Dossier #3
Para entender lo que está pasando
en Ucrania
Contenido:
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Militar suizo, experto de la ONU, analiza con bisturí la guerra en Ucrania
La revista “Zeitgeschehen im Fokus” entrevista a Jacques Baud*, coronel del ejercito suizo, experto en inteligencia militar y adjunto en la OTAN durante 5 años
Sr. Baud, usted conoce la región donde ahora hay guerra. ¿Qué conclusiones ha sacado de lo que esta ocurriendo en Ucrania?
Jacques Baud: Conozco bastante bien la región. Estuve con el FDFA [Ministerio de Asuntos Exteriores de Suiza] y en su nombre fui adscrito a la OTAN durante cinco años. Mi trabajo era combatir la proliferación de armamento letal, en esa condición contribuí al programa en Ucrania después de 2014. Además, conozco muy bien Rusia, la OTAN y Ucrania debido a mi trabajo anterior en inteligencia estratégica. Hablo ruso y tengo acceso a documentos que pocas personas en Occidente leen.
Usted es experto en la situación en Ucrania. Su actividad profesional le ha llevado a la actual región de crisis. ¿Cómo percibes lo que está pasando?
JB: Es una locura, incluso podemos decir que hay una verdadera histeria. Lo que me sorprende, y me molesta mucho, es que nadie se pregunte por qué los rusos lanzaron esta operación. Nadie quiere abogar por la guerra, y ciertamente yo tampoco. Pero como ex jefe de “Política y Doctrina” en el Departamento de Operaciones de Mantenimiento de la Paz de la ONU en Nueva York durante dos años, siempre me hago la pregunta: ¿Cómo llegamos al punto de iniciar una guerra?
¿Cuál fue tu tarea en la ONU?
JB: La ONU necesitaba entender cómo ocurren las guerras, qué factores conducen a la paz y qué se puede hacer para evitar bajas o cómo prevenir la guerra. Si no entiendes cómo sucede la guerra, entonces no puedes encontrar una solución. Estamos exactamente en esta situación. Cada país está imponiendo sus propias sanciones contra Rusia, y sabemos muy bien que esto no va a ninguna parte. Lo que me impactó particularmente fue la declaración del Ministro de Economía de Francia de que quieren destruir la economía de Rusia con el objetivo de hacer sufrir al pueblo ruso. Tal afirmación es indignante.
¿Cómo evalúa la ofensiva rusa?
JB: Atacar a otro Estado va en contra de los principios del derecho internacional. Pero también se debe considerar el trasfondo de tal decisión. En primer lugar, hay que dejar claro que Putin ni está loco ni ha perdido el contacto con la realidad. Es una persona metódica y sistemática, es decir, muy rusa. Creo que era consciente de las consecuencias de su operación en Ucrania. Evaluó, obviamente con razón, que, si realizaba una operación “pequeña” para proteger a la población de Donbass o una operación “masiva” a favor de la población de Donbas y de los intereses nacionales de Rusia, las consecuencias serían las mismas. Entonces, fue a por la solución máxima.
¿Cuál es el objetivo de Rusia?
JB: Ciertamente no está dirigido contra la población ucraniana. Putin lo ha dicho una y otra vez. También se puede ver en los hechos. Rusia sigue suministrando gas a Ucrania. Los rusos no han impedido eso. No han cerrado Internet. No han destruido las plantas eléctricas y el suministro de agua. Aunque, tales servicios pueden haberse detenido en las áreas de combate. Pero el enfoque bélico rusos es muy diferente al de los estadounidenses, están los ejemplos en la ex Yugoslavia, Irak y Libia. Cuando los países occidentales atacaron a estas naciones, primero destruyeron el suministro de agua y electricidad y toda la infraestructura.
¿Por qué Occidente actúa de esta manera?
JB: El enfoque occidental, es necesario analizarlo desde el punto de vista de su doctrina operativa, se basa en la idea de que si destruyes la infraestructura, la población se rebelará contra “el dictador” y podrás deshacerte de él. Esta fue también la estrategia durante la Segunda Guerra Mundial, cuando ciudades alemanas como Colonia, Berlín, Hamburgo, Dresde, etc. fueron bombardeadas hasta su destrucción. Apuntaron directamente a la población civil para que hubiera un levantamiento. El gobierno pierde su poder a causa de un levantamiento y ganas la guerra sin poner en peligro a tus propias tropas. Esa es la teoría.
¿Cuál es el enfoque ruso?
JB: Es completamente diferente. Han anunciado claramente su objetivo. Quieren la “desmilitarización” y “desnazificación” de Ucrania Si sigues honestamente la situación, eso es exactamente lo que están haciendo. Por supuesto, una guerra es una guerra y, lamentablemente, siempre hay muertes en el proceso, pero es interesante ver qué dicen los números. El viernes 4 de marzo, la ONU informó de 265 civiles ucranianos muertos. Por la noche, el Ministerio de Defensa ruso calculó el número de soldados muertos en 498. Esto significa que hay más víctimas entre los militares rusos que entre los civiles del lado ucraniano. Si ahora compara esto con Irak o Libia, entonces es exactamente lo contrario con las guerras que desata occidente.
¿Los medios occidentales no están mostrando la verdad?
JB: Sí, nuestros medios afirman que los rusos quieren destruirlo todo, pero eso obviamente no es cierto. También me preocupa la forma en que nuestros medios retratan a Putin, hablan como si de repente el “tirano” decidió atacar y conquistar Ucrania. Estados Unidos advirtió durante varios meses que habría un ataque sorpresa, pero no pasó nada.
Por cierto, los servicios de inteligencia y los líderes ucranianos han negado repetidamente esas advertencias estadounidenses. Si se observa detenidamente los informes militares y los preparativos sobre el terreno, uno puede comprobar con bastante claridad: Putin no tenía intención de atacar Ucrania hasta mediados de febrero.
¿Por qué cambió eso? ¿Que ha sucedido?
JB: Hay que saber algunas cosas primero, de lo contrario no se entiende. El 24 de marzo de 2021, el presidente ucraniano Zelensky emitió un decreto presidencial para recuperar Crimea. Luego comenzó a mover al ejército ucraniano al sur y sureste, hacia Donbass. Desde hace un año, hay una gran concentración tropas ucranianas en la frontera sur de Ucrania. Zelensky siempre sostuvo que los rusos no atacarían Ucrania. El ministro de Defensa de Ucrania también lo confirmó en repetidas ocasiones. Del mismo modo, el jefe del Consejo de Seguridad de Ucrania declaró en diciembre y enero que no había señales de un ataque ruso contra Ucrania.
¿Era un truco?
JB: No y, estoy seguro que Putin no quería atacar Ucrania, dijo esto repetidamente. Obviamente, hubo presión de los EEUU para empezar la guerra.
Estados Unidos tiene poco interés en la propia Ucrania. Lo que querían era aumentar la presión sobre Alemania para cerrar Nord Stream II. Querían que Ucrania provocara a Rusia y, si Rusia reaccionaba, el Nord Stream II se congelaría.
Se aludió a tal escenario cuando Olaf Scholz visitó Washington, y Scholz claramente no quería aceptarlo. Esa no es sólo mi opinión, hay muchos diplomáticos estadounidenses que lo entendieron así: el objetivo era Nord Stream II, y no hay que olvidar que este gasoducto se construyó a pedido de los alemanes. Es fundamentalmente un proyecto alemán. Porque Alemania necesita más gas para lograr sus objetivos energéticos y climáticos.
¿Por qué Estados Unidos esta interesada en el conflicto?
JB: Desde la Segunda Guerra Mundial, la política estadounidense siempre ha sido evitar que Alemania y Rusia (o la URSS) trabajen más estrechamente. Esto es a pesar del hecho de que los alemanes tienen un miedo histórico a los rusos. Pero estos dos países son las dos mayores potencias de Europa. Históricamente, siempre ha habido relaciones económicas entre Alemania y Rusia. Estados Unidos siempre ha tratado de evitar eso.
No hay que olvidar que, en una guerra nuclear, Europa sería el campo de batalla. Eso significa que, en tal caso, los intereses de Europa y Estados Unidos no serían necesariamente los mismos. Esto explica por qué en la década de 1980 la Unión Soviética apoyó los movimientos pacifistas en Alemania. Una relación más estrecha entre Alemania y Rusia haría inútil la estrategia nuclear estadounidense.
¿Por qué EEUU critica la dependencia energética de Alemania?
JB: Es irónico que EEUU critique la dependencia energética de Alemania o Europa de Rusia. Rusia es el segundo mayor proveedor de petróleo del mundo. Estados Unidos compra su petróleo principalmente a Canadá, luego a Rusia, México y Arabia Saudita. Esto significa que Estados Unidos depende de Rusia. Esto también es cierto para los motores de sus cohetes, por ejemplo. Eso no molesta a los Estados Unidos. Pero a Estados Unidos le molesta que los europeos dependan de Rusia.
Durante la Guerra Fría, Rusia, más bien, la Unión Soviética, siempre respetó todos los contratos de gas. La forma de pensar rusa a este respecto es muy similar a la suiza. Rusia tiene una mentalidad respetuosa de la ley; se siente obligado por las reglas al igual que Suiza. No significa que no tengan emociones, pero cuando se establecen reglas, las cumplen. Durante la Guerra Fría, la Unión Soviética nunca hizo una conexión entre el comercio y la política. En este sentido la disputa relacionada con Ucrania es principalmente política.
Según Brzezinski. Ucrania sería clave para dominar Eurasia ¿Que papel juega esta teoría en esta guerra?
JB: Brzezinski fue sin duda un gran pensador y todavía influye en el pensamiento estratégico de Estados Unidos. Pero no creo que este aspecto sea clave en esta crisis en particular. Ucrania es ciertamente importante. Pero la cuestión de quién domina o controla Ucrania no es el punto principal aquí. Los rusos no pretenden controlar Ucrania. El problema de Ucrania para Rusia, como para otros países, es estratégico.
¿Que significa eso?
JB: En toda la discusión que se está llevando a cabo en todas partes se están ignorando cuestiones cruciales. La gente está hablando de armas nucleares, pero es como si estuvieran viendo una película. La realidad es algo diferente. Los rusos quieren establecer una distancia entre las fuerzas militares de la OTAN y Rusia. El poder de la OTAN no es otro que el poder nuclear estadounidense. Esa es la esencia de la OTAN. Cuando trabajaba en la OTAN, Jens Stoltenberg –entonces mi jefe– solía decir: “La OTAN es una potencia nuclear”. Hoy, EEUU ha desplegado sus sistemas de misiles en Polonia y Rumania, que incluyen los sistemas de lanzamiento MK-41.
¿Son estas armas defensivas?
JB: Estados Unidos, por supuesto, dice que son puramente defensivos. De hecho, puedes disparar misiles antibalísticos desde estos lanzadores. Pero también puedes lanzar misiles nucleares con el mismo sistema.
Estas rampas están a pocos minutos de Moscú. Si en una situación de mayor tensión en Europa, los rusos detectan, con imágenes satelitales o inteligencia, actividades en estas plataformas que indiquen preparativos para un lanzamiento, ¿esperarán hasta que se lancen misiles nucleares hacia Moscú?
Lo más probable es que no … Por supuesto que no. Inmediatamente lanzarían un ataque preventivo. Toda esta situación se agravó después que Estados Unidos se retirara del Tratado ABM [Tratado de Misiles Antibalísticos]. Según este Tratado, no se podían implementar sistemas de este tipo en Europa. La idea era precisamente mantener un cierto tiempo de reacción en caso de enfrentamiento. Eso fue porque pueden ocurrir errores no intencionados.
