Los Brigadistas
Febrero de 2010
Los neoliberales tienen muchas formas de engañar. Los medios de comunicación repiten trampas y mentiras, creando una cortina de humo gigantesca sobre las conciencias de la gente, una de ellas es la llamada “contención de la inflación”.
Dicen que la meta principal del sistema es mantener los precios bajos, para garantizar mayores ventas, empleo, etc. Lo cierto es que el principal mecanismo para la contención de precios es reprimir el salario, reducirlo incluso por debajo del punto de subsistencia, garantizando enormes ganancias para los patrones y una atadura casi infranqueable para los obreros. “Mientras menos paguen los jefes en salarios, más contratarán y aumentará el empleo”, es su razonamiento.
Lo cierto es que esas fuertes ganancias a costa de los raquíticos salarios, sólo han provocado una degradación social de grandes dimensiones: trabajo precario, migración forzada, pobreza, desempleo y crisis. Hoy nos dicen que el crecimiento de los precios en 2009 fue de 3.57%, pero que en este 2010 está a la baja. La realidad está muy lejos de los discursos de los funcionarios del gobierno. La puesta en marcha de los nuevos impuestos, el aumento de la gasolina, el gas, el metro, los alimentos, etc., ha generado una escalada de precios que ha vuelto impagables muchos productos para millones de mexicanos.
Según los datos oficiales, ahora compramos 3.57% menos con nuestro mismo ingreso, o tenemos que pagar sólo 3.57% más por los mismos artículos que adquiríamos el año pasado. Pero en los bolsillos y en los hogares de la mayoría de los mexicanos se siente otra cosa. La trampa estriba, entre otras cosas, en que ese número refleja la variación de precios de una lista muy extensa de productos, entre los que se incluyen los autos, las casas, los diamantes, y muchos artículos de lujo, varios de los cuales pudieron bajar de precio, compensando los aumentos en los bienes de consumo básicos de la población, arrojando una inflación general relativamente baja.
Para la población que destina su ingreso mayoritariamente a consumir bienes y servicios básicos, la inflación es mucho mayor. Sólo en las zonas indígenas, rurales y serranas según datos de la cámara de diputados, los productos de la canasta básica aumentaron más de 50%. Supongamos que ahí la gente gasta el 100% de su ingreso en artículos de sobrevivencia. Lo anterior significaría que la inflación que ahí se vive no es de 3.57%, sino de ¡50%!
Desde que llegó Felipe Calderón al gobierno, el salario ha aumentado 18%, pero la canasta básica nutricional subió 41%. ¡Más del doble! Según estudios de la Universidad Obrera de México, un salario mínimo apenas alcanza para comprar la sexta parte de los alimentos que una persona necesita para sobrevivir.
Si dividimos a la población en estratos según su ingreso, vemos que la inflación no le ha pegado igual a todos. Datos del Banco de México trabajados por David Márquez Ayala, muestran cómo la inflación real, durante los últimos 5 años, para la población que gana hasta 1 salario mínimo, fue de 24.1%; mientras que, en el otro extremo, la inflación para los que ganan más de 6 salario fue de 20.5%.
En este sistema desigual, los precios suben para todos, pero más para los de abajo.
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