Los Brigadistas
El precio de la gasolina ha estado definido, desde hace muchos años,
por el gobierno federal. La política energética se definió, por lo
menos desde el gobierno de Lázaro Cárdenas, como estratégica, y
estuvo regulada y protegida por el Estado.
Con los gobiernos neoliberales, poco a poco se desestructuró a
Pemex, se le retiró inversión, se desmembró en 4 empresas
separadas (Pemex-Exploración y Producción, Pemex-Refinación,
Pemex-Gas y Petroquímica Básica y Pemex-Petroquímica) con el
objetivo de avanzar en la privatización “por partes”, además de
que se bloqueó la construcción de refinerías. Se actuó con Pemex,
igual que con la compañía estatal de Luz y Fuerza, Teléfonos de
México y ahora CFE: dejar de invertir, hacer ineficiente a la
empresa de forma artificial, para luego justificar su privatización.
De esta forma, la importación de gasolinas, principalmente de
Estados Unidos, fue aumentando, al grado de depender, hoy, en más
del 60% de ella.
A partir de la imposición de las políticas neoliberales, y en
particular desde la Reforma Energética de Peña Nieto, que entrega
buena parte del sector petrolero y sus beneficios al gran capital
privado, se incrementó la debilidad del sector energético mexicano.
Fue con esta reforma que se aprobó también la llamada
“liberalización del precio de las gasolinas”.
¿En qué consiste la liberalización del precio?
En concreto, que el precio de las gasolinas ya no serán definidas
por la Secretaría de Hacienda, ni por el gobierno federal en
general. Sino por “el mercado”. Esto quiere decir que se venderá
la gasolina a total merced de los intereses de los dueños del
dinero. Sin protección ni regulación del Estado. Se supone que un
“precio libre” es un precio que se fija por la oferta y la
demanda en el mercado. Pero en la realidad, el precio será fijado
por una oligarquía petrolera que se pondrá de acuerdo para vender
la gasolina al mayor precio posible, que les garantice fuertes
ganancias.
¿Para qué se liberaliza el precio?
Para eliminar el subsidio estatal a las gasolinas, para desviar esos
recursos, no para la salud o la educación como pretende
chantajearnos el gobierno con sus falsas explicaciones, sino para
continuar achicando la participación del Estado en el sector
petrolero, reforzar la privatización y entregar totalmente el
recurso a los grandes capitales.
¿Qué determina el precio de la gasolina, una vez liberalizado?
Hay tres
variables importantes: el costo
de producción de las gasolinas, el precio internacional de los
hidrocarburos y el tipo de cambio. Pero lo cierto es que el precio
estará fijado, fundamentalmente a voluntad del puñado de las
grandes empresas privadas que se están apoderando del sector
petrolero mexicano, y por los montos de impuestos que decida cobrar
el gobierno por cada litro de gasolina vendida.
¿Cuándo se liberalizará el precio de la gasolina?
Ya, el calendario de liberalización del precio está por aplicarse,
y se hará de manera gradual, comenzando en el norte del país en
marzo, y avanzando por todo el país durante el 2017. En el centro de
la república está programada para noviembre. El gasolinazo de
febrero se pospuso, pero hoy tenemos una modificación diaria de los
precios, lo cual ya es, en los hechos, una liberalización, pero la
Secretaría de Hacienda sigue responsabilizándose de fijar los
montos máximos. Con la liberalización total ya no será Hacienda,
sino cada empresa gasolinera la que defina a qué precio vende la
gasolina.
¿Quienes son los grandes beneficiarios de esta medida?
Las petroleras privadas, principalmente extranjeras, que con la
Reforma Energética se están apoderando cada vez de más
gasolineras, desplazando las franquicias de Pemex para hacer negocio
redondo con la gasolina, que es un producto básico para la economía
nacional.
¿Hay alternativa?
Claro que la hay. La alternativa de generar una política de
soberanía energética, de inversión en la infraestructura pública
petrolera, construir más refinerías garantizando la oferta de la
gasolina necesaria en nuestro país. Revertir la reforma energética
y detener ya la privatización del petróleo. Si tuviéramos las
refinerías suficientes, produciríamos la cantidad de combustible
que necesitamos internamente, y no tendríamos que importar.
Dejaríamos de depender de la gasolina de Estados Unidos, y no
estaríamos tan amarrados al precio internacional de los
hidrocarburos.
¡No a la liberalización del precio de las gasolinas en México!
¡Abajo la Reforma Energética!
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