Tuvimos algo así durante la Guerra Fría. Cuanto mayor sea la distancia entre los misiles nucleares, más tiempo tienes para reaccionar. Si los misiles se despliegan demasiado cerca del territorio ruso, Rusia no tendrá tiempo para reaccionar en caso de un ataque y se corre el riesgo de entrar en una guerra nuclear mucho más rápido. Esto afecta a todos los países vecinos. Los soviéticos, en su época, se dieron cuenta de esto, por eso crearon el Pacto de Varsovia.
Primero fue la OTAN… La OTAN se fundó en 1949 y el Pacto de Varsovia solo seis años después. La razón fue el rearme de la RFA y su ingreso en la OTAN en 1955. Si miras el mapa de 1949, puedes ver una brecha muy grande entre el poder nuclear de la OTAN y el de la URSS. Mientras la OTAN avanzaba hacia la frontera rusa, al incluir a Alemania, Rusia reaccionó creando el Pacto de Varsovia. En ese momento, los países de Europa del Este ya eran todos comunistas y estaban bajo control de sus propios partidos comunistas. La URSS quería tener un cinturón de seguridad a su alrededor, por lo que creó el Pacto de Varsovia. Quería mantener un “glacis” (defensa fortificada) para poder librar una guerra convencional durante el mayor tiempo posible. Esa era la idea: hacer una guerra convencional el mayor tiempo posible y evitar meterse en la nuclear.
¿Sigue siendo así hoy en día?
JB: Después de la Guerra Fría, la estrategia nuclear quedó algo olvidada. La seguridad ya no era una cuestión de armas nucleares. La guerra de Irak, la guerra de Afganistán fueron guerras con armas convencionales, y la dimensión nuclear estaba fuera de la vista. Pero los rusos no lo han olvidado. Piensan estratégicamente. En ese momento, visité el Estado Mayor de la Academia Voroshilov en Moscú. Allí se podía ver cómo piensa la gente. Piensan estratégicamente, tal como se debe pensar en tiempos de guerra.
¿Ocurre eso hoy?
JB: Hoy se puede ver muy claramente. La gente de Putin piensa estratégicamente. Los rusos tienen un pensamiento estratégico, un pensamiento operativo y un pensamiento táctico. Los países occidentales, como hemos visto en Afganistán o Irak, no tienen estrategia.
Este es exactamente el problema que tienen los franceses en Malí. Malí ahora ha exigido que abandonen el país, porque los franceses están matando gente sin una estrategia y sin un objetivo estratégico. Con los rusos es completamente diferente, piensan estratégicamente. Tienen un objetivo. Es lo mismo con Putin.
En nuestros medios se nos dice que Putin ha puesto en juego armas nucleares. ¿También ha oído eso?
JB: Sí, Vladimir Putin puso sus fuerzas nucleares en alerta de nivel 1 el 27 de febrero. Pero, esto es sólo la mitad de la historia. Los días 11 y 12 de febrero se celebró en Múnich la conferencia sobre seguridad. Zelensky estaba allí. Indicó que quería adquirir armas nucleares. Esto se interpretó como una amenaza potencial y se encendió la luz roja en el Kremlin. Para entenderlo, tenemos que recordar el Acuerdo de Budapest de 1994. Se trataba de destruir los misiles nucleares en el territorio de las ex repúblicas soviéticas, dejando solo a Rusia como potencia nuclear. Ucrania también entregó las armas nucleares a Rusia a cambio la inviolabilidad de sus fronteras. Cuando Crimea volvió a Rusia, en 2014, Ucrania dijo que no cumpliría con el acuerdo de 1994.
Volvamos a las armas nucleares. ¿Qué dijo realmente Putin?
JB: Si Zelensky quisiera recuperar las armas nucleares, eso sin duda sería inaceptable para Putin. Si tiene armas nucleares justo en la frontera, hay muy poco tiempo de advertencia. Durante la conferencia de prensa posterior a la visita de Macron, Putin dejó en claro que; si la distancia entre la OTAN y Rusia era pequeña, esto podría generar complicaciones sin que nos diéramos cuenta.
Pero, el elemento decisivo estuvo en el inicio de la operación contra Ucrania, cuando el ministro de Exteriores francés amenazó a Putin declarando que la OTAN era una potencia nuclear. Putin reaccionó elevando el nivel de alerta de sus fuerzas nucleares. Nuestros medios, por supuesto, no mencionaron esto. Putin es realista; tiene los pies en la tierra y tiene un propósito.
¿Qué llevó a Putin a intervenir militarmente ahora?
JB: El 24 de marzo de 2021, Zelensky emitió un decreto presidencial para reconquistar Crimea por la fuerza. Comenzó los preparativos para hacerlo. Si esa fue su verdadera intención o simplemente una maniobra política, no lo sabemos. Lo que hemos visto, sin embargo, es que reforzó masivamente el ejército ucraniano en la región de Donbass y en el sur hacia Crimea.
Por supuesto, los rusos se han dieron cuenta de esta concentración de tropas. Al mismo tiempo, la OTAN realizó grandes ejercicios entre el Báltico y el Mar Negro. Comprensiblemente, esto llevó a los rusos a reaccionar. Realizaron ejercicios en el distrito militar sur. Las cosas se calmaron después de eso, y en septiembre Rusia llevó a cabo los ejercicios «Zapad 21» planeados desde hace mucho tiempo. Estos ejercicios se realizan cada cuatro años. Al final de los ejercicios, algunas tropas permanecieron cerca de Bielorrusia. Estas eran unidades del Distrito Militar del Este. La mayor parte del equipo que quedó allí se guardó para una gran maniobra planeada con Bielorrusia para principios de este año.
¿Cómo reaccionó Occidente ante esto?
JB: Europa y especialmente los EEUU interpretaron esto como un refuerzo de las capacidades ofensivas contra Ucrania. Expertos militares independientes, pero también el jefe del Consejo de Seguridad de Ucrania, dijeron que en ese momento no se estaban realizando preparativos para la guerra. El equipo dejado por Rusia en octubre no estaba destinado a una operación ofensiva.
Sin embargo, los llamados expertos militares occidentales, especialmente en Francia, interpretaron esto como preparativos para la guerra y comenzaron a designar a Putin como un loco. Así evolucionó la situación desde finales de octubre de 2021 hasta principios de este año. La forma en que Estados Unidos y Ucrania se comunicaron sobre este tema fue muy contradictoria. EEUU advertía sobre una ofensiva planificada, mientras que Ucrania la negaba. Fue un ida y vuelta permanente.
La OSCE informó que se bombardeo el Donbass en febrero de este año ¿Qué pasó en febrero?
JB: A fines de enero, la situación parece evolucionar. Estados Unidos habló con Zelensky y se observaron ligeros cambios. Desde principios de febrero, los Estados Unidos hablan de un ataque ruso inminente y comienzan a difundir escenarios de ataque. Antonio Blinken, en el Consejo de Seguridad de la ONU, explica como se desarrollaría un ataque ruso según la inteligencia estadounidense.
Esto nos recuerda la situación de 2002/2003 antes del ataque a Irak. Allí, también, las explicaciones que dio Estados Unidos, supuestamente se basaron en análisis de inteligencia. Como sabemos eso no era cierto, Irak no tenía armas de destrucción masivas. De hecho, la CIA no confirmo esa hipótesis. Como resultado, Donald Rumsfeld no se basó en la CIA, sino en un pequeño grupo confidencial dentro del Departamento de Defensa, que había sido especialmente creado para eludir los análisis de la CIA.
¿De dónde viene esa información?
JB: En el contexto de Ucrania, Blinken hizo exactamente lo mismo. En toda la discusión que precedió a la ofensiva rusa se aprecia la ausencia total de los análisis de CIA y de las agencias de inteligencia occidentales. Todo lo que Blinken nos contó procedía de un equipo que él mismo montó, el “Tiger Team”. Los escenarios que se nos presentaron no provenían de un análisis de inteligencia, sino de unos autodenominados expertos que inventaron un escenario con agenda política.
Así nació el rumor de que los rusos estaban a punto de atacar. Entonces, el 16 de febrero, Joe Biden dijo que sabía que los rusos estaban a punto de atacar. Pero cuando se le preguntó cómo sabía eso, respondió que Estados Unidos tenía muy buenas capacidades de inteligencia, sin mencionar a la CIA o la Oficina de Inteligencia Nacional.
Entonces, ¿pasó algo el 16 de febrero?
JB: Ese día, hubo un aumento exagerado en las violaciones del alto el fuego por parte del ejército ucraniano a lo largo de la línea de alto el fuego, la llamada “línea de contacto”. Siempre ha habido violaciones en los últimos ocho años, pero desde el 12 de febrero, el aumento fue descomunal, incluidas las explosiones, especialmente en las regiones de Donetsk y Lugansk. Lo sabemos porque lo informó la misión de la OSCE en el Donbass. Estos informes se pueden leer en los “Informes diarios” de la OSCE.
¿Cuál era el objetivo del ejército ucraniano?
JB: Esta era sin duda la fase inicial de una ofensiva contra el Donbass. Cuando el fuego de artillería se intensificó, las autoridades de ambas repúblicas comenzaron a evacuar a la población civil hacia Rusia. En una entrevista, Sergei Lavrov mencionó más de 100.000 refugiados. En Rusia, esto fue visto como el inicio de una operación a gran escala.
¿Cuáles fueron las consecuencias?
JB: Esta acción del ejército ucraniano desencadenó todo. A partir de ese momento, para Putin quedaba claro que Ucrania iba a llevar a cabo una ofensiva contra las dos repúblicas. El 15 de febrero, el parlamento ruso, la Duma, había adoptado una resolución proponiendo el reconocimiento de la independencia de estas repúblicas. Al principio Putin no reaccionó, pero a medida que se intensificaban los ataques, decidió el 21 de febrero responder positivamente a la petición parlamentaria.
¿Por qué Putin dio este paso?
JB: En esa situación, no tuvo más remedio que hacerlo, porque el pueblo ruso no habría entendido que no hiciera nada para proteger a la población de habla rusa de Donbass. Para Putin, estaba claro que interviniera solo para ayudar a las repúblicas o para invadir Ucrania, Occidente reaccionaría igualmente con sanciones masivas. En un primer paso, reconoció la independencia de las dos repúblicas, luego, el mismo día, concluyó tratados de amistad y cooperación con cada una de ellas. A partir de entonces, podría invocar el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, que le permitía intervenir para asistir a las dos repúblicas en el marco de la defensa colectiva y la legítima defensa. Así creó la base legal para su intervención militar.
¿Pero no solo ayudó a las repúblicas, también atacó a toda Ucrania?
JB: Putin tenía dos opciones: primero, simplemente ayudar al Donbass de habla rusa contra la ofensiva militar ucraniana; segundo, llevar a cabo un ataque más profundo en toda Ucrania para neutralizar sus capacidades militares. También tuvo en cuenta que, hiciera lo que hiciera, le lloverían las sanciones. Por eso ha apostado claramente por la variante máxima; sin embargo, debe señalarse que Putin nunca ha dicho que quiera apoderarse de Ucrania. Sus objetivos son claros: desmilitarización y desnazificación.
¿Cuál es el trasfondo de esos objetivos?
JB: La desmilitarización es comprensible, ya que Ucrania había reunido a todo su ejército en el sur, entre Donbass y Crimea. Una operación rápida le permitiría rodear a estas tropas. Esto es lo que sucedió, y gran parte del ejército ucraniano se encuentra actualmente rodeado en un gran bolsón en la región de Donbass, entre Slavyansk, Kramatorsk y Severodonetsk. Los rusos lo han rodeado y están en proceso de neutralizarlo.
