Colectivo Zin Kubo--- Facultad de Filosofía y Letras UNAM
Enero 2013
“Ya hemos comenzado a tomar decisiones importantes. Vendrán más iniciativas y más acciones. 2013 será un año de importantes reformas”. Las afirmaciones de epn en su comunicado de hace unos días no hacen más que recalcarnos dos cosas: por un lado, que la guerra ya está declarada, que el pri yaarrancó su plan de acción, sus alianzas van suficientemente avanzadas para garantizar que nadie le haga contrapeso y, por otro, que la soberbia será la cara de este gobierno, que al no sentirse acosado ni presionado anuncia con descaro sus intenciones de saqueo y hambre.
Ante ese panorama, uno de nuestros principales objetivos debe ser que la gente no se acostumbre a las dinámicas del pri, desnudar, uno a uno, lo artificioso de sus argumentos, lo que está atrás de ese rostro que sonríe diciéndoles que su vida será mejor en un país de “reformas”, que no es más que un país en donde, a sus espaldas, se vende las posibilidad de sus ciudadanos de tener una vida digna. Por ello, nuestro objetivo debe seguir siendo construir un referente de resistencia contra Peña Nieto, tratar de agrupar a los más posibles, no sólo a los que coincidan plenamente con nosotros, sino a todos los que estén dispuestos a hacer algo en contra de las “iniciativas” del gobierno, lo que no implica que, en pos de una unidad a toda costa, cada corriente, sea cual sea, imponga su forma de lucha apelando al respeto de la misma. Para eso está la hora de la discusión y de la toma de decisiones en las distintas asambleas, de donde saldrán los acuerdos que tienen que ser asumidos por el conjunto del movimiento.
En ese sentido, el análisis crítico de los sucesos ocurridos el 1Dmx sigue siendo necesario, sobre todo, para poder asumir qué cosas deben mejorar, tanto en la discusión política, como en las tácticas que seguiremos de aquí en adelante.
La única posición política dentro del movimiento que ha reivindicado las acciones del 1D como un avance indiscutible para el movimiento social, no recurre a exponer los resultados concretos y objetivos que obtuvo dicha movilización, pues difícilmente puede ser reivindicable a partir de sus características y consecuencias: una acción desorganizada que permitió la infiltración y el saqueo, un movimiento que salió dividido y confuso, una sociedad que se fraccionó entre justificar y condenar al movimiento estudiantil, y, por supuesto, alrededor de 200 detenidos, de los cuales 69 llegaron a pisar la cárcel.
Como no se puede hablar bien de los resultados concretos, se dice que lo que se logró el 1D fue señalar un camino de lucha, romper el dogma del pacifismo, tensar las contradicciones de clase, es decir, la reivindicación se da en un plano ideológico. A partir de una visión idílica de lo sucedido (“el pueblo enardecido” como actor central de la protesta), se argumentó en las asambleas que el 1D se dio un paso adelante en la lucha revolucionaria, se pasó de las marchas y las acciones pacíficas a las acciones directas (que según esta visión son las únicas que hacen avanzar el movimiento), se transitó a una etapa superior de lucha y resultaba una estupidez volver a las marchas pacíficas (extraña lectura positivista de Marx, según la cual la lucha es lineal y va cubriendo etapas; primera etapa: lucha pacífica, segunda etapa: lucha violenta, tercera etapa: ¿revolución?).
Incluso se afirmó que la única forma de sacar a los presos políticos era con más acciones directas, con protestas del mismo corte in crescendo. En poco tiempo se constató la impericia de esa propuesta, pues la realidad demostró que los presos que entraron por la puesta en práctica de una táctica, salieron con la puesta en práctica de otra distinta: fueron marchas y mítines las que recompusieron el rostro del movimiento ante la sociedad, fue una estrategia jurídica la que definió el camino en contra de la Ley 362, fueron mesas de diálogo las que abrieron el camino a su revisión, fue la presión moral y política hacia instituciones y políticos la que logró la reforma que permitió salir a los compañeros. No las molotov, ni los bloqueos, como proponían algunos.
¿Qué se fortaleció entonces con el 1D? Ante la confusión y evidente tensión al interior del movimiento, incluso se coqueteó con la idea de la ruptura “nos vamos del 132 y convocamos a otra cosa”, como si la división fuera una virtud. Este desprecio por la unidad es característico de la posición a la que no le preocupa que decaiga la fuerza del movimiento en su conjunto, porque se considera la única corriente consecuente e importante a su interior, “la mejor asamblea, con los mejores activistas”. Así pues la reivindicación del 1D se puede reducir a una sencilla premisa: “Se fortaleció la forma en que yo creo que se deben hacer las cosas”.
Con esta soberbia es también que se toman las decisiones. Por más que intenten proyectarlo, es falso que la acción del 1D sea una decisión asumida por la asamblea de la Facultad de Filosofía y Letras. Si bien pudo haber sido bien vista por la mayoría de los activistas en reuniones cerradas, NO se puede decir que fue una decisión de la asamblea, simplemente porque en última instancia no se abrió el debate ni se permitió tomar una decisión entre todos. Ésta quedó en manos de una corriente, no discutida con ninguna otra posición y por fuera de las más elementales reglas de la democracia interna que el movimiento estudiantil se ha forjado por décadas. Incluso puede ser que presentar la propuesta en la asamblea fuera sólo un trámite, convencidos como están de su mayoría; aún así, no se atrevieron, porque una vez abierto el debate, la correlación de fuerzas puede cambiar y los puntos débiles de dicha táctica quedarían al descubierto.
