique israelí y el trauma colectivo resultante han sido profundos.

Aprovechando esos sentimientos, el gobierno israelí, con el amplio apoyo del público, ha enmarcado el ataque a Gaza como una batalla por la supervivencia. El Ministro de Defensa, Yoav Gallant, ha dicho que "son ellos o nosotros" y ha descrito el ataque aéreo y terrestre como "una guerra por la existencia de Israel como un próspero Estado judío en el Medio Oriente". Netanyahu la ha denominado “la segunda guerra de independencia”.

Se ve un tanque israelí dentro del campo de refugiados de Al-Shati, al norte de la Franja de Gaza, el 16 de noviembre de 2023. (Yonatan Sindel/Flash90)

Sin embargo, estas declaraciones grandilocuentes chocan con el hecho de que Gaza, al menos en la superficie, parece poco más que una pequeña mancha en el mundo. ¿Cómo es posible que un territorio tan pequeño (que comprende menos del 1,5 por ciento de la Palestina histórica y es más pequeño que la mayoría de las ciudades estadounidenses) se haya convertido en el punto focal de una importante lucha nacional, regional y global?

Para cualquiera que esté familiarizado con la historia de la Franja de Gaza, esta situación no sorprende. De hecho, durante los últimos 75 años, Gaza ha estado continuamente en el epicentro de la historia palestino-israelí. Todos los temas principales de la lucha palestina (desposesión, ocupación, rebelión, autonomía y militancia) están resumidos en este enclave costero. Por lo tanto, rastrear la historia de la Franja a través de estos hitos puede iluminar el momento presente y ayudar a explicar los antecedentes de la crisis actual.

Despojo y exilio

Originalmente una ciudad portuaria en el Mediterráneo oriental, Gaza tiene una larga historia como centro comercial con una posición estratégica clave para Medio Oriente, el norte de África y el sur de Europa. Pero la “Franja” de 40 kilómetros de largo que conocemos hoy es un resultado directo de la Nakba. 

Según el Plan de Partición de la ONU de 1947, el 55 por ciento de Palestina había sido designado para un nuevo Estado judío; el 45 por ciento restante incluía la ciudad de Gaza y una importante franja del suroeste de Palestina que se extendía hasta el desierto de Naqab/Negev. En realidad, por supuesto, Palestina tuvo un destino muy diferente. En mayo de 1948, tras meses de violencia y expulsiones, el líder de la Agencia Judía, David Ben-Gurion, declaró el establecimiento del Estado de Israel, sin especificar sus fronteras. Al año siguiente, las fuerzas israelíes habían capturado el 78 por ciento de Palestina.

Los acontecimientos de la Nakba produjeron la actual Franja tanto en términos territoriales como demográficos. Egipto, que se había unido a otros estados árabes para declarar la guerra a Israel en 1948, firmó un acuerdo de armisticio con su nuevo vecino del norte en febrero de 1949. El armisticio estableció la Franja de Gaza con sus fronteras actuales -una extensión de tierra significativamente más pequeña que la designada por la ONU en 1947-, bajo administración egipcia.

Los palestinos huyen de su aldea en Galilea tras la entrada de las fuerzas sionistas, 1948. (GPO)

Al mismo tiempo, la creación del Estado israelí expulsó y desplazó por la fuerza al menos a tres cuartas partes de la población palestina, creando 750.000 refugiados palestinos. Si bien este éxodo transformó la demografía de todo el Levante, ningún lugar recibió más refugiados per cápita que la Franja de Gaza. Hogar de alrededor de 80.000 residentes antes de la Nakba, a finales de la década de 1940 había absorbido a más de 200.000 refugiados, triplicando la población de la zona. La densa población de la Franja en el siglo XXI, dos tercios de la cual descienden de aquellos primeros refugiados, puede atribuirse directamente al impacto de la Nakba.