Ahora, en cuanto a la llamada desnazificación. Cuando los rusos dicen esto, no es una frase vacía. Para compensar la falta de fiabilidad del ejército ucraniano, este país ha desarrollado poderosas fuerzas paramilitares desde 2014, incluido, por ejemplo, el famoso regimiento Azov. Pero hay muchos más. Hay una gran cantidad de estos grupos que están bajo el mando de Ucrania, pero no están compuestos exclusivamente por ucranianos. El regimiento Azov, por ejemplo, comprende 19 nacionalidades, entre ellas francesa, suiza, etc. Es una verdadera legión extranjera. En total, estos grupos de extrema derecha cuentan con unos 100.000 combatientes, según Reuters.
¿Por qué hay tantas organizaciones paramilitares en Ucrania?
JB: En 2015/2016 estuve en Ucrania con la OTAN. Ucrania tenía un gran problema, se estaban quedando sin soldados, porque el ejército ucraniano tenía muchas bajas debido a acciones que no eran de combate. Tuvieron bajas por suicidios y problemas con el alcohol. Tenían dificultades para encontrar reclutas. Me pidieron que ayudara debido a mi experiencia con la ONU. Entonces, fui a Ucrania varias veces. El punto principal era que el ejército no tenía credibilidad entre la población y tampoco dentro de las fuerzas armadas. Es por eso que Ucrania ha fomentado y desarrollado cada vez más las fuerzas paramilitares. Son fanáticos impulsados por el extremismo de derecha.
¿De dónde viene ese extremismo de derecha?
JB: Sus orígenes se remontan a la década de 1930. Después de los años de hambruna extrema, que pasaron a la historia como el Holodomor, surgió una resistencia al poder soviético. Para financiar la modernización de la URSS, Stalin había confiscado las cosechas, provocando hambrunas. El NKVD, el precursor de la KGB (que era al mismo tiempo el Ministerio del Interior y Seguridad), implementó esta política. La NKVD estaba organizada sobre una base territorial y en Ucrania había muchos judíos en los puestos de mando superiores.
Como resultado, todo se confundió en una sola ideología: odio a los comunistas, odio a los rusos y odio a los judíos. Los primeros grupos de extrema derecha datan de esta época y aún existen. Durante la Segunda Guerra Mundial, los alemanes necesitaban estos grupos, como la OUN (Organización Ucraniana Nacionalista) de Stephan Bandera y, el Ejército Insurgente Ucraniano. Los nazis usaron a estas organizaciones para luchar en la retaguardia soviética.
En ese momento, las fuerzas del Tercer Reich eran vistas como libertadoras, como la 2.ª división blindada de las SS, “Das Reich”, que había liberado Járkov de los soviéticos en 1943, y que todavía hoy se celebra en Ucrania. El epicentro geográfico de esta resistencia de extrema derecha estaba en Lvov, hoy Lviv, en la antigua Galitzia. Esta región incluso tenía su «propia» 14ª División Panzer Grenadier SS » Galitzia «, una división de las SS compuesta en su totalidad por ucranianos.
¿La OUN se formó durante la Segunda Guerra Mundial y sobrevivió al período soviético?
JB: Después de la Segunda Guerra Mundial, el enemigo era la Unión Soviética. La URSS no había logrado eliminar por completo estos movimientos antisoviéticos durante la guerra. Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña se dieron cuenta de que la OUN podía ser útil y la apoyaron para luchar contra la URSS con sabotajes y armas. Hasta principios de la década de 1960, los insurgentes ucranianos fueron apoyados por Occidente a través de operaciones clandestinas como Aerodynamic, Valuable, Minos, Capacho y otras.
Desde entonces, Ucrania ha mantenido una estrecha relación con Occidente y la OTAN. Hoy, es la debilidad del ejército ucraniano lo que ha llevado al uso de tropas fanáticas de ultraderecha. Creo que el término neonazis no es del todo exacto, aunque tienen ideas muy parecidas, llevan sus símbolos, son violentos y antisemitas,
Después de 2014, se suscribieron dos acuerdos para pacificar la situación en Ucrania. ¿Cuál es el significado de los acuerdos en el contexto de la disputa actual?
JB: Sí, es importante entender esto, porque el incumplimiento de estos dos acuerdos básicamente condujo a la guerra de hoy. Desde 2014, supuestamente había una solución para el conflicto, esta solución estaba en los acuerdos de Minsk. En septiembre de 2014, el ejército ucraniano ya no podía manejar el conflicto, a pesar de que fue asesorado por la OTAN. Estaba fallando regularmente. Por eso tuvo que comprometerse con los acuerdos de Minsk I en septiembre de 2014. Se trataba de un acuerdo entre el gobierno ucraniano y representantes de las dos autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk, con garantes europeos y rusos.
¿Cómo se produjo el nacimiento de estas dos repúblicas?
JB: Para entender, necesitamos retroceder un poco en esta historia. En otoño de 2013, la UE quería concluir un acuerdo comercial y económico con Ucrania. La UE estaba ofreciendo a Ucrania una garantía de desarrollo con subsidios, con exportaciones e importaciones, etc. Las autoridades ucranianas querían cerrar el trato. Pero esto tenían un grave problema, la industria y la agricultura ucranianas estaban orientadas hacia Rusia. Por ejemplo, los ucranianos desarrollaban motores para aviones rusos, no para aviones europeos o estadounidenses. Entonces, la orientación general de la industria era hacia el Este, no hacia el Oeste. En términos de calidad, Ucrania difícilmente podría competir con el mercado europeo. Por lo tanto, las autoridades querían cooperar con la UE manteniendo relaciones económicas con Rusia.
¿Habría sido eso posible?
JB: Por su parte, Rusia no tuvo ningún problema con los planes de Ucrania. Pero también quería mantener sus relaciones económicas con Ucrania. Por lo tanto, propuso establecer un grupo de trabajo tripartito para elaborar dos acuerdos: uno entre Ucrania y la UE y otro entre Ucrania y Rusia. El objetivo era cubrir los intereses de todas las partes. Pero fue la Unión Europea, a través de Barroso, la que pidió a Ucrania que eligiera entre Rusia y la UE. Ucrania pidió tiempo para pensar en una solución. Después de eso, la UE y los EEUU no jugaron limpio.
¿Por qué?
JB: La prensa occidental tituló: “Rusia presiona a Ucrania para que impida el tratado con la UE”. Eso no era cierto. Este no era el caso. El gobierno ucraniano siguió mostrando interés en el tratado con la UE, pero simplemente quería más tiempo para considerar soluciones a esta compleja situación. Pero los medios europeos no lo dijeron. Los días siguientes, extremistas de derecha del oeste del país aparecieron en el Maidan de Kiev. Todo lo que sucedió allí con la aprobación y el apoyo de Occidente es realmente terrible. Pero detallar todo aquí es demasiado para explicarlo en una entrevista.
¿Qué sucedió después que Yanukovich, el presidente elegido democráticamente, fuera derrocado?
JB: El nuevo gobierno provisional –surgido del golpe nacionalista de extrema derecha– como primer acto oficial, cambió la ley de idiomas en Ucrania. Esto demuestra que el golpe no tuvo nada que ver con la democracia, sino que fue producto de los ultranacionalistas que organizaron el levantamiento.
Este cambio legal desató una tormenta en las regiones de habla rusa. Se organizaron grandes manifestaciones en todas las ciudades del sur de habla rusa, en Odessa, Mariupol, Donetsk, Lugansk, Crimea, etc. Las autoridades ucranianas reaccionaron de forma brutal, reprimiendo con el ejercito. Se proclamaron brevemente repúblicas autónomas en Odessa, Kharkov, Dnepropetrovsk, Lugansk y Donetsk. Se combatió con extrema brutalidad y finalmente quedaron dos: Donetsk y Lugansk, que se autoproclamaron repúblicas autónomas.
¿Cómo legitimaron su estatus?
JB: Hicieron referéndums en mayo de 2014, para tener autonomía, y esto es muy, muy importante. Si miras nuestros medios en los últimos meses, solo hablan de “separatistas”. Pero es una mentira: los medios occidentales siempre hablaron de separatistas, pero esto es falso, en los referéndums se mencionaba claramente la autonomía dentro de Ucrania. Estas repúblicas querían algún tipo de solución suiza, por así decirlo. Después que el pueblo voto favorablemente la autonomía, las autoridades pidieron el reconocimiento de las repúblicas por parte de Rusia, pero el gobierno de Putin se negó.
¿Crimea no está también relacionado con esto?
JB: Habitualmente, olvidamos que Crimea era independiente, incluso antes de que Ucrania se independizara. En enero de 1991, mientras aún existía la Unión Soviética, Crimea celebró un referéndum que se gestionó desde Moscú y no desde Kiev. Así se convirtió en una República Socialista Soviética Autónoma. Ucrania no hizo su propio referéndum de independencia hasta seis meses después, en agosto de 1991. En ese momento, Crimea no se consideraba parte de Ucrania. Pero Ucrania no aceptó esto.
Entre 1991 y 2014 fue una lucha constante entre las dos entidades. Crimea tenía su propia constitución con sus propias autoridades. En 1995, animada por el Memorándum de Budapest, Ucrania derrocó al gobierno de Crimea con fuerzas militares y derogó su constitución. Pero esto nunca se menciona, ya que arrojaría una luz completamente diferente sobre el desarrollo actual.
¿Qué quería la gente de Crimea?
JB: De hecho, los habitantes de Crimea se consideraban independientes. Los decretos impuestos desde Kiev estaban en total contradicción con el referéndum de 1991 y explica por qué Crimea celebró un nuevo referéndum en 2014, después de que el nuevo gobierno ultranacionalista llegara al poder en Ucrania. Su resultado fue muy similar al de 30 años antes.
Después del referéndum, Crimea pidió unirse a la Federación Rusa. No fue Rusia quien conquistó Crimea, fue el pueblo el que autorizó a sus autoridades a pedirle a Rusia que los acogiera. En el tratado de amistad entre Rusia y Ucrania firmado en 1997, Ucrania garantizaba la diversidad cultural de las minorías en el país. Cuando el idioma ruso fue prohibido como idioma oficial en febrero de 2014, se estaba violando ese tratado.
¿Las personas que no conocen todo esto corren el riesgo de juzgar mal la situación?
JB: Eso me parece, además en los Acuerdos de Minsk se garantizaba la autonomía de las repúblicas del Donbass. Fueron garantes, por el lado ucraniano Alemania y Francia y Rusia del lado de las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk. Este papel lo desempeñaron en el marco de la OSCE. La UE no estaba involucrada, era un asunto de la OSCE. Inmediatamente después de los Acuerdos de Minsk I, Ucrania lanzó una operación contra las dos repúblicas autónomas. El gobierno ucraniano ignoró por completo el acuerdo que acababa de firmar. El ejército ucraniano sufrió otra derrota total en Debaltsevo. Fue una debacle.
¿Esto también tuvo lugar con el apoyo de la OTAN?
JB: Sí, y uno se pregunta qué hicieron los asesores militares de la OTAN porque las fuerzas armadas de los rebeldes derrotaron totalmente al ejército ucraniano.
Esto condujo a un segundo acuerdo, Minsk II, firmado en febrero de 2015, que fue la base para una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU. Por lo tanto, este acuerdo era vinculante según el derecho internacional y debía implementarse.
¿Esto también ha sido monitoreado por la ONU?
JB: No, a nadie le importaba, y aparte de Rusia, nadie exigió el cumplimiento del acuerdo de Minsk II. De repente, solo se hablaba del formato de Normandía. Pero eso no tenía sentido. Ese “formato” nació durante la celebración del Día D en junio de 2014. Fueron invitados antiguos protagonistas de la II guerra, jefes de estado aliados, así como Alemania y Ucrania. En el formato de Normandía, solo estaban representados los jefes de estado, las repúblicas autónomas obviamente no estaban presentes. Ucrania nunca quiso hablar con los representantes de Lugansk y Donetsk. Pero, si lees los acuerdos de Minsk, compruebas inmediatamente que debió haberse realizado un referéndum para que se pudiera modificar (en un sentido federal) la constitución ucraniana. Esto proceso interno lo impidió el gobierno ucraniano.
