Los Brigadistas-UNAM
Octubre 2012
La situación tras el proceso electoral
Se impuso la maraña de intereses creados que representa el PRI, y Peña Nieto fue declarado presidente electo.
Televisa y TV Azteca insisten en que todos tenemos que aceptar el resultado y si no nos gusta, buscar suerte dentro de 6 años. El IFE no se cansa de declarar que la pasada fue una elección ejemplar, con una vigilancia ciudadana inédita, en la que la democracia se fortaleció. El Trife ignoró la compra de votos utilizando tarjetas de Soriana, el lavado de dinero a través de Monex, la cargada televisiva, las encuestas manipuladas, las amenazas, el acarreo, y todo lo que todos sabemos que ocurrió.
El mensaje a para los que hemos luchado contra Peña Nieto, es claro: ya perdiste
El PAN acepta al nuevo presidente y declara que no obstaculizará su toma de posesión en el Congreso de la Unión, en el PRD se fortalece la tendencia que impulsa la conciliación con Peña, y Calderón aprovecha sus últimas semanas en el poder para quedar bien con los empresarios y con el PRI al lanzar la reforma laboral que, salvo por algunos aspectos relativos al poder de las direcciones charras en los sindicatos, es esencialmente la misma que había anunciado Peña Nieto.
¿Qué nos espera a todos con Peña Nieto en el poder?
El proyecto de nación que representa EPN es el México en donde el trabajo de los de abajo carece de garantías y prestaciones, y los salarios son bajísimos; el México donde los impuestos aumentan para la población a través de imponer el IVA en medicinas y alimentos, mientras los grandes empresarios siguen gozando de regímenes de excepción que los exentan del pago. Su proyecto es un país donde el servicio de salud para la población sea cada vez más precario, donde terminen de hacer añicos las pensiones de empleados y trabajadores, y donde los dueños del dinero entren sin grandes trabas a repartirse el botín del petróleo y la energía eléctrica, más libremente que ahora. EPN representa también el fortalecimiento del espionaje y de la policía política, y la represión a lo Atenco contra los que se opongan a sus imposiciones.
Su táctica en este periodo
Sin embargo, las denuncias y las movilizaciones del movimiento #YoSoy132 y la Convención Nacional contra la Imposición, crearon una situación que obliga a Peña Nieto a tratar de ganar legitimidad al iniciar su gobierno. Eso, por supuesto, no significa que renuncie a su decisión de aplicar cuanto antes medidas como la reforma laboral, la apertura total del sector energético a la iniciativa privada y el alza en los impuestos. No renuncia al proyecto que representa, sólo lo combinará con otras medidas que debiliten la denuncia en su contra.
Por ello, los voceros del PRI y del equipo de transición ya han anunciado iniciativas de ley por la transparencia y contra la corrupción, buscando quitarse de encima el estigma de corrupto que se ganó a pulso durante su gobierno en el Estado de México y con la compra de las elecciones pasadas a base de dinero lavado por Monex y tarjetas de Soriana.
Es probable que iniciando su mandato, Peña tome medidas que la población pobre pueda sentir a su favor, como suspender temporalmente los aumentos mensuales a la gasolina o alguna otra medida de ese estilo. Incluso es muy probable que se concrete la recontratación de los trabajadores del SME que llevan 3 años resistiendo a la desaparición de la Compañía de Luz y Fuerza.
¿Qué hacer?
Hay un debilitamiento temporal del movimiento estudiantil. Las asambleas que han logrado reunirse han sido pequeñas, las últimas asambleas interuniversitarias reunieron voceros de unas 60 escuelas cuando habían estado asistiendo 145.
Sin embargo, la movilización no ha terminado y las protestas contra la reforma laboral han sido muy importantes. El pasado 2 de octubre se realizaron paros en unas 12 escuelas de la UNAM y movilizaciones en varias otras universidades de provincia. En facultades como Economía, Filosofía, Ciencias y el CCH Oriente, los paros se tradujeron en brigadas que recorrieron escuelas y calles con volantes contra la reforma laboral y la marcha conmemorativa de la masacre del 2 de octubre, fue muy grande y muy combativa.
Es hora de sacudirse el desánimo y retomar la lucha, que está muy lejos de haber terminado. Dejar claro que no reconocemos a Peña Nieto como presidente, advertir a la población sobre las medidas que vienen con el retorno del PRI, promover la reorganización popular para no permitir que pasen esas medidas, son algunas de las tareas que tenemos enfrente.
La siguiente jornada de lucha acordada en la convención nacional, es la del 20 de noviembre al 1 de julio, en la que el objetivo es concentrar la mayor fuerza posible en el DF para dejar constancia, de manera inocultable, de nuestro rechazo a la toma de posesión de Peña Nieto.
Mientras más logremos avanzar en llenar de repudio a Peña Nieto, más posibilidades habrá de cerrarle el paso a sus acciones futuras. Mientras más avance el movimiento, más tendrá que retroceder el proyecto que EPN representa.
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