Para los cientos de miles de palestinos que vivían en Gaza durante este período, la vida se caracterizaba por las dificultades y el empobrecimiento generalizados. Tanto los refugiados como los habitantes locales de Gaza habían perdido sus tierras de cultivo y propiedades a manos del nuevo Estado israelí, y todos quedaron aislados de la economía palestina más amplia con la que habían interactuado anteriormente.

Los ocho campos de refugiados creados para albergar a miles de personas en toda la Franja estaban a menudo superpoblados, eran insalubres y extremadamente incómodos. Y si bien las respuestas humanitarias internacionales tendían a centrarse en los refugiados, muchos habitantes originales de Gaza eran igualmente empobres; algunos incluso habían sido desplazados, aunque dentro de la propia Franja.

Esta historia temprana de la Franja de Gaza resumía la respuesta palestina así como el despojo. En medio de la Nakba de 1948, Gaza fue sede del Consejo Nacional Palestino, que proclamó la formación del Gobierno de toda Palestina, creación de líderes nacionalistas exiliados y el primer intento de forjar un gobierno palestino en el exilio, aunque bajo protección egipcia. En muchos sentidos, fue el último suspiro de las viejas elites palestinas, que pasaron a ser cada vez más irrelevantes después de la guerra de 1948.

Perseverancia y agencia

Decididos a regresar a sus hogares y aldeas perdidas, muchos refugiados palestinos cruzaron furtivamente la frontera en los años siguientes para reunirse con sus seres queridos, recuperar sus pertenencias, cuidar sus cultivos o simplemente mirar sus antiguos hogares. A medida que continuaba el exilio, los fedayines (militantes) palestinos también cruzaron cada vez más la frontera para emprender operaciones de emboscada contra Israel.

Como Israel no distinguía entre los distintos tipos de cruce, cualquiera que entrara desde Gaza o cualquier territorio árabe era considerado un “infiltrado” e inmediatamente disparado, deportado o asesinado si era capturado. Se estima que entre 2.700 y 5.000 palestinos perdieron la vida de esta manera en los años posteriores a la Nakba.

Pescadores palestinos que regresan de una noche de pesca en la playa de Gaza, el 10 de febrero de 1957. (Fritz Cohen/GPO)

Al mismo tiempo, también hubo signos de perseverancia e incluso de florecimiento cultural en Gaza después de la Nakba. En 1953, por ejemplo, acogió una exposición del pintor e historiador de arte Ismail Shammut (nacido en Lydd y expulsado al campo de refugiados de Khan Younis en 1948), descrita más tarde como la primera exposición de arte contemporáneo de Palestina.

Gaza también produjo varios poetas destacados en este período, incluidos Mu'in Bseiso, Harun Hashim Rashid y May Sayegh. Los tres fusionaron temas culturales, sociales y políticos en sus obras, reflejando la naturaleza ineludiblemente politizada de la vida en Gaza. Bseiso y Sayegh también fueron conocidos activistas políticos, el primero, comunista y la segunda, dirigente de la sección de mujeres del Partido Baaz.

Mientras tanto, Gaza se convirtió cada vez más en un centro de actividad fedayín. Al pertenecer a una generación más joven que las personalidades del Gobierno de toda Palestina, los fedayines tendían a provenir de entornos más pobres; muchos vivían en campos de refugiados y estaban motivados por sus experiencias directas de desplazamiento y despojo.

Khalil al-Wazir, un líder destacado que organizó operaciones de fedayines en esa época, ejemplificó este arquetipo. Al-Wazir había sido expulsado de su ciudad natal de Ramla en 1948 y luego vivió en el campo de Bureij. A mediados de la década de 1950, conoció a un ingeniero civil de visita desde Egipto, Yasser Arafat, y ambos conectaron por su compromiso compartido con la lucha palestina. Uniendo fuerzas con Salah Khalaf, otro refugiado de Gaza de 1948, fundarían Fatah, el partido que dominó la política palestina durante el resto del siglo XX.