Pero, los ucranianos también firmaron el acuerdo…
JB: … sí, pero el de Ucrania decidió culpar a Rusia de su problema interno. Los ucranianos afirmaron que Rusia había atacado a Ucrania y que ese era el origen de los problemas. Pero, para todos los que visitamos el país, estaba claro que era un problema doméstico. Desde 2014, los monitores de la OSCE nunca han visto unidades militares rusas. Ambos Acuerdos son muy claros y precisos: la solución debe encontrarse dentro de Ucrania. Se trataba de otorgor una cierta autonomía dentro del país, y solo Ucrania podía resolver ese problema. No tenía nada que ver con Rusia.
¿Para eso, se necesitaba un ajuste a la constitución?
JB: Sí, exactamente, pero no se hizo. Ucrania no dio ningún paso al respecto. Los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU tampoco se comprometieron.
¿Cómo se comportó Rusia?
JB: La posición de Rusia siempre ha sido la misma. Quería que se implementaran los Acuerdos de Minsk. Nunca cambió su posición durante ocho años. Durante esos ocho años ha habido varias violaciones de fronteras, bombardeos de artillería, etc., pero Rusia nunca ha puesto en duda el cumplimiento de los acuerdos.
¿Cómo procedió Ucrania?
JB: Ucrania promulgó una ley a principios de julio del año pasado. Era una ley que otorga diferentes derechos a los ciudadanos en función de su origen étnico. Esta legislación recuerda mucho a las leyes raciales de Núremberg de 1935. Solo los verdaderos ucranianos tienen plenos derechos, mientras que los demás solo tienen derechos limitados.
Justo después de esto, Putin escribió un artículo en el que explicaba la génesis histórica de Ucrania. Criticó el hecho de que se pudiera hacer una distinción entre ucranianos étnicos y rusos. Escribió el artículo en respuesta a esa ley. Pero, en Europa esto se interpretó como que no reconocía a Ucrania como estado, y que su artículo buscaba justificar una posible anexión de Ucrania. En Occidente, la gente cree esto y, son contados con los dedos de una mano, los que han leído el artículo de Putin. Es obvio que en Occidente el objetivo era dar una imagen de Putin lo más negativa posible. He leído el artículo; tiene perfecto sentido.
¿Qué esperaban los rusos de Putin?
JB: Hay muchos rusos en Ucrania. Putin tenía que decir algo. No hubiera sido correcto para su pueblo (también desde el punto de vista del derecho internacional) no decir nada ante una ley discriminatoria con los rusos ucranianos. Todos estos pequeños detalles son parte importante del conflicto, de lo contrario no entendemos lo que está pasando. Esta es la única manera de poner en perspectiva el comportamiento de Putin y ver los mecanismos que provocaron la guerra. No puedo decir si Putin es bueno o malo. Pero el juicio que hacemos de él en Occidente está claramente basado en elementos falsos.
¿Qué opinas de la reacción de Suiza, con el fin de la neutralidad?
JB: Es un desastre. Rusia ha elaborado una lista de 48 “estados hostiles”, y Suiza también está en ella. Este es verdaderamente un cambio de época, pero del que la propia Suiza es responsable. Suiza siempre ha sido “el personaje en el medio”. Hemos facilitado el diálogo con todos los estados y hemos tenido el coraje de estar “en el medio”. Hay histeria con respecto a las sanciones. Rusia está muy bien preparada para esta situación, sufrirá, pero está preparada para soportar su impacto. Sin embargo, el principio de las sanciones es totalmente erróneo. Hoy, las sanciones han reemplazado a la diplomacia.
Lo hemos visto con Venezuela, con Cuba, Irak, Irán, etc. Estos estados no han hecho más que tener una política que no agrada a los EE.UU. Ese ha sido su “fatal” error. Cuando veo que los atletas discapacitados han sido suspendidos de los Juegos Paralímpicos, me faltan las palabras. Es totalmente inapropiado. Afecta a personas individuales, es simplemente perverso. Es tan cruel como cuando el Ministro de Relaciones Exteriores de Francia dice que el pueblo ruso debe sufrir sanciones. Quien diga esto no tiene honor a mis ojos. No hay nada positivo en comenzar una guerra, pero reaccionar así es simplemente vergonzoso.
¿Qué piensa cuando hay gente que sale a la calle contra la guerra en Ucrania?
JB: Me pregunto: ¿qué hace que la guerra en Ucrania sea peor que la guerra contra Irak, Yemen, Siria o Libia? En estos casos, sabemos que no hubo sanciones contra el agresor, los Estados Unidos. ¿Quién se manifiesta por Yemen? ¿Quién se manifestó por Libia, quién se manifestó por Afganistán? No sabemos por qué Estados Unidos estaba en Afganistán. Sé por fuentes de inteligencia que nunca hubo una indicación clara de que Afganistán u Osama bin Laden estuvieran involucrados en los ataques del 11 de septiembre, pero de todos modos fuimos a la guerra en Afganistán.
¿Por qué?
JB: El 12 de septiembre de 2001, justo después de los ataques terroristas, Estados Unidos decidió tomar represalias y bombardeó Afganistán. El Jefe de Estado Mayor de la Fuerza Aérea de EEUU dijo que no había suficientes objetivos en Afganistán. A lo que el Secretario de Defensa respondió: “Si no tenemos suficientes objetivos en Afganistán, bombardearemos Irak”. Esto no lo inventé yo, hay fuentes, documentos y gente que estuvo ahí. Esta es la realidad, pero la propaganda y la manipulación nos inclina permanentemente hacia el lado «correcto».
Por sus respuestas piensa que Occidente lleva mucho tiempo echando leña al fuego y provocando a Rusia. ¿Sin embargo, estas provocaciones rara vez se informan en nuestros medios y Putin es presentado como un belicista, un monstruo?
Mi abuelo era francés, fue soldado en la Primera Guerra Mundial. A menudo me contaba como empezó esta guerra, fue producto de una estimulación de una histeria colectiva. La histeria, la manipulación y el comportamiento irreflexivo de los políticos occidentales se parecen mucho a lo que ocurría en 1914 y eso me preocupa mucho. Cuando veo cómo nuestro país neutral ya no es capaz de tomar una posición independiente de la UE y los EEUU, me avergüenzo. Necesitamos tener la cabeza despejada, racional y conocer los hechos que hay detrás del tinglado de los medios. Esa es la única forma para que Suiza tenga una política de paz razonable.
NOTA
*Jacques Baud tiene una Maestría en Econometría y un posgrado en Seguridad Internacional del Instituto de Relaciones Internacionales de Ginebra y fue Coronel en el Ejército Suizo. Trabajó para el Servicio de Inteligencia Estratégica de Suiza y fue consultor para la seguridad de los campos de refugiados en el este de Zaire durante la guerra de Ruanda (ACNUR-Zaire/Congo, 1995-1996). Trabajó para el DPKO (Departamento de Operaciones de Mantenimiento de la Paz) de las Naciones Unidas en Nueva York (1997-99), fundó el Centro Internacional para el Desminado Humanitario en Ginebra (CIGHD) y el Sistema de Gestión de Información para el Desminado (IMSMA). Ayudó a introducir el concepto de inteligencia en las operaciones de mantenimiento de la paz de la ONU y dirigió el primer Centro de Análisis de Misión Conjunta (JMAC) integrado de la ONU en Sudán (2005-06).
Bucha: evidencias de una escenificación
Extracto del artículo de Misión Verdad “¿Qué pasó en Bucha? Escenas de una masacre escenificada”. Artículo completo en: https://misionverdad.com/globalistan/que-paso-en-bucha-escenas-de-una-masacre-escenificada
El ejército ruso, durante el sitio a las afueras de Kiev, estuvo en Bucha, a casi 40 kilómetros de la capital, en un tiempo de cinco semanas aproximadamente.
El sitio War On Fakes, que se ha encargado de desmontar muy seriamente los mayores bulos, noticias falsas y demás operaciones psicológicas e informativas llevadas a cabo en el campo de batalla ucraniano, hace una cronología del 30 de marzo hasta el presente para verificar si las acusaciones ucranianas tienen algún sentido.
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Las tropas rusas salieron de Bucha el 30 de marzo. Aquí está la declaración oficial.
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El 31 de marzo, apareció un video del alcalde de Bucha, Anatoly Fedoruk, declarando "con una sonrisa alegre en su rostro": "El 31 de marzo pasará a la historia de nuestro asentamiento y de toda la comunidad territorial como el día de la liberación de los orcos rusos, ocupantes rusos de nuestros asentamientos por nuestras Fuerzas Armadas de Ucrania".
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El mencionado sitio web hace las siguientes preguntas: "¿Fedoruk acaso se alegraría si docenas de sus compatriotas en ese momento yacían en las calles fusilados? ¿Por qué no dice nada en su declaración sobre las ‘atrocidades de los verdugos rusos’? ¿Sobre tortura, violación y asesinato?".
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El bulo mediático, emitido este domingo 3 de abril, fue lanzado cuatro días después de que el ejército ruso saliera de Bucha. En el ínterin, no hubo reportes siquiera similares a las acusaciones ucranianas.
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El New York Times reportó que entre el 1° y 2 de abril, los remanentes de las fuerzas del neonazi Batallón Azov, que forma parte de las fuerzas militares ucranianas, entraron a Bucha.
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El pasado 2 de abril la Policía ucraniana publicó una nota de prensa sobre Bucha. No hay reportes de masacre o cadáveres. No hay cadáveres en la grabación y las fotos.
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War On Fakes: "Además, la primera unidad de las fuerzas armadas ucranianas en entrar en Bucha fueron las fuerzas especiales de la Guardia Nacional de Ucrania. El canal oficial de Telegram de la Guardia Nacional publicó un video, filmado por los propios combatientes de este destacamento. Podemos ver en este video que los militares ucranianos pasan tranquilamente por las calles de la ciudad, y no se ven 'montañas de cadáveres' en estas calles".
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Habría que preguntarse, luego de ver los videos: "¿De dónde salieron los cadáveres en las calles de Bucha, y quiénes son estas personas?".
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El portal responde: "La respuesta puede estar en el video de la defensa territorial de Ucrania, que establece claramente la pregunta '¿Puedo dispararles si no tienen brazaletes azules?', a lo que sigue una respuesta positiva. El video fue publicado originalmente por el líder de la defensa territorial Sergey 'Botsman' Korotkikh". Aquí puede encontrarse el video republicado debido a que alias Botsman lo eliminó de su canal.
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El canal de Telegram Intel Slava Z, que ha estado cubriendo la operación militar rusa desde sus inicios con sumo detalle, demuestra que en las ciudades donde han tenido presencia las tropas rusas los civiles han portado la banda blanca como signo de reconocimiento no solo de su condición no-militar sino también como gesto de que no forman parte del conflicto. En el video se pueden ver a civiles con la insignia blanca en Mariúpol, ciudad recientemente liberada del Batallón Azov, de signo neonazi.
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"Por cierto, en los videos distribuidos por la parte ucraniana, casi todos los cadáveres tienen vendas blancas. Este es un signo distintivo del Ministerio de Defensa de la Federación de Rusia y de la población civil", dice el desmontaje.
