Los Brigadistas #22
Febrero 2014.
El
Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes (FMJE) es un
espacio de debate y de discusión donde miles de jóvenes, de
diversas partes del mundo, analizan la situación internacional del
imperialismo, sus ofensivas y las formas de organización y lucha
para hacerle frente.
Nacido
en 1947, el festival fue impulsado principalmente en países del
entonces bloque socialista. Después de la caída del muro de Berlín
hubo 8 años sin celebrarse, hasta que resurgió en la Cuba
Socialista en 1997, donde retomó nuevos aires para seguir dándole
la pelea a los dueños del capital a nivel mundial.
Además
de la Isla Revolucionaria, América Latina ha recibido al festival en
Venezuela (2005) y recientemente en Ecuador (2013). Nuestra América
se ha convertido en foco de un debate mundial, mostrando formas de
lucha contra el neoliberalismo, y pueblos dispuestos a hacerle frente
a Estados Unidos y sus organismos financieros que durante décadas se
impusieron a costa del hambre y la pobreza de la gente.
En
Ecuador, con el presidente Rafael Correa al frente, se desarrolla un
fenómeno muy interesante de transformación de modelo económico y
lucha contra el neoliberalismo, apoyado por una amplia franja de la
población, sobre todo la de más escasos recursos. Actualmente, el
proceso cuenta con más de dos terceras partes del parlamento, y en
la última elección presidencial Correa ganó con el mayor margen de
votos que cualquier otro presidente del continente. La Revolución
Ciudadana se ha
caracterizado por una fuerte inversión en infraestructura, así como
por una intensa gama de políticas en favor de los de abajo, y contra
los políticos corruptos, entreguistas y mercenarios de gobiernos
anteriores. Aunque, por supuesto, es algo que está lejos de quedar
resuelto al 100%.
En
ésta ocasión, el FMJE realizado en la ciudad de Quito, contó con
la participación de más de 8 mil jóvenes procedentes de más de 80
países del mundo. Entre las discusiones presentadas, queremos
destacar las siguientes: la crisis económica mundial, que golpea
fuertemente a los pueblos de Europa; la resistencia del pueblo
palestino; diversos procesos de emancipación en el continente
africano; la lucha por la liberación del Sahara Occidental; los
recientes sucesos en Colombia y en Brasil; y, por último el proceso
de Revolución
Ciudadana en
Ecuador, un proceso muy rico, lleno de discusiones, de retos y de
aprendizaje.
En
este número, abordamos los puntos de Europa y de África, y en
siguientes entregas retomaremos los demás puntos de discusión.
Europa,
pueblos en despojo.
Después
de años de administrar un cierto bienestar para la población
europea, a costa del saqueo imperialista en diversas partes del
mundo, desde 2008 diversos países del continente, frente a la crisis
económica, sufren de una verdadera guerra económica de despojo,
saqueo y degradación social.
Grecia
y España, encabezan la lista de países sometidos por los designios
de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional, que prohíben
el gasto público, privatizan cientos de empresas públicas, recortan
salarios, despiden trabajadores y golpean diversas conquistas como la
pensión y la jubilación, todo para mantener los niveles de ganancia
de la oligarquía financiera y de las grandes empresas
trasnacionales. Dicha ofensiva neoliberal de saqueo, por supuesto, no
se centra en los países mencionados, sino que se extiende por muchos
lugares del continente.
Tal
vez lo más representativo de las denuncias presentadas en el FMJE,
fueron las hechas por la delegación griega, que puso a meditar a los
asistentes frente a la dificultad que muestran para la transformación
social, y es que afirman que Grecia es un país en movimiento. En los
últimos meses se han realizado más de 30 huelgas generales, donde
se ha paralizado todo, industria, transporte, sector público, etc.,
y “no hemos logrado nada”. Lo mismo ha ocurrido con huelgas
masivas en España e Italia. Se habla por ejemplo, de participación
de más de 10 millones de personas en multitudinarias jornadas de
protesta.
La
pregunta es “¿qué hacer para transformar la situación?”. No se
trata de lugares que tengan una población apática o inconsciente,
por el contrario, se trata de lugares donde existe una amplia
participación social, huelgas masivas, marchas de millones de
personas, estudiantes, obreros, campesinos, unidos contra el despojo
en un elevado nivel de movilización, y a pesar de esa gran agitación
social, los neoliberales imperialistas siguen con el poder en las
manos y siguen saqueando no sólo Grecia, sino también Portugal,
España, Italia, Francia, etc. La respuesta no es fácil, por el
contrario, plantea un reto de imaginación e iniciativas para todos
los que luchamos contra el sistema y sus gobiernos, por la
construcción de un mundo mejor.