Sin embargo, a pesar de su separación del resto de Palestina, Gaza permaneció estrechamente entrelazada con el resto del mundo en los años cincuenta y principios de los sesenta. Se integró a la política de solidaridad anticolonial del Sur Global, especialmente después de que Gamal Abdel Nasser asumiese la presidencia egipcia en 1954, citando regularmente la causa palestina como clave para su liderazgo panárabe.

En consecuencia, durante este período importantes figuras anticoloniales visitaron la Franja, incluido el Che Guevera en 1959, Jawaharlal Nehru en 1960 y Malcolm X en 1964. Los tres visitaron campos de refugiados durante su estancia allí, destacando la importancia de los refugiados palestinos para la política y las aspiraciones nacionales de la Franja.

Sin embargo, este período no fue de liberación para los palestinos. Todavía vivían como un pueblo apátrida bajo el dominio egipcio: primero bajo un monarca autocrático respaldado por los británicos hasta 1952, y luego bajo el régimen de Oficiales Libres que llegaría a ser dominado por Nasser.

Los gobernadores militares egipcios todavía estaban a cargo de la Franja y, si bien Nasser apoyaba abiertamente la causa palestina, no favorecía un activismo nacionalista que pudiera rivalizar con su propia autoridad. Así, aunque el pueblo de Gaza estaba temporalmente libre del régimen israelí que arruinaría sus vidas en los años venideros, estaba lejos del Estado soberano e independiente por el que habían luchado en el período previo a 1948.

Ocupación y asentamientos

Si bien suele citarse 1967 como el punto de partida de la ocupación israelí, la Franja de Gaza ya había experimentado un interludio de lo que vendría después una década antes. A finales de octubre de 1956, Israel invadió y ocupó la Franja como parte de su ataque conjunto contra Egipto con Gran Bretaña y Francia, tras la nacionalización de la Compañía del Canal de Suez por parte de Nasser. El ejército israelí tomó el control de la Franja y se encontró cara a cara con muchos de los refugiados palestinos que había expulsado apenas unos años antes.

Si bien esa primera ocupación israelí sólo duró cuatro meses (finalizó bajo las órdenes del presidente estadounidense Dwight Eisenhower, quien amenazó con sancionar a Israel si se negaba a retirarse), los investigadores han descubierto evidencia de planes israelíes de entonces para una presencia a más largo plazo en la Franja, e incluso la construcción de asentamientos judíos. Cuando el ejército israelí reconquistó Gaza una década después, en junio de 1967, se retomaron esos planes, iniciando la ocupación militar más larga de la historia moderna.

Vehículos blindados israelíes entrando en Gaza durante la Guerra de los Seis Días, 6 de junio de 1967. (Moshe Milner/GPO)

El nuevo régimen tuvo inmediatamente un impacto sísmico en las vidas de los palestinos en Gaza. Ahora estaban sujetos a la ley militar israelí, con frecuentes registros, interrogatorios y arrestos. Las fuerzas israelíes reprimieron duramente el nacionalismo palestino (tanto armado como no violento) y figuras destacadas fueron detenidas, deportadas o desaparecidas. Muchos activistas palestinos fueron expulsados ​​o huyeron, y los que permanecieron fueron recluidos periódicamente en detención administrativa sin juicio ni cargos. Las deportaciones israelíes continuaron durante la década de 1970, y más palestinos de Gaza fueron expulsados ​​por la fuerza a Cisjordania, el Sinaí y Jordania.

Si bien la ocupación se impuso tanto en Cisjordania como en Gaza, desde el principio las políticas de Israel divergieron en ambos territorios. Las autoridades israelíes vieron la Franja como una fuente particular de preocupación, juzgando que su gran número de refugiados, su densidad de población y su pobreza la hacían más susceptible al radicalismo.

Como resultado, los líderes israelíes idearon una serie de políticas en este período diseñadas para reducir la población de Gaza, desmantelando sus campamentos e instigando la emigración a gran escala. Siguieron varias estrategias para lograr esto último, buscando pagar a los habitantes de Gaza para que comenzaran una nueva vida en las Américas, o reducir el nivel de vida en la Franja hasta tal punto que la gente se viera obligada a irse. La negativa generalizada a cooperar de los refugiados significó que Israel tuvo un éxito limitado en estos esfuerzos.

