A todos los estudiantes de nuestro país Al pueblo de México:
Han pasado más de treinta días desde la desaparición forzada de 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa.
Desde el 26 de septiembre, el dolor de 43 familias se ha convertido en el dolor de todo un pueblo; la esperanza
de encontrarlos se hizo piel y alma de toda una nación. Desde ese día, el gobierno mexicano quedó al desnudo
ante el mundo entero. Los acontecimientos de Iguala han demostrado que la violencia no sólo es consecuencia
de un sistema económico y político desigual e injusto, cuyo accionar beneficia únicamente a los dueños del
dinero, sino que representa, en realidad, una política sostenida desde el Estado para concretar el arrebato de los
derechos sociales y el despojo de los recursos naturales de este país. El ataque contra nuestros hermanos de
Ayotzinapa es la cara más cruda de la represión y la brutalidad, cuyo fin es eliminar uno de los pocos proyectos
sobrevivientes emanado de la gesta revolucionaria de 1910: las normales rurales.
Los normalistas rurales, a pesar de los mandatos de los poderosos, se niegan a desaparecer. Contra ellos se
desató, desde hace varios años, una campaña de desprestigio largamente difundida en los medios masivos de
comunicación; contra ellos se emprendió una batalla ideológica para presentarlos, ante la opinión pública, como
un grupo minoritario opuesto a los supuestos beneficios de un proyecto educativo que se presenta como
modernización y progreso. En realidad, la meta de los poderosos es imponer un proyecto contrapuesto a lo
público, lo gratuito y sin carácter crítico, como parte de la andanada privatizadora expresada, de igual modo, en
la reforma educativa y en el conflicto del IPN.
Lo ocurrido en Iguala es, sin tapujos, la muestra más fidedigna de la descomposición política de los gobernantes
y sus instituciones. A su sombra, bajo su protección, con su complacencia en todos los niveles gubernamentales,
el poderío del “crimen organizado” se ha incrementado a niveles inimaginables. Gobernantes y criminales son
parte de lo mismo, entre uno y otro no existe diferencia. ¿A quién, entonces, le exigimos justicia?, ¿a quién le
exigimos el castigo a los responsables materiales e intelectuales de un crimen como éste?
La saña contra los estudiantes de Ayotzinapa develó el desprecio de los poderosos por la gente humilde; lo
prescindible que resulta la vida de 43 jóvenes indígenas y campesinos, y de miles de personas más, si de avanzar
en la entrega del país se trata. Los estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa han dicho que ésta es su última
batalla, pero quizá se trate, para miles de estudiantes, para miles de personas a lo largo y ancho del país, del
inicio de una gran pelea. Para millones dispuestos a movilizarse, será su primera batalla. La pregunta es: ¿cómo
articulamos tanta indignación y rabia?
México no puede ni debe seguir en esta lógica rapaz donde las ganancias y los beneficios se concentran apenas
en unas cuantas manos, donde las deudas y las muertes las pagan quienes trabajan de manera honesta y con
sacrificio diario; México no puede ni debe seguir en la lógica del horror donde la violencia y la muerte se
convierten en el pan de cada día; México no puede ni debe seguir bajo un régimen de total impunidad.
En semanas pasadas, los estudiantes de diversos centros educativos del país hemos realizado distintas
manifestaciones, nuestro clamor es unánime: queremos vivos a los 43 compañeros, los queremos de regreso ya.
En esa exigencia va también el clamor de miles de personas que repudian el accionar de quienes dicen representar los intereses de la nación; va la decisión de miles de estudiantes de defender el proyecto de
educación pública y gratuita. En esa exigencia se concentra, de igual manera, el deseo de que este país cambie
desde lo hondo, desde lo más profundo de sus raíces. De que, a través de nuestra organización y lucha,
garanticemos que esto jamás se repita.
Por eso nos movilizamos. México debe cambiar, necesita cambiar. Los mexicanos no nos merecemos un
gobierno que mata estudiantes y protege gobernadores asesinos; no nos merecemos la impunidad ante la
muerte y el despojo; no nos merecemos la barbarie de Tlatlaya ni las muertes en Ciudad Juárez ni los
feminicidios; no nos merecemos el injusto encarcelamiento de cientos de luchadores sociales; no nos
merecemos el despojo de nuestros suelos, en aras de un supuesto progreso; no nos merecemos esta barbarie a
la que nos han conducido.
