Se han cumplido 11 meses de la
desaparición forzada de nuestros 43 compañeros de la escuela normal rural de
Ayotzinapa, además del asesinato de 3 estudiantes normalistas y 3 personas más
por parte de policías municipales en contubernio con grupos delincuenciales del
Estado de Guerrero. Y pese a las tentativas del gobierno y el sector
empresarial de hacernos olvidar, sigue viva nuestra indignación y seguimos en
pie de lucha por lo acontecido el 26 de Septiembre de 2014 en el municipio de
Iguala.
El gobierno de Peña Nieto, ha buscado desde un
principio callar las voces de los padres y todo aquel que demande justicia ante
tales hechos. Y esto se debe a que fue
el Estado, los tres niveles de gobierno, fue la policía, fue el Ejército
mexicano, los que orquestaron los actos atroces de aquella noche, todos
están involucrados, todos están manchados. Vivimos en un país donde las
narcofosas, los degollados, los asesinatos a sangre fría, y demás acciones
violentas que atentan contra el pueblo mexicano, son el malestar diario.
La captura de los Abarca y la búsqueda,
sin resultados, del dirigente de seguridad pública de Iguala, sólo fueron una
cortina mediática para deslindar la complicidad de los demás órganos de gobierno.
El encarcelamiento de dichos personajes no basta, no ha cambiado un ápice
nuestra realidad. Ante ello, la explicación dada por el entonces procurador de
la república, Murillo Karam, de que los normalistas de Ayotzinapa fueron
asesinados, calcinados y echados al río en el basurero del municipio de Cocula
por elementos del crimen organizado, ha sido presentada como la “verdad
histórica”; pero a su vez, ésta ha sido puesta en cuestión por especialistas
que han mostrado evidencias científicas de la imposibilidad de que los
compañeros normalistas hayan sido calcinados en ese basurero, como afirma el
gobierno.
Se ha intentado dar “carpetazo” al asunto,
incluso el gobierno ha ofrecido dinero a los padres para acallarlos.
Mientras, la violencia sigue cobrando
vidas día a día, ya sean estudiantes, periodistas, autodefensas, maestros o
luchadores sociales. Esto ha demostrado la incapacidad y el alto nivel de
corrupción del actual gobierno, que pese a tal clima, recrudece viejas formas de
violencia contra el pueblo de México, tal como la actual guerra económica con
tanto saqueo, tanta reforma neoliberal, tanto despojo de derechos. Con sus
reformas privatizadoras de energía, educación, telecomunicaciones, entre otras,
no ha hecho más que servir en charola de plata las riquezas naturales y
servicios sociales a los grandes consorcios del capital; y al mismo tiempo, va
sumiendo cada vez más pobreza a las familias trabajadoras mexicanas.
Porque tenemos que recordar la masacre en
Tlataya, en Apatzingán, el asesinato a periodistas y el multihomicidio en la
colonia Narvarte, la represión y hostigamiento constante a los profesores de la
CNTE, los miles de desaparecidos, el embate contra los trabajadores del Seguro
Social, y la lista es larga. Ayotzinapa no es el único caso, pero representa el
símbolo de la resistencia y la lucha; porque a 11 meses se siguen incrementando
las cifras de asesinatos y desapariciones; porque a 11 meses ha aumentado la
pobreza, la exclusión a la educación y a un empleo digno; porque a 11 meses
nada ha cambiado. Por ello, no podemos olvidar. Y a 11 meses debemos seguir exigiendo
justicia, debemos luchar y gritar juntos ¡nos siguen faltando 43!
¡NO SOMOS TODOS, AÚN NOS FALTAN 43!
¡FUE EL ESTADO!
¡FUERA PEÑA NIETO Y SU GOBIERNO DE MUERTE, SAQUEO Y
REPRESIÓN!
Los
Brigadistas-UNAM
CGH-Ho
Chi Minh
Agosto,
2015
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