“¡Zapata vive, la lucha sigue!”, gritaron cientos de campesinos de la cabecera municipal de San Salvador Atenco al finalizar la asamblea ejidal que rechazó discutir el Proyecto de CONAGUA.
El gobierno pretende con esta iniciativa, llamada “Zona de mitigación y rescate ecológico en el lago de Texcoco”, despojar a los campesinos de sus tierras, disfrazándola de la “construcción de un parque ecológico”, con la “reparación de pozos” que mejore la distribución del agua, y se “reduzcan las tolvaneras”.
El documento de CONAGUA que explica la iniciativa dice que la cantidad de tierras que pretende comprar es “información reservada”, pero la comparación del viejo mapa del proyecto de aeropuerto, con el actual de CONAGUA, muestra que el conjunto de tierras en juego es prácticamente la misma. Antes intentaron la expropiación a lo bruto y una compensación de 7 pesos el metro cuadrado; hoy dicen que no expropiarán, sino que comprarán las tierras, y no a 7 pesos, sino a 157 pesos el metro cuadrado (más de un millón y medio de pesos por hectárea) El gobierno creyó que con engaños y con el dinero por delante, lograría derrotar la resistencia de los campesinos de Atenco en defensa de la tierra. En esta ocasión no lo logró.
El proyecto se ha discutido en algunas comunidades. La incertidumbre promovida por el mismo gobierno fue el denominador común en las asambleas. Tras el brutal golpe de 2006 han tratado de infundir temor y la precepción de que es mejor vender a CONAGUA ahora, porque si hay negativa de todas formas el gobierno terminará ocupando las tierras sin pago de por medio. Es así que, por ejemplo, en Ixtapan se decidió vender, pero según denuncias de campesinos del lugar CONAGUA ya ocupa las tierras que quería sin otorgar los pagos que prometió. El gobierno pensó que con las victorias que obtuvo ahí, y en comunidades como Nexquipayac, todo sería cuestión de tiempo para que la bolita de nieve fuera cayendo, y con ella las miles de hectáreas que quiere de los campesinos de Atenco y Texcoco.
La asamblea ejidal en la cabecera municipal de Atenco, según las relatorías, no fue fácil, pero terminó parando en seco al gobierno y a CONAGUA. Los traidores priístas decían que tenían derecho a la información, al cambio de uso de suelo del ejido y a la venta de las tierras. Otros más argumentaron que esto no era más que el viejo proyecto del aeropuerto, disfrazado de un proyecto ecológico y que no se debía caer en la trampa.
Después de largas horas de debate, un campesino llamó a que quien realmente quisiera entregar su tierra a CONAGUA, con todo lo que eso implica, lo dijera sin tanta palabrería, de frente y sin tapujos. Ni los priístas de hueso colorado tuvieron cara para hacerlo. La historia de esas tierras y la dignidad de los que hoy están presos por defender a su pueblo siguen siendo una marca imborrable para la mayoría de los ejidatarios de San Salvador Atenco.
La mayor cantidad de las tierras que quieren comprar, está justamente en la cabecera municipal, por lo que la decisión de la asamblea es un duro golpe a las pretensiones de despojo de los gobierno de Felipe Calderón y Peña Nieto. El siguiente paso es dar una fuerte batalla para que la Suprema Corte, que en días pasados atrajo los amparos directos de los presos políticos, los libere de una vez por todas.
Los herederos de Zapata siguen gritando ¡tierra y libertad!
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