Un
ejemplo claro de cómo ha avanzado el neoliberalismo, es terreno
educativo. En España, por ejemplo, a raíz del llamado “Plan
Bolonia”, firmado por los ministros de educación de distintos
países de Europa en 1999, se ha dado un duro golpe al derecho a
recibir educación gratuita. La educación universitaria (antes
otorgada por el Estado), actualmente está siendo reformada: hay una
mayor segregación en la educación, no se permite el acceso a todos
los que quieran ingresar al nivel superior, y desde hace algunos años
se comenzaron a realizar exámenes de selección (muy comunes en
nuestro país); por otro lado, el gobierno le está permitiendo a las
empresas privadas una mayor ingerencia en la definición de los
planes y programas de estudio y, al mismo tiempo, permitiendo la
apertura de un sin número de escuelas “patito”. Hoy, un
estudiante español tiene que pagar hasta 700 euros al año para
costearse la universidad y una maestría hasta 4 mil euros al año,
mientras que el salario mínimo de un trabajador español es de 7 mil
800 euros al año.
Otro
caso paradigmático de la irracionalidad con que están actuando los
gobiernos europeos, de los muchos presentados en el Festival, es
Bélgica. El gobierno de Bruselas, para compensar los recortes
presupuestales, en lugar de dirigir nuevos impuestos a las altas
ganancias empresariales, o a transacciones financieras, ha decidido
multar a la ciudadanía con pretextos absurdos: ahora pagas por
sentarte mal en una banca, por no comer “correctamente” en un
restaurante, o, casualmente, por pegar un cartel en un poste público.
Estudiantes activistas sociales denuncian que por su lucha, ahora
deben cientos de euros en multas, que llaman a no pagar, tanto a los
activistas como a toda la población, pues las leyes son injustas e
irracionales.
África,
un continente con esperanza.
El
festival contó con numerosas delegaciones de Angola, Mozambique y
Namibia, así como una muy sentida delegación del Sahara Occidental
y representaciones de otros tantos países africanos. Las narraciones
e intervenciones muestran una gran esperanza entre los pueblos del
continente negro. “Por fin somos independientes”, decían en
diversos momentos, “es hora de construir nuestras sociedades”.
Los
participantes muestran que, después de años de saqueo, esclavismo,
coloniaje y opresión contra sus pueblos, ahora la mayor parte de los
países presentan procesos de intervención del Estado para construir
instituciones, infraestructura y un cierto desarrollo económico.
Con
la llegada de la independencia, y de gobiernos locales preocupados
(en mayor o menor medida) por mejorar la situación social después
de siglos de degradación, se hace presente un momento de esperanza.
En
el debate, era claro que el tener un Estado interventor, construyendo
hospitales o carreteras, es importante, pero no garantiza que se
pueda sostener el mejoramiento constante de la condición de vida de
los habitantes, pues en este capitalismo voraz, es necesario además
ir transformando la estructura económica, lo cual al parecer no
ocurre en la gran mayoría de los países africanos.
Namibia,
por ejemplo, alcanzó su independencia hace poco más de 3 décadas.
Es muy reciente la existencia de un gobierno propio, que realiza
políticas sociales de desarrollo, pero sin tocar el esquema de
propiedad ni a las grandes empresas. Antes saqueaban sus recursos, el
país como colonia debía entregar su riqueza natural a empresas
extranjeras sin beneficio alguno para las poblaciones originarias;
hoy la nación posee dichos recursos, como país independiente, pero
los da a usufructo de grandes empresas a costa de pequeños pagos de
impuestos. La población por fin tiene algún derecho, educación,
salud, vivienda, carreteras, pero ¿hasta dónde se podrá sostener
la política de redistribución si los recursos naturales se están
concesionando de ésta forma?
Es
justo mencionar que en cada intervención, a cada momento, cuando
cualquier africano tomaba la palabra, hacía referencia a tres
elementos: en primer lugar, el dolor por la muerte de “papá
Madiva”, el luchador Mandela recién fallecido; la gigante
solidaridad de Cuba con las luchas de los pueblos africanos, la
importancia de su intervención para la independencia y el actual
apoyo con miles de médicos y profesores desplegados en diferentes
lugares del continente; y la indignación por el hecho de que
Marruecos mantenga la ocupación del territorio del pueblo sarahuí
(Sahara Occidental).
“Tenemos
fuertes problemas con el VIH y la malaria, pero estamos avanzando,
estamos construyendo...”. Se muestra en el festival, al menos por
las delegaciones presentes, y por sus intervenciones, una situación
continental de empuje de los movimientos sociales; se presenta a
diversos gobiernos (por supuesto, no todos) preocupados por sus
pueblos; hay países como Angola que incluso llaman a la construcción
del socialismo. Es algo que, en su conjunto, no se tenía antes, ahí
reside la sensación de avance en la correlación de fuerzas con
respecto a las épocas del apartheid.
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