Al mismo tiempo, y un tanto irónicamente, la imposición del gobierno israelí significó que Gaza y Cisjordania –las dos partes de Palestina que no fueron capturadas por Israel en 1948– se reunieran ahora bajo el mismo poder. Como resultado, quienes se encontraban en Gaza podrían volver a conectarse con sus familiares y amigos en Cisjordania, así como con aquellos dentro de Israel, y viceversa. Lo más importante es que los refugiados también pudieron visitar sus hogares y ciudades perdidas por primera vez desde la Nakba, aunque muchos descubrieron que sus casas habían sido destruidas o que los israelíes que ahora vivían allí no les permitían entrar.

En contraste con el bloqueo y los encercamientos del siglo XXI, los palestinos en Gaza dispusieron de una libertad de movimiento relativamente mayor en este período; la frontera que separaba a Israel y Gaza era bastante porosa, y tanto palestinos como israelíes podían cruzarla con bastante facilidad. De hecho, se volvió algo común que los palestinos trabajaran dentro de Israel y, como resultado, muchos llegaron a hablar hebreo con fluidez. Los israelíes también visitaban Gaza por sus compras baratas, su excelente mecánica de automóviles y sus famosos mariscos.

Calle concurrida frente a la plaza Medina en Gaza, 16 de agosto de 1971. (Moshe Milner/GPO)

Sin embargo, la libertad de movimiento en esta época estaba lejos de ser un intercambio entre iguales. Los trabajadores palestinos que trabajaban dentro de Israel eran no-ciudadanos apátridas, lo que significaba que tenían pocos derechos y esencialmente servían como mano de obra barata. Gaza también proporcionó un mercado cautivo para los productos israelíes, estrangulando el propio desarrollo económico de la Franja. Y, quizás lo más significativo, la creciente superposición también implicó el establecimiento de asentamientos israelíes ilegales en toda Gaza (que eventualmente llegaron a 21 en total), desplazando a muchos palestinos una vez más cuando sus tierras fueron expropiadas para dar cabida a los colonos judíos, todos bajo la continua ley marcial.

Levantamiento y negociaciones

Veinte años después de la ocupación israelí, toda una generación palestina había crecido sin conocer otra cosa. A finales de la década de 1980, los asentamientos israelíes se expandían e incluso prosperaban, mientras que los palestinos seguían siendo apátridas y pobres. La invasión israelí del Líbano en 1982 y el asedio de Beirut, la masacre de Sabra y Chatila ese año, los fracasos de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y el giro hacia la derecha de la política israelí tras el ascenso al poder del Likud en 1977, todo ello provocó la indignación palestina.

Gaza, que había experimentado las formas más agudas de desposesión y gobierno militar, se convirtió en el lugar de nacimiento de quizás el levantamiento palestino más significativo del siglo pasado: la Primera Intifada.

La chispa surgió en diciembre de 1987, cuando un vehículo del ejército israelí chocó contra un automóvil palestino en la Franja de Gaza, matando a cuatro personas; tres de ellas vivían en el campo de Jabalia, hogar de refugiados que habían sido expulsados ​​de las aldeas del sur de Palestina durante la Nakba. Si bien las autoridades israelíes insistieron en que el accidente fue casual, muchos palestinos fueron escépticos dada la experiencia generalizada de brutalidad y desinformación por parte del ejército.

El levantamiento resultante finalmente se extendió por toda la Franja y hasta Cisjordania. En la Primera Intifada, que adoptó en gran medida la forma de una campaña masiva de desobediencia civil para forzar el fin de la ocupación, los palestinos se negaron a pagar los impuestos israelíes, boicotearon los productos israelíes y retiraron su mano de obra a los empleadores israelíes. También se caracterizó, y simbólicamente se inmortalizó, por jóvenes palestinos que arrojaban piedras a soldados, tanques y otros vehículos del ejército israelíes. La respuesta fue una brutal represión israelí, aun más infame después de que el entonces ministro de Defensa, Yitzhak Rabin, ordenara al ejército "romper los huesos " de los manifestantes.

