Dossier 1. Para entender lo que está pasando en Palestina

  Contenido: PARTE I. Historia de una resistencia y lucha: 1. Conflicto Israel-Palestina: una breve historia en map...

Hambruna en Somalia

LA UNIÓN EUROPEA GASTA MILES DE MILLONES EN "RESCATAR" LAS FINANZAS DE LOS EMPRESARIOS POR LA ACTUAL CRISIS... ¿CUÁNDO COMENZARÁN A GASTAR ALGO PARA ELIMINAR EL HAMBRE EN EL ÁFRICA SOMETIDA?


Hambruna, especulación y deuda en Somalia

Quien debe a quien

Miércoles 3 de agosto de 2011, por Revista Pueblos

Más allá de la grave sequía que sufre el Cuerno de África, hay una serie de razones estructurales que están detrás de esta nueva hambruna, según denuncia la red ¿Quién debe a quién?

Segun la FAO "la hambruna en Somalia ha provocado la muerte de decenas de miles de personas en los últimos meses y la situación podría agravarse". Las causas de la hambruna en el Cuerno de África, y en Somalia en particular, no se limitan a la situación de grave sequía.

La especulación alimentaria, el control del negocio por parte de la agricultura industrializada y el acaparamiento de tierras juegan un triángulo desastroso para la población somalí. De este modo, las tierras en manos de muy pocas personas o, en el peor de los casos, de empresas o fondos de inversión extranjeros, se emplean para producir grano para los mercados internacionales en los cuales, gracias a la especulación con los alimentos, sus precios se disparan. Todo ello reduce a la población somalí a la pobreza y a la incapacidad de acceder a alimentos. Así, Somalia tiene una esperanza de vida de 50 años y tan sólo un 30% de la población tiene acceso al agua potable.

Además de la especulación financiera, ¿Quién debe a quién? también denuncia el endeudamiento ilegítimo acumulado a lo largo de décadas y, sobre todo, desde la dictadura de Siad Barre (1969-1991).

A este incremento de la deuda externa se sumó, entre 1981 y 1990, la puesta en marcha de toda una serie de políticas impulsadas por el FMI y el BM por el régimen de Siad Barre. Estas políticas supusieron privatizaciones y medidas de liberalización financiera, entre otras. Todas ellas de corte muy similar a las que hoy incluye el Pacto del Euro. Con estas medidas, la deuda pasó de poco más de 1.000 millones de dólares en 1981 a 2.300 millones en 1990.

Desde la caída del dictador Barre, el valor de la deuda externa de Somalia no se ha incrementado demasiado. Así, durante el período 1990–2009, la deuda ha pasado de 2.370 a 2.972 millones de dólares, ya que la comunidad internacional no mantenía relaciones financieras con el Estado somalí fallido (no le daban crédito). En estos años, el aumento de la deuda externa somalí se debió principalmente a intereses por impagos que se acumulan a la deuda pendiente (incluyendo principal e intereses del crédito). Desde 1991 el Gobierno de Somalia solo ha realizado un pago de servicio de deuda, en 1996 (2,7 millones de dólares), por lo que de facto se trata de un Estado en suspensión de pagos.

De este modo, en 2009 (último año del que hay datos) Somalia tenía una deuda externa de cerca de 3 mil millones de dólares que supone unos 255 dólares per cápita y se estima que significa más del 300% en relación a su PIB.

De la deuda externa somalí, 26,73 millones de euros son con el Estado español. Esta deuda corresponde toda a dos créditos FAD otorgados en 1987 y 1989 al régimen dictatorial de Mohamed Siad Barre. En ese momento Felipe González era el Presidente. Oficialmente los créditos se destinaron a transporte terrestre. No obstante, el su destino último fue para la venta de camiones y vehículos militares españoles a Somalia. Las empresas españolas que se beneficiaron de la operación en ambos casos fueron ENASA - PEGASO y FOCOEX, que en el momento de la concesión de los créditos eran 100% públicas.

Este es un ejemplo claro de como la mayoría de la deuda externa somalí se puede declarar como deuda ilegítima, de opresión, ya que estos créditos sirvieron para mantener o fortalecer al régimen dictatorial y represor de Somalia.

