Dossier 1. Para entender lo que está pasando en Palestina

  Contenido: PARTE I. Historia de una resistencia y lucha: 1. Conflicto Israel-Palestina: una breve historia en map...

10 años después ... ¡LA HUELGA VIVE!

Los Brigadistas
febrero 2010

Del 20 de abril de 1999 al 6 de febrero de 2000, el movimiento estudiantil desarrolló en la UNAM una imponente huelga que, contra viento y marea, defendió el derecho a la educación de los que menos tienen enarbolando la bandera de la gratuidad de la universidad pública.
La batalla no fue fácil, ni estuvo exenta de errores. Pero una característica que la marcó de principio a fin, fue la decisión de miles de estudiantes de bajos recursos de poner en juego todo, incluso la libertad o la vida, por defender un derecho para los que venían detrás. Esa histórica huelga plebeya fue encabezada por un sector de estudiantes a los que no pudieron detener las autoridades prometiéndoles que las medidas que se pretendían imponer, no les serían aplicadas a ellos. Esos estudiantes no pelearon por un beneficio para ellos mismos; no estaban dispuestos a permitir que sus hermanos, sus vecinos, sus hijos, en una palabra: los suyos, fueran expulsados de una vez y para siempre de la UNAM. Contra una concepción de universidad que ve a la educación superior como un privilegio sólo para los más capaces, se defendió con fuerza una idea muy distinta: una universidad para hacer más capaces a todos.

El inicio de la huelga

El 15 de marzo de 1999, Francisco Barnés de Castro, rector de la universidad, se fue a esconder con su Consejo Universitario al hospital de Cardiología para aprobar el aumento de cuotas en la UNAM. Desde febrero, la comunidad estudiantil había venido manifestando su repudio a esta medida, realizando asambleas, marchas, paros y convocando al rector a un debate público. Barnés y el resto de la derecha universitaria, ignoraron el llamado al diálogo porque pensaron que podrían doblegarlos. Tras la imposición del aumento de cuotas, los estudiantes organizaron consultas, discusiones salón por salón y asambleas para decidir la huelga, y se prepararon para dar la batalla. El 20 de abril a las cero horas, estalló la huelga en defensa de la gratuidad en la UNAM y se conformó el Consejo General de Huelga (CGH).

Las demandas del movimiento

Desde la rectoría, Barnés había avanzado en la imposición de varios aspectos del proyecto neoliberal en la UNAM. En 1997 impuso la restricción del pase automático de bachillerato a licenciatura y la aplicación de un límite de tiempo para terminar cada ciclo escolar, dando de baja a quienes no lo cumplieran. Esta medida expulsaría de la UNAM más del 60% de los estudiantes, sobre todos a aquellos cuya situación económica y social les dificulta estudiar. Además se impusieron cobros ilegales por servicios en las escuelas y la UNAM se había sumado a la estrategia de control de acceso a la educación media y superior a través de un organismo privado, el CENEVAL. En otro terreno, Barnés construyó y fortaleció un fuerte aparato de espionaje político y de represión en la UNAM, que incluía cámaras en diversos lugares de CU y en las patrullas universitarias con la finalidad de grabar la actividad política de los estudiantes. El aumento de cuotas de inscripción fue la gota que derramó el vaso.

Todo lo anterior dio lugar a las demandas de la huelga: 1. Derogación del Reglamento General de Pagos y establecimiento de la gratuidad de la educación, 2. Derogación de las reformas de 1997, 3. Desmantelamiento del aparato policíaco de espionaje y represión, 4. Desvinculación total de la UNAM con el CENEVAL. 5. Congreso democrático para la transformación de la universidad, 6. Reposición en el calendario escolar de los días que durara la huelga.

El CGH

En las asambleas se nombraron representantes de cada escuela y facultad para construir una instancia representativa de dirección de la huelga. El 20 de abril nace el CGH en un combativo acto masivo en el auditorio Che Guevara. El CGH sería, a partir de ese momento, la instancia reconocida por los huelguistas para la toma de decisiones, donde se daban las polémicas acerca de la táctica y el único interlocutor válido para resolver el conflicto en la UNAM.
Durante los primeros 4 meses de huelga, las autoridades de hecho, no reconocieron al CGH y negociaron con una de las posiciones presentes en esa instancia, conocida como los moderados, brazo estudiantil del PRD Universidad. Ellos fueron desde el principio de la huelga, los defensores de los planteamientos de rectoría al seno del CGH. Las reuniones en lo oscurito entre moderados y autoridades, contribuyeron al alargamiento de la huelga, pero dentro del CGH no convencían a nadie.

El desarrollo de la huelga

Uno de los pilares que sostuvieron la huelga estudiantil, fue el apoyo de los de abajo. Los estudiantes con sus brigadas, su propaganda, sus marchas zonales y sus grandes movilizaciones centrales, lograron crear una inmensa valla invisible para proteger su movimiento: la valla del respaldo popular. Durante 9 meses y medio, los estudiantes recorrieron diariamente con sus volantes y su palabra, colonias populares, zonas fabriles, vagones del metro, micros y camiones, mercados, etc. Las máquinas de impresión trabajaban noche y día, las comisiones de prensa y propaganda discutían y redactaban los volantes para responder al gobierno, haciendo frente a la sucia campaña de desprestigio de los medios.
El otro pilar de la huelga, fue la discusión política permanente en reuniones y asambleas en cada escuela o facultad y en el CGH. Los estudiantes seguían de cerca las maniobras del gobierno, polemizaban con él en su propaganda, lo desenmascaraban y lo denunciaban ante la población, desbarataban sus calumnias y evaluaban constantemente cuál era la mejor forma de cerrarle el paso a sus agresiones.