Por todo ello, a quienes nos han visto en las calles, a quienes han marchado con nosotros, a quienes nos han
dado un grito de aliento, a quienes nuestra pelea les parece justa, los llamamos a movilizarse, a hacerse uno con
nosotros. A quienes nos han visto con reticencia e incomprensión, a quienes nuestras movilizaciones han
molestado, les decimos lo siguiente: no somos nosotros los responsables de este conflicto, el gobierno en todos
sus niveles es el culpable directo de toda esta situación; los llamamos a reflexionar y a sumarse a esta lucha que
apenas inicia, es la hora de la gente trabajadora y honesta.
A todos los estudiantes del país, a todos los centros educativos de México, los convocamos a la tercera jornada
de movilización global en solidaridad con Ayotzinapa para este 5 de noviembre. Queremos cambiar el país, para
ello necesitamos, como nunca, la más amplia unidad en resistencia. Compañeros estudiantes: la historia nos
obliga a caminar unidos; la historia nos obliga a hacer historia, a no cejar en la pelea por un México justo y libre.
A todos los campesinos, los obreros, las amas de casa, los desempleados, los colonos, los llamamos a esta lucha.
Desde el aparato gubernamental, nada cambiará. Es la hora de los humildes.
Exigimos la inmediata presentación con vida de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa y el castigo a los
responsables intelectuales y materiales de los hechos en Iguala.
La renuncia de Ángel Aguirre, si bien responde a la movilización popular, no es más que un burdo intento del
gobierno federal por lavarse la cara y las manos; no nos engañan: Exigimos que se castigue sin concesiones a los
funcionarios en los tres niveles de gobierno que, hasta ahora, han demostrado ser incapaces de dar solución.
Hemos iniciado la construcción de la organización que requerimos para tomar en nuestras manos la edificación
de otro futuro. Hemos acordado forjar la unidad de todos los que estamos hartos de esta situación, para hacer
sentir el poder de nuestra voz y nuestra fuerza. Por ello, llamamos a todos los estudiantes del país que aún no se
han levantado, a ser parte de este movimiento nacional.
Llamamos a los trabajadores y trabajadoras a unirse a esta lucha, levantándose contra el control charro y contra
la explotación. Llamamos a los campesinos que resisten a los megaproyectos a incorporarse con toda su fuerza a
esta gran corriente nacional. Llamamos a los maestros de la CNTE a recuperar el papel histórico de su gremio y
organizar la lucha en todas las escuelas de todos los rincones del país.
Llamamos a los colonos, a las amas de casa, a los vendedores ambulantes y a toda la población, a decidir entre
todos qué país queremos y a construirlo juntos. No más silencio cómplice, no más temor ni dudas, no esperemos
más: ¡Llegó la hora de actuar!
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En el marco de la jornada de lucha convocada desde Ayotzinapa, convocamos a la marcha interuniversitaria el día viernes 31 de octubre a las 16 horas, de la unidad Zacatenco del IPN a la Secretaría de Gobernación.
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Llamamos a todo el pueblo mexicano a la Marcha que se realizará el próximo 5 de noviembre, a las 16 horas, de Los Pinos al Zócalo.
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Convocamos a construir la 3ra Jornada de acción global por Ayotzinapa, trabajando para impulsar un Paro Nacional del sector educativo hacia el 5 de noviembre, por la presentación con vida de nuestros compañeros, por el fin de la violencia de estado y en defensa de la educación pública y gratuita, en donde los estudiantes y el magisterio democrático podamos marchar juntos e impulsar movilizaciones populares a nivel nacional para esa fecha.
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Invitamos a los estudiantes movilizados a elegir voceros para participar en la próxima Asamblea Interuniversitaria a realizarse el sábado 1 de noviembre en la ESIA, unidad Zacatenco a partir de las 10 am. Asimismo, reiteramos la necesidad de discutir la modalidad y representatividad para dichas reuniones.
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Convocamos a impulsar, desde las asambleas estudiantiles del movimiento, el Encuentro Estudiantil contra la violencia de estado y en defensa de la educación pública y gratuita. Para eso, llamamos a que las asambleas discutan estos ejes y los posibles mecanismos de organización permanente de los estudiantes.Es la hora del México bravío, los estudiantes de la UNAM, con el espíritu de los 43 normalistas, con el espíritu de Villa, Zapata, Magón; con el ejemplo de los estudiantes de 1968, declaramos que no habrá paso atrás en este andar. Sólo nos queda el futuro, por él luchamos.¡Que el dolor se transforme en esperanza! ¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!Ciudad de México, 29 de octubre de 2014Asamblea Interuniversitaria.
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