Mucho gasto, poca producción
Chiapas: ONG contra trabajadores
uba está inmersa en un profundo proceso de actualización
económica –como lo ha catalogado el gobierno de la isla–, que incluye el cese de un millón de burócratas y cierta apertura a la actividad privada. El quid de todo esto es que la economía cubana, dirigida por el Estado, gasta demasiado y produce muy poco
, de acuerdo con el ministro del ramo, Marino Murillo, quien ha dejado en claro: vamos a dar prioridad a las categorías económicas del socialismo, no del mercado
.
Cierto es que Cuba ha desarrollado un sistema social de excelencia, incluso muy por arriba del existente en países altamente desarrollados, pero también lo es que en muchas actividades el improductivo aparato económico isleño no logró trascender el bongó. Es innegable el enorme costo que para tal aparato ha tenido medio siglo de ilegal cuan aberrante bloqueo estadunidense, pero no pueden ocultarse las ineficiencias e inercias internas. Quien haya invertido una hora de fila para finalmente disfrutar de un exquisito helado de Copelia, recordará algunas de ellas y entenderá de qué se trata.
Lo fuerte de la Revolución cubana nunca ha sido la economía, y si a ello se suma el feroz bloqueo estadunidense y las no menos brutales condiciones de la globalización, entonces se entenderá por qué la necesidad de actualizar
el modelo económico isleño sin que ello equivalga a olvidar medio siglo de Revolución ni mucho menos tirar a la basura el sistema socialista. Habrá que estar pendiente de cambios y resultados, pero en vía de mientras va un paseo, por cortesía de la Cepal, sobre cómo le fue a Cuba en este renglón durante 2010.
El año que recién concluyó el producto interno bruto creció 1.9 por ciento (1.4 en 2009), impulsado por el aumento del valor de las exportaciones de bienes y servicios y del turismo, ya que la inversión volvió a caer y el consumo no aumentó de manera significativa. En 2011 se espera un repunte de la inversión, mejoría en el mercado interno, aunque con deterioro (transitorio) del mercado laboral, por la reasignación de trabajadores al servicio del Estado. En este contexto, la economía cubana podría alcanzar en 2011 una tasa de crecimiento hasta de 3 por ciento, con un déficit fiscal en niveles similares a los de 2010.
Ante la reducción (1.9 por ciento) de los ingresos totales del sector público en 2010, el gobierno recortó sus erogaciones en mayor medida (3.5 por ciento). La caída se debió principalmente a la disminución en la recaudación por concepto del impuesto de circulación y sobre ventas (11.2 por ciento) a causa de la menor actividad minorista como resultado de la baja en la disponibilidad de divisas.
La reducción del gasto fue producto de la fuerte contracción de los gastos de capital y de las transferencias a la esfera productiva, y en menor grado de las operaciones financieras y de las transferencias al sector empresarial y cooperativo. Los gastos en educación, seguridad social, cultura y arte, ciencia y tecnología, mostraron cierto repunte, mientras el gasto en salud disminuyó levemente. En este proceso de ajuste, el gobierno resolvió que todo gasto no ejecutado en cada trimestre se retiraría de la unidad presupuestada en cuestión y pasaría a ser parte de la reserva del presupuesto. En consecuencia, se espera una baja del gasto público total como proporción del PIB (de 75.3 por ciento en 2009 a 70.6 en 2010).
El escaso dinamismo de la economía cubana fue producto de reducciones en la actividad de construcción (casi 10 por ciento), la producción agrícola (2.4) y en minas y canteras (1.5), y del estancamiento de la manufactura. Los servicios (comercios, restaurantes y hoteles y servicios comunales, sociales y personales) crecieron levemente. La caída de la construcción refleja un menor número de viviendas nuevas. El pobre desempeño de la agricultura acusa el impacto adverso de la sequía, así como el incumplimiento del plan de producción del azúcar. Dificultades con el acceso a insumos, asociados a la escasez de divisas, afectaron tanto a la agricultura como a la industria.
Los cambios en el ámbito laboral en Cuba se enmarcan dentro de la estrategia integral de actualización
del modelo económico. En el balance, alrededor de 823 mil cubanos trabajan en el sector no estatal y otros 144 mil tienen negocios propios. El gobierno emplea al 84 por ciento restante de la fuerza laboral de 5.1 millones de personas, los cuales reciben un salario promedio de 17.8 dólares. El gobierno cubano reconoció ampliamente la existencia de plantillas infladas
y la necesidad de reacomodar a aquellos trabajadores redundantes. En septiembre de 2010 se dieron a conocer los lineamientos para el reacomodo de 20 por ciento de la fuerza laboral empleada en el gobierno (alrededor de un millón de trabajadores).
Las rebanadas del pastel
Desde Chiapas llega la siguiente denuncia: “trabajadores de la Asociación Civil Innovación y Apoyo Educativo AC, con sede en San Cristóbal de las Casas, son hostigados laboralmente por tratar de transparentar los recursos económicos que aportan el Banco Interamericano de Desarrollo y la embajada de Finlandia, entre otros, para proyectos educativos dirigidos a profesores bilingües en comunidades indígenas. Además, varios trabajadores no han recibido aguinaldo, les han retenido salarios, se registran despidos injustificados y el patrón no paga el IMSS, entre otras violaciones. Lo anterior, no obstante que las citadas fuentes de financiamiento aportan puntualmente los recursos que, se dice, ‘son para el mejoramiento de los pueblos indígenas’. El director ejecutivo (desde Inglaterra) Charles Keck, junto con su administradora Angeles Ulloa, envió una carta amenazadora a la plantilla laboral: ‘en lo personal creo que ser empleado tiene más dignidad y más reconocimiento que ser desempleado’. Tal parece que algunas ONG como la mencionada se han convertido en las nuevas formas para seguir sirviéndose de los mismos y donde los indígenas son tratados como personas de segunda clase”.
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