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Intel Slava Z muestra que los cadáveres yacentes en algunas calles de Bucha tienen a su alrededor las raciones de víveres que los rusos proveen a las poblaciones en Ucrania como ayuda humanitaria. En el mismo canal, se lee: "Las Fuerzas Armadas de Ucrania dispararon contra la gente sin tener en cuenta si tenían armas o no. Lo principal es que llevan vendas blancas, lo que significa que se trata de un enemigo. Periodistas internacionales, abran los ojos. No fueron las tropas rusas las que aplastaron a los civiles de Bucha. Fue el régimen nazi al que ustedes han apoyado".
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Y termina War On Fakes: "Además, Katerina Ukraintseva, miembro del Consejo Municipal de Bucha y voluntaria de la defensa, admitió en una entrevista con Meduza que las tropas rusas no dispararon en su presencia. En la misma entrevista, confirma que los militares ucranianos son los culpables de los principales destrozos: 'Si las Fuerzas Armadas de Ucrania hubieran respondido al ejército ruso con toda su potencia de fuego, la ciudad habría quedado completamente destruida'".
Lo dicho numerosas veces en este portal: han sido las tropas ucranianas y los batallones paramilitarizados los que han tomado las armas contra la población civil, usándola asimismo como escudos humanos ante la ofensiva militar rusa.
Los reportes de que las fuerzas ucranianas ha asesinado a civiles que han recibido la ayuda humanitaria rusa o han sido acusados de traición no están siendo propagados por la agenda mediática occidental (salvo por mínimas excepciones, como se ve en el video a continuación), en su propósito de blanquear los crímenes cometidos una y otra vez por el régimen de Kiev.
Con este montaje en Bucha se puede atisbar algunas finalidades que traspasan las fronteras del campo de batalla en cuestión:
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Con ello se busca descarrilar las negociaciones de paz entre Rusia y Ucrania. De acuerdo a The Times, el Reino Unido insta a retrasar la firma de un acuerdo entre las partes. Repetimos: el gobierno de Boris Johnson no aprueba celebrar una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU sobre la situación en Bucha.
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Con la escenificación de un "nuevo Srebrenica", como lo llamó el Ministerio de Defensa ucraniano, trasladando la culpa de una masacre de la que no formó parte a los rusos, los medios y los portavoces políticos que propagan la versión de Kuleba llevan a cabo un blanqueamiento de los nazis en el poder de Kiev, siguiendo el curso de las operaciones psicológicas en el espectro occidental con el fin de conseguir mayor apoyo general hacia la parte amparada por la OTAN.
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La ampliación de las "sanciones" contra Rusia sería otro objetivo con implicaciones geopolíticas. El presidente francés Emmanuel Macron se pronunció a favor de una nueva ronda de ofensiva económica, financiera y comercial contra Rusia, particularmente contra los sectores del carbón y el petróleo, luego de que se publicaran los videos y las imágenes de las calles de Bucha, sin siquiera haber atendido la versión rusa.
Con todas las evidencias en la mesa, queda de la lectoría sacar sus propias conclusiones. Desde luego, haría falta que una comisión internacional liderada las investigaciones con expertos forenses, criminólogos y médicos en la ciudad ucraniana para que se desvelen los acontecimientos en su real dimensión. Sin embargo, la operación parece haber tenido el efecto deseado en Occidente.
Hallan una prueba irrefutable de que el misil de Kramatorsk pertenece a Ucrania
«¡Gloria a Ucrania!», y la Sra. Nancy Pelosi
Rodolfo Bueno
https://rebelion.org/gloria-a-ucrania-y-la-sra-nancy-pelosi/
Cuando el presidente Zelenski terminó su videoconferencia ante el Congreso de Estados Unidos, se escuchó a una voz estridente gritar: ¡Slava Ukraini! (¡Gloria a Ucrania!).
Era la Sra. Nancy Pelosi, presidente de la Cámara de Representantes de EE.UU., que entonaba este eslogan nazi-ucraniano. ¿Sabe la Sra. Pelosi cuál es el origen de esta consigna y quién la creó? Si se supone que no lo sabe, se le va a comentar sobre su origen y autor.
Durante “La Gran Guerra Patria”, que tuvo lugar en la URSS, desde un inicio Ucrania fue ocupada por Alemania. En el occidente ucraniano se desarrolló un amplio movimiento colaboracionista, que se arropó bajo banderas nacionalistas, como la Organización de Nacionalistas Ucranianos, la OUN, y el Ejército Insurgente Ucraniano, el UPA, que lucharon codo a codo bajo el mando de la Wehrmacht contra los patriotas que ofrendaron su vida por la libertad de su pueblo. En el transcurso de la guerra, la OUN y el UPA participaron en los asesinatos de millones de ciudadanos soviéticos y de otros países.
El autor del grito ¡Slava Ukraini!, que con tanto entusiasmo coreó la Sra. Pelosi, es Stepán Bandera, héroe nacional de la actual Ucrania y declarado criminal de guerra en los juicios de Núremberg. Es el más conocido ideólogo de los nacionalistas ucranianos, líder del UPA, y bajo su dirección se organizó el congreso de la OUN, cuya rama más radical, la OUN-B, fue dirigida por él; a sus seguidores se les llama banderistas. Según un informe de la ONU de 1947, Bandera era agente de inteligencia de Alemania nazi y operaba en la sección especial de la Gestapo.
Luego de la ocupación de Polonia por Alemania, Bandera, que se encontraba en prisión condenado por el asesinato de numerosos funcionarios polacos, fue liberado y reclutado por los alemanes para que les sirva de agente. La inteligencia militar alemana, la Abwehr, y la Gestapo protegían a Bandera y a sus partidarios, porque creían que él y sus organizaciones les serían útiles en labores de sabotajes, guerrillas y asesinatos. En abril de 1940, en el castillo de Wawel, ante Hans Frank, gobernador nazi de Polonia, Bandera juró lealtad al Tercer Reich.
El 25 de febrero de 1941, Wilhelm Canaris, director de la Abwehr, le entregó a Bandera dos millones y medio de marcos para que forme el futuro ejército de Ucrania independiente. En abril de 1941, durante el segundo congreso de la OUN-B, Bandera fue reelecto su líder. Entre las resoluciones de este congreso está luchar contra los judíos, por ser la vanguardia del imperialismo ruso y el enemigo principal de la OUN-B; en esa misma fecha, los banderistas se incorporaron a los batallones Roland y Nachtigall, equipados por la Abwehr. A partir del 22 de junio de 1941, cuando comenzó la Operación Barbarroja contra la URSS, lucharon junto a la Wehrmacht, bajo la bandera del Tercer Reich.
El 30 de junio de 1941, cuando la Wehrmacht expulsó al Ejército Soviético del oeste de Ucrania, su población le dio la bienvenida al Ejército Alemán y lo saludó por ser su “libertador”. En la zona ocupada por Alemania hubo muchos pogromos contra los judíos; entre el 30 de junio y el 5 de julio de 1941, en la ciudad de Leópolis, en ese entonces en el oriente de Polonia y hoy, Lvov, hubo una serie de masacres de judíos. Los Einsatzgruppen, equipos de matanza integrados por las SS y la policía y apoyadas por milicias dirigidas por Stepán Bandera, perpetraron el asesinato de cerca de diez mil judíos; se ordenó a la Wehrmacht no interponerse entre los Einsatzgruppen y los judíos.
Posteriormente, hubo la matanza de los maestros de la Politécnica de Lvov, donde Bandera estudió agronomía. La lista con los nombres de los maestros judíos que debían ser eliminados fue confeccionada por Bandera. La mayoría de los cien mil judíos de Lvov fueron asesinados o deportados al campo de exterminio de Belzec.
La tercera cláusula de la Declaración de Independencia de Ucrania, proclamada por la OUN, dice: “El Estado ucraniano recién formado trabaja en estrecha colaboración con el nacionalsocialismo de la ‘Gran Alemania’, bajo el liderazgo de su líder, Adolf Hitler, que quiere crear un nuevo orden en Europa y el mundo y ayudar a los ucranianos a liberarse de la ocupación soviética. El Ejército Popular Revolucionario de Ucrania, que se formó en tierras ucranianas, quiere seguir luchando junto al Ejército Alemán Aliado contra la ocupación de Moscú por un Estado soberano y unido y un nuevo orden en todo el mundo”. Colaboracionismo puro.
Sin embargo, este nuevo Estado no fue reconocido por Hitler, ya que, tal como rezaba su tesis sobre el “espacio vital”, Europa del Este estaba poblada por seres inferiores de origen eslavo, que debían ser eliminados en su totalidad, para que sus territorios fueran ocupados por colonos de Alemania.
Stepán Bandera fue arrestado, bajo arresto domiciliario, y trasladado a Berlín como una especie de reserva, para cuando les fuera útil a los nazis. La Gestapo lo usó, junto con la OUN-B, para las represiones policiales en Ucrania, y la Abwehr, para infiltrar agentes detrás de las líneas soviéticas. Bajo dirección de Bandera, la OUN-B combatió a la resistencia ucraniana y participó en la matanza de Babi Yar, donde 33.771 prisioneros de guerra soviéticos, comunistas, judíos, gitanos y ucranianos fueron asesinados el 30 de septiembre de 1941.
A inicios del año siguiente, Bandera fue encarcelado en el campo de concentración de Sachsenhausen, en la sección reservada para altas figuras políticas. Bajo sus órdenes, la OUN-B distribuyó folletos para motivar a los ucranianos a ayudar a los nazis en su lucha contra los comunistas. En Octubre de 1942, la OUN-B organizó el Ejército Insurreccional Ucraniano, el UPA, con la finalidad de luchar contra la URSS, la resistencia ucraniana, los guerrilleros polacos y la Alemania nazi. Román Choukhevytch, también héroe de la actual Ucrania, fue la cabeza de esa milicia; Stepan Bandera, desde la prisión, le dio su apoyo. En 1943, el UPA masacró entre 40.000 y 60.000 mujeres y niños polacos.
A partir de mayo de 1944, el UPA, por órdenes de la OUN-B, terminó la lucha contra los alemanes y se concentró en la lucha contra la Unión Soviética. Según la Abwehr, las unidades ucranianas cooperan con la Wehrmacht en la lucha contra el Ejército Rojo y los grupos bolcheviques. “Las unidades UPA han sufrido grandes pérdidas y nos han prestado un servicio incalculable en ciertos asuntos políticos. Es importante destacar que las bandas ucranianas han dejado de luchar contra los alemanes”.
El 25 de septiembre de 1944, los nazis liberaron a Stepan Bandera y a otros líderes nacionalistas ucranianos con el fin de que colaboren con Alemania; cerca de 250.000 ucranianos lucharon en las huestes nazis. Bandera incitó a la población de Ucrania a tomar las armas contra el Ejército soviético, y con Otto Skorzeny, el teniente coronel de las SS que rescató a Mussolini y que era el hombre de acción favorito de Adolf Hitler, discutió planes de sabotaje contra la URSS y el envío de tropas del UPA detrás de las líneas soviéticas.
La lucha armada no se detuvo en Ucrania occidental hasta mediados de la década de los cincuenta; desde Alemania Occidental, Stepan Bandera alentó a la insurgencia, la lideró y dio su apoyo incondicional a todas las acciones del UPA. El 15 de octubre de 1959, Bandera fue encontrado tendido en el suelo, con el rostro ensangrentado; murió camino al hospital y está enterrado en Munich.
El 22 de enero de 2010, el presidente Víktor Yúshchenko otorgó a Bandera el título de Héroe de Ucrania; posteriormente, el presidente Viktor Yanukovich declaró ilegal dicho nombramiento. Bandera es una figura muy controvertida, en Ucrania algunos lo proclaman el libertador que luchó contra soviéticos, polacos y nazis para conquistar la independencia, pero la mayoría de ucranianos, polacos y rusos lo catalogan de fascista y criminal de guerra que, junto con sus seguidores, es responsable de las masacres de civiles en las zonas ocupadas por Alemania nazi.