Primera Intifada en la Franja de Gaza, 21 de diciembre de 1987. (Colección Efi Sharir/Dan Hadani, Colección Nacional de Fotografía de la Familia Pritzker, Biblioteca Nacional de Israel)

La Primera Intifada sorprendió a muchos israelíes y les hizo perder la creencia de que la ocupación era sostenible o incluso benigna. Como tal, se la considera un factor fundamental para lograr las primeras negociaciones directas entre israelíes y palestinos.

Casi un año después del levantamiento, en noviembre de 1988, el presidente de la OLP, Yasser Arafat, anunció la decisión de la organización de reconocer a Israel, renunciar a la lucha armada y aceptar una solución de dos Estados, en la que el futuro Estado palestino abarcaría la Franja de Gaza, Cisjordania, y Jerusalén Este como su capital. Tres años después, la Conferencia de Paz de Madrid inició conversaciones diplomáticas entre la OLP e Israel con esta visión en mente.

En septiembre de 1993, Rabin, ya entonces primer ministro de Israel, estrechó la mano de Arafat en el césped de la Casa Blanca mientras ambos firmaban los Acuerdos de Oslo. Según los términos de Oslo, Israel se retiraría de partes de Cisjordania y Gaza, allanando el camino para un autogobierno palestino limitado. En la práctica, Oslo modificó las estructuras de la ocupación israelí sin realmente ponerle fin, lo que generó críticas de algunos palestinos de que sus términos simplemente se adaptaban a su subyugación.

Una vez más, la Franja de Gaza desempeñó un papel central en el proceso de Oslo. En una política conocida como “Gaza primero”, la Franja se convirtió en un foco clave de la provisional autonomía palestina. En 1994, Arafat –que había estado viviendo en Túnez desde que la OLP fue expulsada del Líbano en 1982– regresó a Gaza, el lugar de nacimiento de su padre. Desde allí ejerció como primer presidente de la recién creada Autoridad Palestina (AP), una entidad supuestamente interina diseñada para durar cinco años antes de las “negociaciones sobre el estatus permanente” y la creación de un Estado palestino totalmente independiente.

Paradoja y desilusión

Los años de Oslo fueron una época paradójica para Gaza. Por un lado, el período se caracterizó por la esperanza de que el nuevo acuerdo finalmente traería paz y prosperidad. Gaza fue aclamada internacionalmente como un futuro “Singapur en el Mediterráneo”, que atraía inversiones y ayuda extranjera; En 1998 se inauguró el Aeropuerto Internacional Yasser Arafat en Gaza. Algunos residentes de Gaza se beneficiaron de las oportunidades comerciales y laborales resultantes, a medida que surgieron nuevos hoteles y restaurantes en toda la Franja.

El presidente palestino Yasser Arafat con un convoy policial llegando a Gaza, 1994. (Moshe Shai/Flash90)

Sin embargo, para muchos otros, la década de 1990 trajo consigo un empeoramiento de las condiciones económicas. Después de la Primera Intifada, Israel comenzó a instituir nuevas medidas para restringir la libertad de movimiento de los palestinos, incluidos toques de queda nocturnos en toda la Franja a partir de 1988. Los toques de queda se levantaron cuando llegó la Autoridad Palestina en 1994, pero por lo demás, Oslo hizo poco para revertir la política cada vez más draconiana de Israel de limitar la movilidad palestina.

El sistema de permisos de salida israelí, introducido por primera vez en 1991, seguía vigente, lo que significaba que ningún palestino que deseara salir de Gaza podía hacerlo sin un permiso emitido por el ejército (lo mismo no se aplicaba a los colonos judíos en Gaza, que seguían disfrutando de plena libertad de movimiento). Estos permisos se volvieron cada vez más difíciles de obtener a partir de 1998, lo que hizo más difícil para los palestinos trabajar dentro de Israel como muchos lo habían hecho antes.