Además, desde 2008, el Gobierno ha seguido gastando dinero con fines militares en Somalia mediante la operación Atalanta de la UE. Esta ha sido la costosa misión militar para proteger un puñado de barcos pesqueros españoles durante su expolio de la pesca somalí. Solo en 2010 el Gobierno gastó 82,3 millones de euros en esta misión, a los que habría que añadir 2,7 millones para la formación de militares somalíes (misión EUTM-Somalia).

En este contexto, la FAO ha pedido 1.100 millones de dólares para hacer frente a la hambruna que sufre el país. El Gobierno español ha prometido 25 millones de euros, algo menos de la deuda que le reclama a Somalia.

Por todo ello la red ¿Quién debe a quién? considera que el Gobierno español tiene que tomar toda una serie de medidas para minimizar los problemas del Cuerno de África. Entre ellas destacan: • Cancelación de la deuda somalí. • Retirada de las operaciones militares de la zona, especialmente de la operación Atalanta. • Impulso de medidas contra la especulación financiera con los alimentos, como el impuesto a las transacciones financieras, el registro público y control de los CDS (como ocurre, en parte, en EEUU), prohibir (o al menos limitar seriamente) las ventas en corto y al descubierto, eliminar las operaciones OTC, obligando a que todas ellas tengan que estar reguladas en los sistemas bursátiles, eliminar los paraísos fiscales... Todas ellas de fácil aplicación con voluntad política, pues ya se realizaron en el pasado. • Salida de la alimentación de la OMC como paso previo para el impulso de un modelo agroalimentario más localizada y basado en la seguridad alimentaria.



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Las víctimas más frágiles de Somalia

Más de 3.155 niños malnutridos se hacinan en un hospital de Mogadiscio - Los islamistas impidieron las vacunas y el sarampión causa ahora estragos

J. M. CALATAYUD (ENVIADO ESPECIAL) - Mogadiscio - 12/08/2011

"Era un niño de siete años, murió anoche de hambre", dice uno de los enfermeros del hospital de Banadir en Mogadiscio. El cuerpo del pequeño Omar, cubierto con varias sábanas, descansa dentro de una especie de cuna tapada por una tela azul y una mosquitera que ya no tiene mucho sentido.

"Ocurre a menudo y en el hospital hay más como él, los familiares tienen que venir a recoger el cuerpo, pero no tienen medios para pagar por el transporte o para la tumba, así que aquí siguen", explica el enfermero con naturalidad antes de salir y seguir su ronda en otra habitación.

En el hospital materno-infantil de Banadir hay 3.155 niños ingresados, aunque su capacidad es de 400 camas, lo que le convierte en el mayor de Somalia. En junio y julio, 140 niños murieron en este hospital y cada día están muriendo dos o tres niños más. Enfermedades como el cólera, la diarrea y el sarampión matan a los pequeños, aunque la causa de fondo es la malnutrición.

En total, más de 25.000 niños menores de cinco años han muerto en Somalia en los últimos meses a causa de la hambruna, según la agencia de cooperación de Estados Unidos. En todo el Cuerno de África, son más de 12 millones las personas afectadas por una crisis humanitaria desencadenada por la peor sequía en la región en seis décadas. "El problema es que los padres traen a sus hijos cuando ya sufren malnutrición severa porque antes prueban con medicina tradicional; hay niños que se apagan y otros que se quedan", explica otro enfermero, Abdi Mohamed, mientras administra el gotero a una niña escuálida en un espacio habilitado con camillas para poder atender más casos.

Mohamed tiene 32 años y los pómulos hundidos por una gran delgadez y solo la bata blanca lo diferencia de los pacientes. Él es uno de los 40 enfermeros del hospital, todos ellos voluntarios sin sueldo, igual que los 15 médicos, los 90 auxiliares y los casi 100 limpiadores y administrativos. "Cuando puedo y si tengo tiempo, como algo", responde Mohamed antes de añadir, "pero ahora no puedo hablar, mi gente se está muriendo".