Lo malo de toda esta historia es que la Sra. Pelosi sí está bien enterada del contenido de ¡Slava Ucraini!. Además, sabe que Zelenski desprecia a los que lucharon contra el fascismo y levanta monumentos a Stepán Bandera, nazi confeso que durante la Segunda Guerra mundial colaboró en el sacrificio de 60 millones de personas, de ellas 27 millones de soviéticos, incluidos 8 millones de ucranianos.
Pero a la Sra. Pelosi le importa un pepino las víctimas del nazi-fascismo; si le importara, no hubiera gritado ¡Slava Ucraini! No en vano, con los miembros de su entorno político, alentó el sangriento golpe de Estado de Euromaidán, que ha permitido a los banderistas destruir a Ucrania. Para ella, todo vale en el intento de aniquilar a Rusia, razón medular de la actual crisis mundial, que ojalá termine con alejar del poder a la Sra. Pelosi y a los políticos de su entorno, para el bienestar y la tranquilidad del planeta entero.
Cambios de régimen
Rafael Poch
https://rafaelpoch.com/2022/03/28/cambios-de-regimen/
Un mes de guerra en Ucrania (….y III)
La economía europea, desde Lisboa a Vladivostok, sufrirá un serio colapso como consecuencia de la guerra en Ucrania. Eso va a tener, está teniendo ya, consecuencias en los diferentes regímenes políticos de los países implicados.
Llama mucho la atención estos días el tono de la música que nos llega de Moscú. Por ejemplo la última alocución del Presidente Putin advirtiendo contra el “enemigo interior” la “quinta columna” y los “traidores”.
“Occidente quiere convertirnos en un país débil y dependiente, violar nuestra integridad territorial, fragmentar el país”, dijo Putin. Con ese objetivo se apoyan en la “quinta columna”, esos “traidores nacionales que ganan dinero aquí pero viven allí, no en el sentido geográfico, sino en el mental, de acuerdo con su conciencia de esclavos”. “Esa gente está dispuesta a vender a su madre (…) pero el pueblo ruso sabrá distinguir a los verdaderos patriotas de la escoria y los traidores”. “Una tal depuración solo reforzará a nuestro país, nuestra solidaridad, cohesión y disposición a cualquier desafío”.
Nunca hasta el día de hoy se había oído al Presidente ruso manifestarse en público en tales términos. A la luz de la historia rusa del siglo XX, la cruzada contra el enemigo interno que se sugiere -y que ya tiene algunas manifestaciones concretas en forma de pintadas en los domicilios de personajes del ámbito occidentalista liberal de Moscú y San Peterburgo – es algo manifiestamente inquietante.
Vienen tiempos duros, augura el politólogo moscovita Dmitri Trenin, que augura un reset, un reinicio, del sistema ruso. “El estado ruso es prácticamente invencible desde fuera, pero se desmorona hasta en sus fundamentos cuando una masa considerable de rusos se desencanta de sus dirigentes, de las injusticias o de un sistema ineficaz”, dice.
“Los intentos de provocar el conflicto civil dentro de Rusia son nuestro peor escenario y los enemigos de nuestro país apuestan precisamente por ello”, dice Konstantin Zatulin, el vicepresidente de la comisión de la Duma para asuntos del entorno postsoviético. “Lo que ocurre en Ucrania es la guerra civil que en su día se aplazó y no tuvo lugar, cuando la traición de nuestra élite disolvió la Unión Soviética”, dice.
Este inequívoco discurso debe ser colocado al lado de las nuevas realidades económicas que las sanciones occidentales determinan. Los oligarcas rusos ya no pueden continuar funcionando como hasta ahora, extrayendo riqueza de Rusia, insertándola en la economía global controlada por Occidente y guardando sus beneficios en paraísos fiscales. El riesgo de confiscación y la imposibilidad de mover el dinero en y hacia Occidente lo cambia todo para ellos.
“El pueblo ruso sigue con interés la devolución al país de los capitales exportados por los oligarcas que temen ser confiscados y detenidos en los países de la OTAN”, dice Sergei Glaziev un raro consejero de Putin con concepciones económicas que enfatizan el reparto social. ¿Invertiran ahora los oligarcas sus beneficios en Rusia en asuntos productivos? ¿Abandonará Putin el sui géneris neoliberalismo burocrático/oligárquico ruso para abrazar una fórmula de capitalismo más parecida a la china, es decir menos orientada al beneficio rentista de una minoría de super ricos a la americana y más productiva, con inversiones en infraestructuras, en el bienestar general de la sociedad y con cierta capacidad de reparto? No lo sabemos, pero todo le empuja a ello. La suma de esos dos aspectos, lo que el discurso augura y lo que la economía determina, arroja un resultado inequívoco: un régimen más social y más represivo. La URSS era algo así. Y algo así supondría un “cambio de régimen” en Rusia. Pero, ¿qué pasa con Europa?
Fedor Lukianov, otro politólogo moscovita, también tiene claro que vienen tiempos duros. “Serán malos para nosotros pero también para ellos”, dice, refiriéndose al efecto de las sanciones. La diferencia es que el pueblo ruso sabe sobrevivir (en condiciones extremas), mientras que los europeos no saben”. “Y ahora estamos realmente en esta situación”, continua, “veremos qué pasa. Para aumentar la presión, tendrán que aplicarnos más castigos, y nosotros responderemos con medidas muy duras hasta cerrar la válvula del gas y del petróleo. Es un juego de eliminatorias, cuya posibilidad hasta hace poco era difícil de imaginar,” concluye.
Las sanciones contra Rusia ya están transformando Europa. Para compensar los 55.000 metros cúbicos de gas que Alemania recibe anualmente de Rusia vía gaseoductos, deberían llegar diariamente al país mil barcos con gas licuado estima Markus Jerger, de la asociación económica de empresas medianas. “Las sanciones no deben perjudicar a los estados europeos de forma más dura que a los dirigentes rusos”, advierte alarmado el canciller federal, Olaf Scholz. “Casi un 40% de los consumidores alemanes alegan deterioro de su situación económica y las medidas comerciales ya les están perjudicando”, dice. No es solo una cuestión de gas y petróleo.
La Federación Agraria Alemana (DBV) augura “aumentos de precios para los productos alimentarios de una escala desconocida”. Rusia tiene importantes posiciones en el mercado de cereales, pero también en el de potasio, paladio, neón, titanio, aluminio… “Al pedir sanciones aun más agresivas, Biden está pidiendo a Europa que se suicide”, dice el diario ruso Kommersant.
El cambio en Alemania
En medio de este shock bélico, Alemania ha llevado a cabo su remilitarización. En el país en el que en una fecha tan cercana como abril de 2018 un 94% de la ciudadanía valoraba en las encuestas de la agencia Forsa como “importante” el mantenimiento de unas buenas relaciones entre Berlín y Moscú, la conmoción de la guerra de Ucrania ya ha hecho posible un giro cardinal. Los 100.000 millones de incremento del presupuesto militar alemán van a convertir al Bundeswehr, actualmente el séptimo ejército del mundo, en el tercero, solo por detrás de los americanos y de los chinos, y claramente por delante de Francia, algo que necesariamente preocupa en París. En un abrir y cerrar de ojos, la opinión pública más antimilitarista del continente ha sido burlada de un día para otro. El cambio será consagrado en la Constitución.
El acuerdo 2+4 de la reunificación alemana de septiembre de 1990 estableció que “de suelo alemán solo salgan impulsos de paz” y prometía que “Alemania nunca utilizará ninguna de sus armas, salvo de conformidad con su Constitución y la Carta de las Naciones Unidas”. El artículo 26 de la Constitución Federal, establece claramente que “las acciones dirigidas y que tienen por objeto perturbar la vida pacífica de los pueblos, en particular la preparación de una guerra ofensiva, son anticonstitucionales y punibles por la ley”. Todo eso que la guerra de Kósovo, primera participación militar alemana en una guerra desde Hitler, ya apuntó, ahora va a ser consagrado e institucionalizado. El experto chino Zheng Yongnian se pregunta si el rearme alemán no tendrá consecuencias en Japón, donde desde hace años se quiere revisar el artículo antimilitarista de la Constitución.
Oficialmente, Estados Unidos mantiene en Europa unas cien bombas nucleares en Bélgica, Alemania, Holanda, Italia y Turquía, como parte de su sistema de “disuasión nuclear”. De ese total, Alemania alberga una veintena (el número exacto lo desconocen hasta los propios parlamentarios) en la base aérea de Büchel, las llamadas B61. El 82% de los encuestados se pronuncia a favor de la retirada de esas bombas de Alemania. La opinión mayoritaria de la ciudadanía contradice frontalmente otro compromiso del acuerdo de coalición del actual gobierno: mantener la “obligación” de compartir con Estados Unidos el rearme nuclear de la OTAN, con el estacionamiento de nuevas bombas en Alemania para el año 2025, así como sufragar los 45 aviones bombarderos F-18 encargados de transportarlas, con un coste total de 8.000 millones de euros. El 72% de los alemanes se declara específicamente en contra de esa participación, que por otra parte viola el compromiso del acuerdo de reunificación de 1990 (2+4) de renunciar a poseer armas nucleares. Oficialmente esas armas no son alemanas, pero en la práctica los aviones alemanes las llevan- y las llevarán aún más- en maniobras nucleares ofensivas como “Steadfast Noon” (2021) encaminadas, según la propia definición de la Alianza, a “garantizar que la disuasión nuclear de la OTAN sea segura y efectiva”.
¿Más disciplina nuclear?
Ya antes de la guerra de Ucrania, el desagrado de la opinión pública alemana hacia el militarismo, su mayoritario rechazo a la presencia de armas nucleares en su país, y el peligro que representaba la posibilidad de que las fuerzas políticas respondieran activamente a todo ello (es decir, el remoto peligro de que se ejerciera la democracia), llevó a la OTAN a incrementar su presión sobre los políticos alemanes. Meses antes de la formación del nuevo gobierno de coalición en Berlín, Estados Unidos, Francia y la OTAN criticaron a Alemania por su estatus de “observador” en la conferencia del Acuerdo para la prohibición de armas nucleares (TPNW, en sus siglas en inglés) prevista para este mes y pospuesta por la pandemia. Todos los países de la OTAN votaron en contra del TPNW y 122 lo hicieron a favor en la ONU. Solo cuatro estados europeos, Austria, Irlanda, San Marino y Malta, ya han ratificado el TPNW. Noruega y Alemania son “observadores” y desde Francia, Emmanuel Macron exigía más independencia militar europea y menos dependencia de la OTAN. El temor a una reacción en cadena con pasos similares en Bélgica y Holanda, llevó entonces a la OTAN a ejercer presión sobre Berlín.
Todos los miembros del bloque militar atlantista, “deben hablar con una sola voz en cuestiones nucleares”, “espero que Alemania gaste mas en su ejército”, dijo en noviembre el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. Ante el peligro de que el acuerdo de coalición concluyera en un consenso por retirar de Alemania las bombas, Stoltenberg chantajeó con la posibilidad de que “la consecuencia podría ser fácilmente que esas armas nucleares se albergaran en otros países de Europa, al Este de Alemania”, lo que resultaría aún más provocador para Rusia.
Todo esto ha saltado por los aires como consecuencia de la invasión rusa de Ucrania. Alemania, como el resto de Europa, ya está firmemente alineada en la disciplina de bloque. Esto también es un “cambio de régimen”.