La separación gradual de Gaza de Cisjordania, mediante la prohibición de la libre circulación entre las dos zonas, también limitó gravemente los vínculos comerciales y económicos entre palestinos. Antes de 1993, el 50 por ciento de los bienes producidos en Gaza se comercializaban en Cisjordania; a finales de 1996, había bajado al 2 por ciento. El Protocolo de París, que recogía los acuerdos económicos de Oslo, significó que Gaza siguió siendo un mercado cautivo para los productos israelíes, lo que colocó a las empresas locales en una desventaja adicional.

Para empeorar las cosas, el sistema de Oslo rápidamente dejó de cumplir sus promesas políticas. Después del asesinato de Rabin a manos de un extremista israelí en 1995, Benjamín Netanyahu asumió el cargo de primer ministro israelí por primera vez y habló abiertamente de su objetivo de destruir el proceso de Oslo. A medida que el gobierno israelí continuó ampliando la construcción de asentamientos tanto en Cisjordania como en Gaza, cualquier posibilidad de un Estado palestino viable se volvió cada vez más remota.

Mientras tanto, el público israelí se volvió cada vez más hostil a las negociaciones cuando las milicias palestinas lanzaron ataques indiscriminados contra civiles israelíes durante la década de 1990. Los intentos tardíos de avanzar en las negociaciones sobre el estatus permanente en Camp David en 2000 también fueron insuficientes, y la falsamente llamada “Oferta Generosa” del Primer Ministro Ehud Barak quedó muy por debajo de las exigencias mínimas de la OLP para un estado viable.

Al mismo tiempo, la Autoridad Palestina, dominada por el partido Fatah de Arafat, se caracterizó para muchos palestinos en los territorios ocupados por su corrupciónautoritarismo y colaboración con el Estado de Israel. La hostilidad creció a medida que las elites de la Autoridad Palestina parecían enriquecerse mientras la mayoría de los palestinos comunes y corrientes continuaban luchando por vivir bajo la ocupación. Tanto Gaza como Cisjordania desarrollaron una creciente hostilidad palestina hacia los líderes de la AP, considerándolos ineficaces, antidemocráticos y elitistas.

El papel destacado de la Autoridad Palestina en la represión de activistas y disidentes creó un resentimiento especial. Los palestinos en Gaza tuvieron que acostumbrarse a la presencia de las fuerzas de seguridad de la Autoridad Palestina, que a menudo trabajaban en connivencia con el Estado israelí. Esta creciente desilusión tanto en Gaza como en Cisjordania alimentaría la Segunda Intifada, que estalló en Jerusalén en septiembre de 2000. El entorno también proporcionó un amplio espacio para que emergiera una fuerza política alternativa.

Militancia y asedio

El islamismo en general, y Hamás en particular, tienen una historia particular en Gaza, que se deriva en parte de la proximidad de la Franja con la base de los Hermanos Musulmanes en Egipto. Creado como una rama de los Hermanos Musulmanes al comienzo de la Primera Intifada, Hamas rechazó el objetivo de la OLP de negociar con Israel y los consiguientes Acuerdos de Oslo. En cambio, siguió una estrategia militante contra Israel, con ataques indiscriminados que mataron tanto a civiles como a soldados israelíes.

Al posicionarse como una auténtica alternativa a la elitista y colaboracionista AP, Hamás enfatizó las credenciales populistas y el arraigo de sus líderes, muchos de los cuales vivían en campos de refugiados en los territorios ocupados. El movimiento ganó particularmente prominencia y notoriedad por su uso de atentados suicidas con bombas en la década de 1990 y durante la Segunda Intifada, que implicó mucha más violencia que la primera.

En 2005, un año después de la muerte de Arafat, Hamás reclamó la victoria cuando el gobierno de Ariel Sharon desmanteló unilateralmente los 21 asentamientos de Israel en la Franja y expulsó a 9.000 colonos israelíes del territorio, mientras al mismo tiempo redirigía los recursos del Estado para ampliar aún más el proyecto de asentamientos en Cisjordania.