El rompimiento de la huelga

El gobierno no pudo doblegar la resistencia estudiantil pero tampoco estaba dispuesto a aceptar su derrota. Optó por romper la huelga y encarcelar a casi mil universitarios. Para preparar las condiciones que le permitieran esa represión, Zedillo puso a De la Fuente en la rectoría y se apoyó en un sector de investigadores y profesores de tiempo completo de las facultades, en el que confluían la derecha y el PRD Universidad.
El 1 de febrero de 2000, el gobierno montó una provocación en Prepa 3 y detuvo a 300 estudiantes. El brazo derecho de De la Fuente, José Narro, actual rector de la universidad, le puso un ultimátum al CGH: o entregaba de inmediato las instalaciones, sin ningún compromiso de la rectoría respecto a las demandas del movimiento, o se atenía a las consecuencias. El CGH dijo NO.
En los siguientes días, los estudiantes discutieron cómo enfrentar la inminente represión. Se prepararon para continuar la lucha aun fuera de las instalaciones universitarias y muchos de ellos decidieron defender su movimiento permaneciendo en las guardias.
El 6 de febrero a las 6 am, la Policía Federal Preventiva entró a la UNAM y detuvo a todos los representantes al CGH que se encontraban en reunión plenaria y a los estudiantes que estaban en las guardias. En los operativos del 1 y el 6 de febrero fueron detenidos 998 universitarios.

El desenlace

El movimiento estudiantil nunca se rindió. El 14 de febrero los estudiantes regresan a CU en una numerosa y combativa marcha, una vez que la PFP se había retirado. Tras un periodo de desconcierto, el CGH se levantó de nuevo. Las brigadas estudiantiles acosaban a De la Fuente, a Narro, y a cuanto director se les ponía enfrente. Los funcionarios optaron por huir cada vez que aparecían los cegeacheros. No pasaba un día sin un acto de repudio a una autoridad, una toma de dirección, un mitin o un cierre de rectoría.
Multitud de activistas optaron por no volver a clases mientras uno sólo de sus compañeros estuviera en la cárcel. En las escuelas se toman locales y máquinas de impresión para reorganizar la propaganda y los boletines de prensa. Hay un evidente clima de ingobernabilidad que dura hasta que todos los cegeacheros son liberados.
Es verdad que el gobierno rompió la huelga del CGH, pero el costo político de esa acción lo obligó a aceptar y respetar las demandas del movimiento porque el pueblo no le perdonó que reprimiera a sus mejores hijos. Las cuotas no aumentaron y en ese momento se echaron abajo los cobros ilegales, las reformas del 97 se suspendieron, la UNAM se desvinculó del CENEVAL, el CGH desmontó las cámaras espías y fueron destituidos los dos principales organizadores de porros y del espionaje político (Brígido Navarrete y Gerardo Dorantes).

¿Qué habría pasado en la UNAM si el CGH no detiene al gobierno?

Las cuotas aprobadas en Cardiología por Barnés eran de $680 para bachillerato y $1 020 para licenciatura. No representaban un aumento significativo en los ingresos de la universidad. Lo importante para ellos era romper la gratuidad, lo demás vendría después. Esas cuotas no permanecerían fijas, irían aumentando cada año, hasta que cada estudiante pagara el costo real de la educación universitaria. ¿Cuánto crees que tendría que pagar un estudiante hoy? ¿Tú estarías en la UNAM?
La huelga del CGH cambió la correlación de fuerzas dentro de la universidad. Gracias a ello, a 10 años se mantienen proyectos estudiantiles que buscan brindar mejores condiciones de ingreso y permanencia en la UNAM para hijos de los trabajadores. Entre ellos: el comedor de la Facultad de Ciencias manejado por estudiantes, que brinda comida nutritiva, higiénica, barata y sin lucro; el proyecto Eduktodos que distribuye libros baratos digitalizados; los cursos gratuitos que se dan en el CCH Oriente cada año preparar a jóvenes aspirantes al bachillerato y el grupo en resistencia de Economía formado por un puñado de estudiantes a los que no se les permitió ingresar a la licenciatura el año pasado, que recibieron todas las clases de primer semestre.
Hoy hasta Narro declara que las propuestas de aumentar cuotas son “ideas trasnochadas” y todos los aspirantes a la rectoría hablan de mantener la gratuidad. Hoy resulta difícil imaginar el ambiente represivo que se vivía en la UNAM en la época de Barnés.
Pero ni el gobierno, ni sus representantes en la UNAM han renunciado a la idea de cobrar. En cada escuela y facultad, de acuerdo a la correlación de fuerzas local, han ido reimponiendo los cobros ilegales, llegando a extremos como cobrar $5000 semestrales en algunos posgrados.

¡Ahora nos toca a los nuevos estudiantes retomar las banderas del CGH y continuar esa lucha!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nuestras publicaciones más populares