La inflación y la carestía van a provocar otros cambios en Europa. El ulterior deterioro de las condiciones de vida de la mayoría social que se sumará a las consecuencias de la crisis del 2008 y de la pandemia, ¿a quién beneficiará electoralmente? En España tenemos un escenario bastante claro a ese respecto, en el resto de la UE cada país tiene el suyo. ¿Qué regímenes administrarán el general deterioro del bienestar en los distintos países de Europa? Parece que no solo Rusia, y por supuesto Ucrania, sino todos vamos a salir perdiendo con los “cambios de régimen” que la guerra determina.
P:S. Estos días volvemos a escuchar en boca del Presidente de Estados Unidos amenazas sobre esas “líneas rojas” que Rusia no puede cruzar sin arriesgarse a una intervención militar de Estados Unidos y la OTAN. Como en Siria, se menciona en ese contexto un fantasmagórico uso de “armas químicas”. Rusia no tiene ninguna razón ni motivo para algo así, de la misma forma en que El Assad no los tenía y menos aún el día en que una misión de la ONU visitaba Damasco. Pero no hay duda de que en Estados Unidos hay fuerzas que desean propiciar tal escenario en busca de un “casus belli”, y en Ucrania no faltarán voluntarios para escenificar algo de ese género, como hicieron en Siria los amigos yihadistas de Occidente. Este escenario forma parte del gran peligro El gran peligro – Rafael Poch de Feliu evocado hace unos días en estas páginas y debe ser observado con suma atención.
(Publicado en Ctxt)
Son tiempos de contradicciones
https://thetricontinental.org/es/newsletterissue/ucrania-2/
Queridos amigos y amigas,
Saludos desde las oficinas del Instituto Tricontinental de Investigación Social.
Queridos amigos y amigas,
Saludos desde las oficinas del Instituto Tricontinental de Investigación Social.
Es difícil desentrañar las profundidades de nuestro tiempo, las guerras terribles y la información confusa que circula sin mucho criterio. Es fácil encontrar certezas en las transmisiones de los medios y en Internet, pero ¿se basan en una evaluación honesta de la guerra en Ucrania y de las sanciones contra los bancos rusos (que forman parte de una política de sanciones más amplia de Estados Unidos, que actualmente afecta a unos treinta países)? ¿Reconocen la horrible realidad del hambre que ha aumentado debido a esta guerra y a las sanciones? Parece que gran parte de las «certezas» están ancladas en la «mentalidad de la Guerra Fría», que entiende que la humanidad está irremediablemente dividida en dos bandos opuestos. Sin embargo, este no es el caso; la mayoría de los países están luchando por elaborar un enfoque no alineado ante la «nueva Guerra Fría» impuesta por Estados Unidos. El conflicto de Rusia con Ucrania es un síntoma de batallas geopolíticas más amplias que se han librado durante décadas.
El 26 de marzo, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, definió
algunas certezas desde su punto de vista en el Castillo Real de Varsovia
(Polonia), calificando
la guerra en Ucrania como «una batalla entre la democracia y la
autocracia, entre la libertad y la represión, entre un orden basado en
reglas y otro gobernado por la fuerza bruta». Estos binarios son
totalmente una fantasía de la Casa Blanca, cuya actitud hacia el «orden
basado en normas» no se basa en la Carta de la ONU, sino en las «normas»
que dicta Estados Unidos. Las antinomias de Biden culminaron en un
objetivo político: «Por el amor de Dios, este hombre no puede seguir en
el poder», dijo, refiriéndose al presidente ruso Vladimir Putin. La
estrechez de miras de Biden ante el conflicto de Ucrania ha provocado un
llamamiento público al cambio de régimen en Rusia, un país de 146
millones de habitantes cuyo gobierno tiene
6.255 cabezas nucleares. Con el violento historial de Estados Unidos en
el control del liderazgo en varios países, sus imprudentes
declaraciones sobre el cambio de régimen no pueden quedar sin respuesta.
Deben ser contestadas universalmente.
El eje principal de la guerra de Rusia no es en realidad Ucrania, aunque hoy se lleve la peor parte. Se trata de si se puede permitir que Europa forje proyectos independientemente de Estados Unidos y su agenda para el Atlántico Norte. Entre la caída de la URSS (1991) y la crisis financiera mundial (2007-08), Rusia, las nuevas repúblicas postsoviéticas (incluida Ucrania) y otros Estados de Europa del Este intentaron integrarse en el sistema europeo, incluida la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Rusia se incorporó al proceso de la Asociación para la Paz de la OTAN en 1994, y siete países de Europa del Este (entre ellos Estonia y Letonia, fronterizos con Rusia) se unieron a la OTAN en 2004. Durante la crisis financiera mundial, se hizo evidente que la integración en el proyecto europeo no sería totalmente posible debido a las vulnerabilidades de Europa.
En la Conferencia de Seguridad de Múnich de febrero de 2007, el presidente Vladimir Putin cuestionó el intento de Estados Unidos de crear un mundo unipolar. «¿Qué es un mundo unipolar? No importa cómo embellezcamos este término, significa un único centro de poder, un único centro de fuerza y un único amo”, dijo. Refiriéndose a la retirada de Estados Unidos del Tratado de Misiles Antibalísticos en 2002 (que ya había criticado entonces) y a la guerra ilegal de Irak en 2003, Putin dijo: «Ya nadie se siente seguro porque nadie puede resguardarse detrás del derecho internacional». Más tarde, en la Cumbre de la OTAN de 2008 en Bucarest (Rumania), Putin advirtió sobre los peligros de la expansión de la OTAN hacia el este, presionando contra la entrada de Georgia y Ucrania en la alianza militar. Al año siguiente, Rusia se asoció con Brasil, China, India y Sudáfrica para formar el bloque BRICS como alternativa a la globalización impulsada por Occidente.
Durante generaciones, Europa ha dependido de las importaciones de gas natural y petróleo crudo, primero de la URSS y luego de Rusia. Esta dependencia de Rusia ha aumentado a medida que los países europeos han tratado de poner fin a su uso del carbón y la energía nuclear. Al mismo tiempo, Polonia (2015) e Italia (2019) se adhirieron a la Iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda (BRI, por su sigla en inglés) liderada por China. Entre 2012 y 2019, el gobierno chino también formó la Iniciativa 17+1, que vincula a diecisiete países de Europa Central y Oriental en el proyecto BRI. La integración de Europa en Eurasia abrió la puerta a su independencia en política exterior. Pero esto no estaba permitido. Toda la farsa de la «OTAN global» —articulada en 2008 por el secretario general de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer— fue un elemento para impedir esta evolución.
Temeroso de los grandes cambios que se estaban produciendo en
Eurasia, Estados Unidos actuó en los frentes comercial y
diplomático/militar. Desde el punto de vista comercial, EE. UU. trató de
sustituir la dependencia europea del gas natural ruso prometiendo
suministrar a Europa gas natural licuado (GNL) procedente tanto de
proveedores estadounidenses como de los Estados árabes del Golfo. Dado
que el GNL es mucho más caro que el gas por tubería, no se trataba de un
acuerdo comercial atractivo. Las empresas de Silicon Valley no podían
sostener los desafíos a los avances chinos en soluciones de alta
tecnología —sobre todo en telecomunicaciones, robótica y energía verde—,
por lo que Estados Unidos recurrió
a dos instrumentos de fuerza: en primer lugar, el uso de la retórica de
la Guerra contra el Terrorismo para prohibir las empresas chinas
(alegando consideraciones de seguridad y privacidad) y, en segundo
lugar, las maniobras diplomáticas y militares para desafiar el sentido
de estabilidad de Rusia.
La estrategia de Estados Unidos no fue del todo exitosa. Los países europeos pudieron constatar que no había un sustituto eficaz para la energía rusa ni para las inversiones chinas. Prohibir las herramientas de telecomunicaciones de Huawei e impedir la certificación de NordStream 2 solo perjudicaría a los pueblos europeos. Esto estaba claro. Pero lo que no estaba tan claro era que, al mismo tiempo, Estados Unidos comenzó a desmantelar la arquitectura que mantenía la confianza en que ningún país iniciaría una guerra nuclear. En 2002, Estados Unidos abandonó unilateralmente el Tratado de Misiles Antibalísticos y, en 2018-19, se retiró del Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF, por su sigla en inglés). Los países europeos desempeñaron un papel clave en el establecimiento del Tratado INF en 1987 a través del movimiento por la «congelación nuclear» (nuclear freeze), pero el abandono del tratado en 2018-19 fue recibido con un relativo silencio por parte de los pueblos europeos. En 2018, la Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos pasó de centrarse en la Guerra Global contra el Terrorismo a la prevención de la «reaparición de la competencia estratégica a largo plazo» de «rivales cercanos» como China y Rusia. Al mismo tiempo, los países europeos comenzaron a realizar ejercicios de «libertad de navegación» a través de la OTAN en el Mar Báltico, el Mar Ártico y el Mar del Sur de China, enviando mensajes amenazantes a China y Rusia. Estas maniobras acercaron a China y a Rusia.
Rusia indicó en varias ocasiones que era consciente de estas tácticas y que defendería sus fronteras y su región con la fuerza. Cuando Estados Unidos intervino en Siria en 2012 y en Ucrania en 2014, estas maniobras amenazaron a Rusia con la pérdida de sus dos principales puertos de aguas cálidas —en Latakia (Siria) y Sebastopol (Crimea)—, razón por la cual Rusia se anexionó Crimea en 2014 e intervino militarmente en Siria en 2015. Estas acciones sugerían que Rusia seguiría utilizando su ejército para proteger lo que considera sus intereses nacionales. Ucrania cerró entonces el canal de Crimea del Norte que aportaba a la península el 85% de su agua, lo que obligó a Rusia a abastecer a la región con agua a través del puente del estrecho de Kerch, construido con un enorme coste entre 2016 y 2019. Rusia no necesitaba «garantías de seguridad» de Ucrania, ni siquiera de la OTAN, pero las buscaba en Estados Unidos. En Moscú se temía que Estados Unidos colocara misiles nucleares de alcance intermedio alrededor de Rusia.
A la luz de esta historia reciente, las contradicciones sacuden las respuestas de Alemania, Japón e India, entre otros. Cada uno de estos países necesita el gas natural y el crudo ruso. Tanto Alemania como Japón han sancionado a los bancos rusos, pero ni el canciller alemán, Olaf Scholz, ni el primer ministro japonés, Fumio Kishida, pueden reducir las importaciones de energía. India, a pesar de formar parte junto con Japón del Quad respaldado por Estados Unidos, se ha negado a sumarse a la condena de Rusia y a las sanciones a su sector bancario. Estos países tienen que gestionar las contradicciones de nuestro tiempo y sopesar las incertidumbres. Ningún Estado debe aceptar las denominadas «certezas» que refuerzan la dinámica de la Guerra Fría, ni descuidar los peligrosos resultados de los cambios de régimen y el caos con influencia externa.
Siempre es una buena idea reflexionar sobre el tranquilo encanto de los poemas de Tōge Sankichi, que vio caer la bomba atómica sobre su Hiroshima natal en 1945, y luego se unió al Partido Comunista Japonés para luchar por la paz. En su «Llamado a la acción», Sankichi escribió:
estira esos brazos grotescos
a los muchos brazos similares
y, si parece que ese destello puede volver a caer,
sostén el maldito sol:
incluso ahora no es demasiado tarde.
Cordialmente,
Vijay
El dólar devora al euro
Michael Hudson
https://www.pressenza.com/es/2022/04/el-dolar-devora-el-euro/
Ahora está claro que la escalada de la Nueva Guerra Fría de hoy fue planeada hace más de un año, con una seria estrategia asociada al plan de Estados Unidos de bloquear el Nord Stream 2 como parte de su objetivo de bloquear a Europa Occidental (“OTAN”) en la búsqueda de prosperidad mediante el comercio y la inversión mutuos con China y Rusia.