En una de las camillas yace Yirow, un niño de cuatro años con aspecto de bebé cuyo cuerpo desnudo no deja de temblar. "Tiene sarampión", explica cansadamente su padre, Ali Mohamed, mientras con un cartón intenta apartar las decenas de moscas que acosan a Yirow.

Ali Mohamed, su mujer y sus ocho hijos llegaron hace un mes desde Baidoa, a unos 250 kilómetros de Mogadiscio. "Otros dos de mis hijos y mi mujer también están en el hospital, y el más pequeño murió cuando llegamos, tenía dos años y fue también por sarampión", continúa diciendo en un tono monótono.

Hace unos años, la milicia islamista radical Al Shabab, que controla gran parte de Somalia, prohibió las campañas de vacunación en las áreas bajo su control y ahora el sarampión es una de las principales causas de mortalidad infantil. La guerra entre Al Shabab y el Gobierno es la fase más reciente de un conflicto que dura desde 1991 y es también causa de la hambruna.

"Esta es la peor situación que recuerdo, igual que en el 92", dice la doctora Luul Mohamud Mohamed, jefa del ala de pediatría. Ese año, otra hambruna mató a unas 300.000 personas en Somalia.

"Desde abril, cada vez recibimos más pacientes, y en las últimas semanas nos llegaban mujeres y niños con heridas de balas y por explosiones", asegura Luul Mohamed, que critica la falta de asistencia de la comunidad internacional. "Recibimos material y medicinas de varias organizaciones, pero muchas veces nos dan lo que ellos quieren, no lo que necesitamos, porque no vienen a ver la situación y no nos preguntan".

El hospital tampoco recibe ayuda del Gobierno somalí y vive de las donaciones de particulares, explica Luul Mohamed.

Finalmente, ella misma llama a una ambulancia para que recoja el cuerpo de Omar, el niño de siete años que murió en la noche del lunes. Dos hombres llevan su cuerpo a una pequeña habitación separada del edificio principal del hospital mientras la madre y otras dos mujeres miran en silencio.

Allí, muy lentamente, retiran todas las sábanas que lo cubren menos una, que ajustan bien al cuerpo. Entonces empiezan a lavarlo con ternura echando agua desde unos bidones. Al otro lado del muro del recinto del hospital hay un cementerio del que ahora llegan los cantos alegres de un grupo de niños. Vienen de uno de los campos de desplazados que se han formado en las últimas semanas y que se ha establecido en este cementerio.

Poco después llega la ambulancia, pero el problema es que apenas queda sitio para tumbas en Mogadiscio y la familia no sabe dónde va a poder enterrar a Omar.



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Refugiados sin retorno

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Somalia cumple hoy un mes de hambruna, aunque el drama lleva muchos años instalado en el Cuerno de África

MANUEL RUIZ RICO Addis Abeba (Etiopía) 20/08/2011 18:15 Actualizado: 20/08/2011 18:39

Hoy se cumple un mes desde que la ONU declarara la hambruna en Somalia. La situación, no obstante, no es nueva para los habitantes del Cuerno de África, algunos de los cuales llevan décadas desplazados por situaciones similares ocurridas hace muchos años. Hoy, como entonces, la sequía que ha dado pie a la hambruna "no ha cogido a Naciones Unidas por sorpresa", según reconoce la coordinadora de Socorro de la ONU para el Cuerno de África, Valerie Amos. En realidad, pocos ignoraban lo que se avecinaba y las crudas consecuencias se están viviendo ahora, con más de medio millón de somalíes refugiados en Kenia y Etiopía, quienes seguramente jamás vuelvan a los hogares que dejaron atrás porque no tenían qué comer, como ya ocurrió hace 20 años.

A corto plazo, la situación no es mucho mejor. La ONU prevé que haya que mantener la ayuda humanitaria al menos hasta diciembre, mientras que la sangría no cesa: unos 2.000 refugiados siguen huyendo diariamente a Kenia y Etiopía. El futuro de los refugiados somalíes permanece indisolublemente unido a la deriva de su país y, a juzgar por esto, no tendría que pasar nada extraño para que jamás vuelvan a sus hogares. Así ocurre con el campo de Kebrebeyah, en Etiopía, que se abrió en 1991 para albergar a somalíes que huían del conflicto que siguió a la caída del régimen de Siad Barre. "Hoy, sus iniciales residentes aún están ahí", aseguran fuentes del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).