Para nosotros el respeto a las asambleas está por encima del eufemismo “respetamos todas las formas de lucha.” Definición a propósito ambigua, que ni siquiera ponen en práctica quienes hacen de la ridiculización su principal argumento contra otras propuestas y que se invoca para que todo el movimiento asuma las consecuencias de las acciones de una sola corriente. Puede argumentarse que el punto era delicado y no se podía tratar en una asamblea abierta. Aquí se asoma una permanente contradicción que sufre la posición reivindicadora del 1D: por un lado, promueven la creación de un grupo afín y muy convencido, que decida por sí mismo y ejecute sus acciones, sin rendir cuentas a nadie, sin discutir con nadie, con plena convicción de que son infalibles y sólo requieren voluntad de hacer las cosas. Pero por otro lado, tienen absoluta necesidad de que exista un movimiento de masas que les dé cobertura, por eso al mismo tiempo que se acusa a todos los que no piensan igual como cobardes y moderados, se solicita que por favor todos los cobardes y moderados “abracen nuestra forma de lucha”.
El movimiento estudiantil es por naturaleza movimiento de masas, aquí las cosas se hacen de frente, las discusiones se ganan con argumentos y la fuerza radica en el agrupamiento y la conciencia, no en el factor sorpresa. Quien se adscribe al movimiento estudiantil respeta sus reglas, una de las cuales es que las asambleas son la máxima instancia de decisión. La asamblea debate, decide y ejecuta, es una forma de organización en la que todos nos sometemos a los resolutivos producto de la discusión colectiva.
Los resultados que se esperaban obtener gracias a la acción del 1D por la propia corriente que lo impulsó, han demostrado no cumplirse. La posición del pacifismo a toda costa no se debilitó dentro del movimiento, todo lo contrario, quienes habían quedado sin argumentos para sostener el pacifismo como principio, encontraron en las acciones del 1D el mejor pretexto para reinstalar el punto. El avance de lo pacífico como principio ha sido incuestionable, no sólo en la mayoría de las asambleas del #YoSoy132 y en la propia plenaria, sino que incluso la posición de la Facultad de Filosofía en la última asamblea debió avalar al pacifismo como principio “de aquí a Huexca”.
#YoSoy132 no se vio fortalecido por las acciones del 1D, pero sí se dio un reagrupamiento a partir de la lucha por la libertad de los presos políticos. Aún así, es evidente el desgaste en la participación y la difícil situación que se enfrentará hacia adelante, con un Peña Nieto fortalecido y con la mayoría de las fuerzas sociales reagrupadas a su alrededor. En el escenario actual consideramos que la principal tarea del movimiento estudiantil en estos momentos es agrupar, crear conciencia entre el pueblo y entre los propios estudiantes es el trabajo matriz de cualquier acción política, y es una tarea cotidiana, constante y no muy espectacular, es el trabajo de la propaganda diaria, del trabajo de base, de enfrentar a quienes no piensan desde la izquierda. En ese sentido llamamos a retomar el trabajo de las brigadas informativas, las marchas zonales, los actos políticos. ¿Con eso derrotaremos a Peña Nieto? No, con eso acumularemos la fuerza que nos permitirá oponer una resistencia efectiva a Peña Nieto. ¿Y con qué acciones enfrentaremos realmente los planes del gobierno? No hay una acción que por sí misma se pueda aplicar a todas las circunstancias, el plan de acción se debe construir entre todos y depende de un buen análisis de la situación en que nos movemos, de los objetivos que perseguimos y de la estrategia del adversario. En este punto, se abre una interrogante a la cual todos debemos aplicarnos a encontrar una respuesta: el movimiento ha demostrado que las marchas no son suficientes, pero tampoco lo son las molotov, ¿qué medidas de fuerza puede implementar el movimiento que afecten de modo real los intereses de los de arriba y permitan al mismo tiempo sumar fuerza y mantener la unidad?
¿Como pueden afirmar que las acciones directasno son suficientes, si a la primera se deslindan y dejan al pueblo solo? ¿Acaso piensan lo que Uds. Creen "el movimiento estudiantil" camina solo por el país? No es justo que ante su reticencia a nuevas formas de lucha, descalifiquen a lo que no se atreven.
ResponderEliminarQuien deja solo al pueblo son los que provocan el enfrentamiento y luego salen corriendo, dejando que sean detenidos quienes no particparon en la acción directa. Justo como el movimiento estudiantil no camina solo por el país, es necesario que tenga una política que permita agrupar a todos. Las nuevas formas de lucha las encontraremos entre todos, no mediante la imposición de las formas de un grupo sobre todo el movimiento.
EliminarLa "acción directa", como gustan de llamar a ciertas acciones decididas por unos cuantos, sin medir las consecuencias que arrojaran, no es lo que se condena en sí misma, sino el discurso con el que tales acciones se enarbolan. Además, como se demostró el 1 de diciembre, se tira la piedra, se esconde la mano y paga todo el movimiento, no solo los "heroicos" y "valerosos". No se descalifica la acción, se argumenta, se dan razones. Hay que debatir, eso es sano.
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