Tal y como fue anunciado por el presidente Biden y los informes de seguridad nacional de Estados Unidos, China fue vista como el principal enemigo. A pesar del útil papel de China para permitir que las empresas estadounidenses reduzcan las tasas salariales de la mano de obra mediante la desindustrialización de la economía estadounidense en favor de la industrialización china, se reconoció que el crecimiento de China planteaba el terror definitivo: la prosperidad a través del socialismo. La industrialización socialista siempre ha sido percibida como el gran enemigo de la economía rentista que se ha apoderado de la mayoría de las naciones en el siglo transcurrido desde que terminó la Primera Guerra Mundial, y especialmente desde la década de 1980. El resultado es hoy un choque de sistemas económicos: la industrialización socialista frente al capitalismo financiero neoliberal.
Esto hace que la Nueva Guerra Fría contra China sea un acto implícito de apertura de lo que amenaza con ser una Tercera Guerra Mundial de larga duración. La estrategia de Estados Unidos consiste en arrebatar a China sus aliados económicos más probables, especialmente Rusia, Asia Central, Asia Meridional y Asia Oriental. La cuestión era saber por dónde empezar a repartir y aislar.
Se consideraba que Rusia presentaba la mayor oportunidad para empezar a aislar, tanto a China como a la eurozona de la OTAN. Se elaboró una secuencia de sanciones cada vez más severas -y esperemos que fatales- contra Rusia para impedir que la OTAN comerciara con ella. Todo lo que se necesitaba para encender el terremoto geopolítico era un casus belli.
Eso se arregló fácilmente. La escalada de la Nueva Guerra Fría podría haberse iniciado en Oriente Próximo, por la resistencia a la apropiación de los campos petrolíferos iraquíes por parte de Estados Unidos, o contra Irán y los países que le ayudan a sobrevivir económicamente, o en África Oriental. Se han elaborado planes para golpes de estado, revoluciones de colores y cambios de régimen en todas estas zonas, y el ejército estadounidense en África se ha reforzado especialmente rápido en los últimos dos años. Pero Ucrania ha estado sometida a una guerra civil respaldada por Estados Unidos durante ocho años, desde el golpe de estado de Maidan en 2014, y ofrecía la oportunidad de la mayor primera victoria en esta confrontación contra China, Rusia y sus aliados.
Así que las regiones de Donetsk y Luhansk, de habla rusa, fueron bombardeadas con creciente intensidad, y cuando Rusia seguía absteniéndose de responder, según se informa, se trazaron planes para un gran enfrentamiento que comenzaría a finales de febrero, comenzando con un ataque relámpago de Ucrania occidental organizado por asesores estadounidenses y armado por la OTAN.
La defensa preventiva de Rusia de las dos provincias ucranianas orientales y su posterior destrucción militar del ejército, la marina y la fuerza aérea ucranianos durante los últimos dos meses se ha utilizado como excusa para empezar a imponer el programa de sanciones diseñado por Estados Unidos que estamos viendo desarrollarse hoy. Europa occidental ha seguido obedientemente todo el camino. En lugar de comprar gas, petróleo y cereales alimentarios rusos, los comprará a Estados Unidos, junto con un fuerte aumento de las importaciones de armas.
La posible caída del tipo de cambio euro/dólar
Por lo tanto, es conveniente examinar cómo puede afectar esto a la balanza de pagos de Europa Occidental y, por lo tanto, al tipo de cambio del euro frente al dólar.
El comercio y la inversión europeos anteriores a la Guerra de Sanciones habían prometido una creciente prosperidad mutua entre Alemania, Francia y otros países de la OTAN frente a Rusia y China. Rusia proporcionaba abundante energía a un precio competitivo, y esta energía iba a dar un salto cualitativo con Nord Stream 2. Europa iba a obtener las divisas para pagar este creciente comercio de importación mediante una combinación de exportación de más manufacturas industriales a Rusia y de inversión de capital en el desarrollo de la economía rusa, por ejemplo, por parte de las empresas automovilísticas alemanas y la inversión financiera. Este comercio e inversión bilaterales están ahora parados -y seguirán parados durante muchos, muchos años, dada la confiscación por parte de la OTAN de las reservas de divisas de Rusia guardadas en euros y en libras esterlinas, y la rusofobia europea avivada por los medios de propaganda estadounidenses.
En su lugar, los países de la OTAN comprarán GNL estadounidense, pero tendrán que gastar miles de millones de dólares en la construcción de una capacidad portuaria suficiente, lo que puede llevar hasta quizás 2024. (Buena suerte hasta entonces.) La escasez de energía aumentará bruscamente el precio mundial del gas y del petróleo. Los países de la OTAN también aumentarán sus compras de armas al complejo militar-industrial estadounidense. La compra casi de pánico también aumentará el precio de las armas. Y los precios de los alimentos también subirán como resultado de la desesperada escasez de cereales resultante del cese de las importaciones de Rusia y Ucrania, por un lado, y de la escasez de fertilizantes de amoníaco hechos con gas.
Estas tres dinámicas comerciales reforzarán el dólar frente al euro. La pregunta es: ¿cómo equilibrará Europa sus pagos internacionales con Estados Unidos? ¿Qué tiene para exportar que la economía estadounidense acepte mientras sus propios intereses proteccionistas ganan influencia, ahora que el libre comercio mundial está muriendo rápidamente?
La respuesta es: no mucho. Entonces, ¿qué hará Europa?
Podría hacer una modesta propuesta. Ahora que Europa ha dejado prácticamente de ser un estado políticamente independiente, empieza a parecerse más a Panamá y Liberia, centros bancarios offshore con “bandera de conveniencia” que no son verdaderos “estados” porque no emiten su propia moneda, sino que utilizan el dólar estadounidense. Dado que la eurozona se ha creado con unas esposas monetarias que limitan su capacidad de crear dinero para gastarlo en la economía más allá del límite del 3% del PIB, ¿por qué no tirar simplemente la toalla financiera y adoptar el dólar estadounidense, como Ecuador, Somalia y las Islas Turcas y Caicos? Eso daría a los inversores extranjeros seguridad contra la depreciación de la moneda en su creciente comercio con Europa y su financiación de las exportaciones.
Para Europa, la alternativa es que se dispare el coste en dólares de su deuda externa asumida para financiar su creciente déficit comercial con Estados Unidos en petróleo, armas y alimentos. El coste en euros será aún mayor a medida que la moneda caiga frente al dólar. Los tipos de interés subirán, frenando la inversión y haciendo a Europa aún más dependiente de las importaciones. La eurozona se convertirá en una zona económica muerta.
Para Estados Unidos, se trata de una hegemonía del dólar con esteroides, al menos con respecto a Europa. El continente se convertiría en una versión algo mayor de Puerto Rico.
El dólar frente a las monedas del Sur Global
La versión completa de la Nueva Guerra Fría desencadenada por la “Guerra de Ucrania” corre el riesgo de convertirse en la salva inicial de la Tercera Guerra Mundial, y es probable que dure al menos una década, tal vez dos, ya que Estados Unidos extiende la lucha entre el neoliberalismo y el socialismo para abarcar un conflicto mundial. Aparte de la conquista económica de Europa por parte de Estados Unidos, sus estrategas buscan encerrar a los países africanos, sudamericanos y asiáticos en una línea similar a la planeada para Europa.
El fuerte aumento de los precios de la energía y los alimentos afectará duramente a las economías con déficit de alimentos y de petróleo, al mismo tiempo que sus deudas extranjeras denominadas en dólares con los tenedores de bonos y los bancos están venciendo y el tipo de cambio del dólar está subiendo frente a su propia moneda. Muchos países africanos y latinoamericanos -especialmente los del norte de África- se enfrentan a la disyuntiva de pasar hambre, reducir su consumo de gasolina y electricidad o pedir prestados los dólares para cubrir su dependencia del comercio con Estados Unidos.
Se ha hablado de la emisión de nuevos DEG por parte del FMI para financiar los crecientes déficits comerciales y de pagos. Pero este tipo de crédito siempre viene con condiciones. El FMI tiene su propia política de sancionar a los países que no obedecen la política de Estados Unidos. La primera exigencia de Estados Unidos será que estos países boicoteen a Rusia, China y su emergente alianza comercial y monetaria de autoayuda. “¿Por qué habríamos de darles DEG o concederles nuevos préstamos en dólares, si simplemente van a gastarlos en Rusia, China y otros países que hemos declarado enemigos?”, preguntarán los funcionarios estadounidenses.
Al menos, este es el plan. No me sorprendería ver que algún país africano se convirtiera en la “próxima Ucrania”, con tropas proxy estadounidenses (todavía hay muchos defensores de los wahabitas y mercenarios) luchando contra los ejércitos y las poblaciones de países que buscan alimentarse con el grano de las granjas rusas, y alimentar sus economías con el petróleo o el gas de los pozos rusos – por no hablar de la participación en la Iniciativa del Cinturón y la Ruta de China que fue, después de todo, el detonante para que Estados Unidos lanzara su nueva guerra por la hegemonía neoliberal global.
La economía mundial se está inflamando, y Estados Unidos se ha preparado para una respuesta militar y la militarización de su propio comercio de exportación de petróleo y agricultura, el comercio de armas y las demandas para que los países elijan a qué lado del Nuevo Telón de Acero desean unirse.
Pero, ¿qué hay en esto para Europa? Los sindicatos griegos ya se están manifestando contra las sanciones impuestas. Y en Hungría, el primer ministro Viktor Orban acaba de ganar unas elecciones con una visión del mundo básicamente antieuropea y antiestadounidense, empezando por el pago del gas ruso en rublos. ¿Cuántos otros países romperán filas y cuánto tiempo tardarán en hacerlo?
¿Qué hay en esto para los países del Sur Global que están siendo exprimidos – no simplemente como “daños colaterales” de la profunda escasez y el aumento de los precios de la energía y los alimentos, sino como el objetivo mismo de la estrategia de Estados Unidos al inaugurar la gran división de la economía mundial en dos? India ya ha dicho a los diplomáticos estadounidenses que su economía está naturalmente conectada con las de Rusia y China. Pakistán se encuentra con el mismo cálculo en funcionamiento.
Desde el punto de vista de Estados Unidos, todo lo que hay que responder es: “¿Qué ganan los políticos locales y las oligarquías clientelares a las que recompensamos por entregar sus países?”
Desde sus etapas de planificación, los estrategas diplomáticos estadounidenses consideraron la inminente Tercera Guerra Mundial como una guerra de sistemas económicos. ¿Qué lado elegirán los países: su propio interés económico y cohesión social, o la sumisión a los líderes políticos locales instalados por la intromisión de Estados Unidos, como los 5.000 millones de dólares que la subsecretaria de Estado Victoria Nuland se jactó de haber invertido en los partidos neonazis de Ucrania hace ocho años para iniciar los combates que han estallado en la guerra actual?
Ante toda esta intromisión política y propaganda mediática, ¿cuánto tiempo tardará el resto del mundo en darse cuenta de que hay una guerra global en marcha, con la Tercera Guerra Mundial en el horizonte? El verdadero problema es que para cuando el mundo comprenda lo que está pasando, la fractura global ya habrá permitido a Rusia, China y Eurasia crear un verdadero Nuevo Orden Mundial no neoliberal que no necesita a los países de la OTAN y que ha perdido la confianza y la esperanza de obtener beneficios económicos mutuos con ellos. El campo de batalla militar estará sembrado de cadáveres económicos.
Revisa los dosieres anteriores en:
Descarga este y los demás dosieres en formato PDF:
https://drive.google.com/drive/folders/11kOc844fiGOM1whYxtreiiO5ihyIsyok?usp=sharing
Compilado por
UNAM en Rebeldía
https://unamenrebeldia.blogspot.com/
Abril 2022
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