Militantes de Hamas participan en una manifestación después del Día de la Nakba en Rafah, en el sur de la Franja de Gaza, el 17 de mayo de 2015. (Abed Rahim Khatib/Flash90)

Si bien la Autoridad Palestina intentó utilizar la retirada de Gaza como prueba del progreso de Oslo, su caracter unilateral hizo que este argumento no fuera convincente. Además, si bien la medida ha sido descrita a menudo como una “retirada”, en realidad Israel retuvo el control total de las fronteras aéreas, terrestres y marítimas de la Franja. Como resultado, la mayoría de los juristas afirman que Gaza ha permanecido bajo ocupación israelí hasta el día de hoy.

Poco después, Hamás anunció su sorpresiva decisión de participar en las elecciones parlamentarias palestinas, después de una década de boicotearlas como parte de su posición anti-Oslo. Con una plataforma anticorrupción contra Fatah, el partido Cambio y Reforma de Hamas obtuvo el 44 por ciento de los votos en las elecciones legislativas de 2006: una pluralidad y no una mayoría como a menudo se da a entender. (Es importante señalar que Hamás no ganó las elecciones exclusivamente en Gaza; las elecciones se celebraron en toda Cisjordania y la Franja de Gaza. Mahmoud Abbas, sucesor de Arafat en el partido Fatah, fue elegido por separado para un mandato de cuatro años como Presidente de la Autoridad Palestina en 2005.)

Sin embargo, el gobierno liderado por Hamás se encontró inmediatamente con sanciones por parte de Israel y los gobiernos occidentales, encabezados por la administración Bush. Después de semanas de enfrentamientos con Fatah, que intentó recuperar el poder con el respaldo de Estados Unidos, Hamás tomó el control de la Franja de Gaza por la fuerza. En respuesta, Israel impuso un bloqueo total en toda la Franja, asfixiando la economía con una medida que el Secretario General de la ONU consideró un castigo colectivo. Egipto ha apoyado en gran medida el bloqueo, dejando a más de 2 millones de palestinos atrapados en una pequeña y superpoblada extensión de territorio.

Desde 2007, la historia de Gaza se ha caracterizado por una violencia continua. Los frecuentes ataques aéreos israelíes se vieron amplificados por campañas de bombardeos particularmente intensas en 2008-9, 2012, 2014 y 2021. Hubo más violencia a lo largo de la “frontera” Gaza-Israel en 2018-19, cuando francotiradores israelíes abrieron fuego contra los miles de palestinos que marchó hasta la valla que rodea la Franja durante la Gran Marcha del Retorno semanal, exigiendo el fin del bloqueo y la implementación del derecho de los refugiados a regresar.

Mientras Hamás y otras milicias con base en Gaza han seguido lanzando ataques indiscriminados con cohetes contra civiles israelíes, en violación del derecho internacional, Israel ha justificado sus guerras brutales como medidas de defensa necesarias. Pero las campañas militares han utilizado constantemente una fuerza desproporcionada y han sido condenadas por observadores internacionales como crímenes de guerra, particularmente durante la guerra de 2014, que actualmente está siendo investigada por la Corte Penal Internacional.

Ahora que el recuento de muertos ha superado los 21.000 desde el 7 de octubre, la actual ofensiva militar de Israel en Gaza ya ha matado a más palestinos y destruido más infraestructura de la Franja que el total combinado de todos los ataques anteriores desde 2007. Y desafortunadamente, el número de víctimas parece que se mantendrá, aumentando significativamente. Mientras grandes zonas de la Franja se vuelven inhabitables y se avecinan amenazas de otra expulsión masiva, la enorme importancia de Gaza en la política palestina e israelí continúa, y su pueblo es el que paga el precio.

Fuente: https://www.972mag.com/history-gaza-strip-palestinian-struggle/

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