Miles de refugiados continúan en Kebrebeyah, abierto en 1991

"He venido hasta Etiopía esperando una vida mejor para mis hijos, pero cuando la lluvia y la paz regresen a Somalia, quiero volver a mi país", asegura Barey, una somalí de 31 años, a Laura Padoan, del equipo de emergencias de Acnur en Dollo Ado, donde está situado el campo de Kebrebeyah. Barey está embarazada y llegó a uno de los cuatro campos de Dollo Ado con sus cinco hijos. Su marido se quedó en el camino.

"La mayoría de los que entran tienen una historia similar a la de Barey: sin su modo de vida y sin agua, la gente de las zonas rurales de Somalia simplemente no puede sobrevivir", asegura Padoan. Sin embargo, el deseo de Barey, el retorno, no será nada fácil. Cualquier previsión opti-mista se torna desalentadora a tenor de cómo transcurren los acontecimientos en Somalia, en plena guerra civil y con la guerrilla islamista de Al Shabab controlando regiones del interior.

"En teoría, la solución a largo plazo pasa por el retorno voluntario de los refugiados, siempre que las condiciones de las que huyeron no existan y haya paz en el país, mientras que el realojo en un tercer país es una posibilidad, pero muy minoritaria y muy difícil", recalcan desde Acnur.

Nómadas sin recursos

"La mayoría de los refugiados son población nómada pastoralista que ha perdido todo su ganado debido a la sequía y no tiene ninguna otra fuente de recursos para sobrevivir. Entonces huyen", asegura Guillem Pérez, responsable de Médicos Sin Fronteras en Dollo Ado, con 119.266 refugiados somalíes. En Morodile, a 250 kilómetros al noreste de Dollo Ado, hay más de 17.500 somalíes que han cruzado la frontera en las últimas semanas, según el recuento que hizo ayer Acnur.

"Cuando la lluvia y la paz regresen a Somalia, volveré", dice una refugiada

El día a día en los campos de refugiados pasa por combatir la malnutrición infantil y un brote de sarampión que ha dejado tras de sí varias decenas de muertos en los campamentos etíopes. "En Dollo Ado el número de niños malnutridos es muy alto y se ha comenzado una campaña de vacunación contra el sarampión. Este es uno de los mayores peligros, ya que por el hacinamiento y las débiles condiciones de salud, el contagio de la enfermedad puede extenderse muy rápidamente", detalla Pérez.

Y todo esto en medio de un escenario crítico, cuyos protagonistas son casi medio millón de somalíes huidos a Kenia y Etiopía, más del 90% menores. El futuro de Somalia tiene ahora por presente, y quién sabe si también por futuro, el limbo de un multitudinario campamento de refugiados.


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Hambruna en Somalia, declara la ONU

20 de julio de 2011 / Ricardo Pompa Michel
NoticiasHambruna Somalia

Pleno siglo XXI y seguimos presenciando condiciones de en el mundo. Las Naciones Unidas han declarado oficialmente, este miércoles, situación de en dos regiones del sur de una circunstancia que no se daba en este país desde 1992.

Se trata de Bakool y de Bajo Shabelle, dos regiones gravemente afectadas por la sequía, bajo el control de la milicia .

Según la , esta hambruna representa la situación de inseguridad alimentaria más grave que hay en el mundo, en un país que sufre los índices de malnutrición más altos del planeta, con picos de hasta el 50% en algunas zonas del sur

"Si no actúamos ahora, el hambre se extenderá a las ocho regiones del sur de Somalia en los próximos dos meses, debido a malas cosechas y a la aparición de enfermedades infecciosas", ha alertado Marco Bowden.

El Alto Comisionado de naciones Unidas para los Refugiados ACNUR ha puesto en marcha un puente áereo de emergencia para enviar tiendas a Kenia y Etiopía. Los primeros envíos ya han llegado y se están transportando a las fronteras con Somalia para dar cobijo a miles de refugiados somalíes exhaustos que han huido del conflicto y la sequía.


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